-Hola, soy yo otra vez- Un joven de recién dieciséis años, se encuentra sobre aquel pasto, habla tan tranquilo a la nada, solo apreciando su alrededor.
-Sabes… No sé por qué, pero… Quise venir a verte- Su sonría cálida se presenta junto a unos ojos que muestran tanta tristeza y añoranza.
-No sé bien cuantos años estoy cumpliendo ¿Sabes?- Alza sus hombros, mientras en cuclillas se encuentra, y abraza sus piernas –Digo, tenía quince cuando morí y, revivo… Doscientos y cuarenta algo de años después y… No sé si deba contar todos esos años, o solo retomar los que ya tenía- Lanza un suspiro, para pasar su mano sobre sus cabellos castaños claro.
-Es confuso ¿Sabes? Yo creí… Pensaba que después de aquel enfrentamiento, no volviera a ver a nadie más… Que moriría y ya… Y mírame ahora… Estoy vivo…- Baja su cabeza, posando su mentón en los brazos cruzados que rodean sus rodillas -Y no sé qué hacer… La verdad, no sé que estoy haciendo aquí-
Su vista se clava en el pasto verde, al pie de una piedra grisease con un nombre grabado en ella, que no es capaz de sostenerle la mirada.
-Yato… ¿Recuerdas que… Mis cumpleaños eran alegres por que siempre tenía a alguien conmigo?- Sonríe forzadamente, mostrando sus dientes, mas sus labios tiemblan levemente.
-Aunque no la recuerdo bien, sé que mi madre estuvo conmigo cuando era muy pequeño… Y mi padre igual… Luego… Mi tío… Sísifo…- Pronunciar ese nombre, lo hace sentirse muy triste, demasiado mal, que sus lágrimas, las cuales ya amenazaban con escaparse en cualquier momento, pero intenta detenerlas a cualquier costo, aunque… Su cuerpo se estremezca y el dolor se marque en su rostro.
-Él estuvo conmigo, al igual que tú… Cuando quede solo… Nunca lo demostré… Por que, no creí que debía hacerlo- Había pasado tanto… En tan pocos meses, regresó a la vida, pero, no sabe cómo volver junto a todo lo que añora.
A lo lejos, puede ver la alegría y felicidad de su tío, por esa nueva vida que tiene ahora…
Tuvo hijos con El Cid, Régulos había notado un poco de esa interacción en su primera vida, pero nunca le tomó mayor importancia, era feliz teniendo casi toda la atención del anterior sagitario solo para él, pero…
Se siente culpable por solo haberse preocupado por sí mismo en ese tiempo, o bueno es lo que él siente que hizo, al querer demostrar que se convirtió en el prodigio que todos esperaban que fuera, que sin quererlo lo tomo tan a pecho que puede haber ignorado algunas cosas…
No, nunca fue con malas intenciones, siempre quería conocer a las personas y escucharlas a su manera, pero… Aún era inmaduro, todos lo veían como un niño, y eso era muy bonito a su parecer. Mostraba una enorme sonrisa y se dejaba consentir un poco al ser el más joven de la orden dorada de aquella época.
En su pensar, él ya no debió volver a la vida, él no tenía a nadie que lo necesitará o deseara conocer…
Su tío, vivía mejor sin él… Su mejor amigo, alguien muy especial para él no está a su lado, no volvió a la vida…
¿Qué caso tenía seguir?
No quería ser un estorbo para nadie…
Suficiente había tenido su tío, con tener que cuidarlo y criarlo a pesar de que…
También era joven, y quería tal vez poner su concentración en otras cosas o personas y no en un niño.
¿Con que derecho iría de nuevo a fastidiarle la vida?
No puede volver a molestarlo, eso es lo que menos quiere hacer… Ya no puede ser dependiente de él, ni de nadie más, pero…
Aún así, aunque su deseo de crecer y madurar sea muy grande…
Sigue teniendo una corta edad y poca experiencia en la vida…
-Yato… No importa que tenga dieciséis años… Aún lloro cuando algo me duele tanto que no lo puedo soportar y no me gusta sentirme así. Pero, pero… ¿Qué puedo hacer?- Y es allí que se comienza a derrumbar en llanto.
Lleva pesto ropa civil de entrenamiento, pues Leo ya es de alguien más.
Se abraza a sí mismo como un niño chiquito, delante de aquella tumba, de la de su mejor amigo… Y aunque nunca se lo dijo, también fue su primer y único amor hasta la fecha y eso no lo piensa olvidar.
-Quisiera poder… Poder irme lejos, pero… No puedo… Por que aun creo que… Quiero estar cerca- Su voz se quiebra entre los sollozos que lo hacen desesperarse más –Una parte de mi desea volver… Decirle… Q… Que estoy aquí, pero no puedo hacerlo- Sus puños se crispan mientras se abraza a si mismo, oculta su rostro entre las rodilla, dejando escapar pequeños espasmo que se vuelven en un temblor.
-Ya no soy un niño… Eso lo sé… Muy bien- Asiente con la cabeza, aun ahogado en dolor -Debo ser fuerte e irme… Pero, Yato… ¿Qué pudo hacer?-
Sus cabellos castaños ocultan sus ojos, mas sus lágrimas se escapan sin poder evitarlo -Ya no me siento siquiera capaz de hablar con la naturaleza… Me siento alejado de mi padre… ¡¡¡¿POR QUÉ?!!! ¡¡¡¿POR QUÉ ESTO ME ESTÁ PASANDO?!!!-
La desesperación se hace presente, por las memorias de su vida pasada, lo abruman al igual que los sentimientos de ahora.
Cumplió su venganza, logró vivir como pudo, fue muy feliz, rodeado de personas que aprecio y amo tanto. Claro que cuando murieron los extraño mucho, más jamás me permitió derrumbarse.
Siempre se mostraba fuerte…
Creía que sí él estaba bien todo el tiempo, los demás estarían tranquilos…
Pero tenía miedo, temía que no fuera capaz de hacer su parte, es normal dudar, todos lo hemos hecho…
El pensar que su tío moriría y lo dejaría solo, lo llevo varias veces a sentir incertidumbre y temor… No quería que algo así pasara… No quería estar solo una vez más…
Pero, también entiendo otra parte de su corazón…
Que debía ser fuerte también, para poder dar defender a aquellos que amaba tanto y lo sigue haciendo.
-Yato… De verdad… Te necesito… Los necesito a todos, pero… No pudo ser egoísta, ya no puedo serlo ¿Cierto?- Tener dieciséis años ahora, ser un prodigio y haber muerto, no da por completo la madurez necesaria para ciertas circunstancias de la vida.
#515 en Fanfic
#2313 en Otros
#541 en Relatos cortos
yaoi bl, saint seiya the lost canvas yaoi, cumpleaños de regulus de leo
Editado: 05.08.2025