Reina De Alma Gitana

Una Promesa.

Hoy estoy mejor del  resfriado y por eso público hoy más temprano. 

 

Se sentía nervioso, la reina solicitó ir a verlo cuanto antes  se preguntó si aquello era por lo ocurrido con la princesa «si definitivamente era eso estoy perdido», pensó el joven militar tímido.

—Joven Tudor —llamaba una mozuela del palacio, saliendo del salón de reuniones—, la reina me pidió que te dijera que ya podía entrar joven. —Dijo la amable mujer para luego retirarse, perdiendome de vista por los pasillos.

Tragó la saliva acumulada la hora llego, abrió las puertas de madera y allí sentada la vió tan perfecta como siempre. La monarca al verlo le regaló una sonrisa, le hacía gestos para que se acercase a ella y así lo hizo, caminó hasta quedar frente a la reina, hizo una reverencia, tratando de actuar natural aunque  en realidad era que estaba nervioso.

—Axel has crecido mucho, apenas y te reconozco.

Aquella familiaridad le tomó por sorpresa, la reina siempre le pareció una mujer de buen corazón, pero hoy era diferente. le tomó por sorpresa, él no esperaba ser recibido de esa manera. 

—Te preguntas porqué te he llamado aquí, ¿o me equivoco? —pregunté sirviendo un poco de té para ambos.

El castaño de uniforme indigo y mirada, grisácea Asintió apresurado a mi pregunta aquella timidez me pareció tan idéntico a mi amiga Clara, era su mismo rostro  que siempre lució limpio y puro —quería verte y felicitarte hace poco cumpliste dieciséis años.

Escuchó bien la reina recordó su cumpleaños, no sabía si sentirse halagado, o asustado —gracias majestad...

—Axel ven aquí toma asiento —el pobre estaba tan nervioso, que se me hacía difícil estar sería, me causaba ternura y gracia a la vez.

—Yo —dijo el muchacho señalándose a si mismo.

—Si, tú no veo a nadie más aquí —no solamente era parecido a Clara en sus gestos, también en su carácter tímido pero a la vez afable—, si tu madre viviera estaría orgullosa de ti.

Lo dicho por la reina sorprendió al muchacho, sabía que la reina conoció a su difunta madre; pero lo que no sabía era la cercanía que tuvieron ambas, ahora que recordaba su madre se había ido cuando era aún muy pequeño, quizás por eso no tenía muchos recuerdos.

—Bueno a decir verdad no sabía que usted y mi madre fueron  tan cercanas —soltó Axel, rascando con nerviosismo su nuca.

—En serio bueno éramos conocidas, tu madre era más amiga de mi hermana que mía; pero un desafortunado acontecimiento, nos hizo más unidas.

—Pero usted es de la realeza y mi madre, era una gitana no entiendo esa cercanía...

—Te sorprendería mucho mi historia —dije con nostalgia rememorando mis días en Celestia — Axel alguien quiere verte.

—¿A mí? —inquirió confundido y sorprendido, en partes iguales pues no tenía familia más que...

—Traela Melibea —pedí emocionada, por presenciar aquel encuentro.

Las puertas se abrieron nuevamente mostrando a lady Melibea y junto a ella una mujer mayor de vestimenta humilde,  aún así hermosa y de aura enigmática.

—Me a costado tenerle quieta por tanto tiempo hermana —dijo la duquesa de Bleddyn tan emocionada como la reina.

La mujer corrió frente a la reina, hizo una reverencia apresurada, para luego lanzarse a los brazos del joven militar en un abrazo efusivo.

—Pequeño lobo la abuela Azalea te ha extrañado tanto —decía la mujer llorando sin soltar al muchacho.

—Abuela —no tenía palabras para describir lo que sentía, tenía más de un año sin verla. 
 

Luego de la emotiva reunión entre abuela y nieto Melibea y yo decidimos darle privacidad; además tengo asuntos de importancia los cuales tratar con mi hermana.

—Melibea viste sus ojos estaban tan emocionados, le escribiré a mi madre está noticia la alegrará tanto... —Callé al ver el semblante serio en mi hermana, era raro verla así. Eso solo significaba que el asunto era serio—, te escucho —tome asiento en el escritorio de Damián y mi hermana se sentó frente a mi.

—Buscan a Axel —soltó Melibea  —me preocupa ese muchacho.

—¿Quién? —estaba confundida ese chico, acababa de decir que solo tenía a Azalea en este mundo, ¿quién buscaría al hijo de Clara?

—Ezra Adalwolf —respondió la duquesa Melibea.

—¿Quién?, ¿y ese como se llame quién es? —la verdad no tenia idea de aquel nombre.

Melibea entorno sus ojos, enserio su hermana nunca cambiaría.

—El clan Adalwolf es tan importante en Alkarya y no lo sabes.

—Si, bueno  me dirás o no porque buscan al muchacho —ya estaba fastidiada por tanto preámbulo innecesario.

—Ezra busca al muchacho para obtener el liderazgo de su manada.

—Me estás diciendo que Axel es parte de esa familia, pero hay algo que no entiendo, cómo podría Axel interferir en ese clan —estaba tan confundida, Axel es un cachorro solamente y ni siquiera está en edad de transformación.

 

——♡——
 

Ustedes intervinieron cuando estuve a punto de acabar con aquella vulgar meretriz —espeto molesto el hombre de mirada gris intimidante.

—Dante sabía que atacar a los humanos está prohibido, para los lobos eso es ley —refutaba Tristán sin inmutarse.

—Esa era una zorra de una casa de meretrices, a la que el imbécil de mi hermano embarazó y por tal hecho esa mujer pertenecia a los Adalwolf...

—Estas podrido Ezra, tu concepto de pertenencía está errado.

Ezra comenzó a reír con ironía, por lo que el duque de Bleddyn dijo:

—Eres gracioso tú definitivamente tú, eres el menos indicado para darme lecciones a mi de pertenencia, tú el alfa que se unió a un hada manchando la sangre de tu progenie con magia.

—Bueno eso a ti no te importa, ahora dime ¿A qué viniste? Porque dudo que vengas aquí por cortesía cuando sabes que no eres grato en mi territorio —gruñó Tristán perdiendo un poco la buena disposición que le caracterizaba.

—Eres mal anfitrión —replicaba Ezra con burla.

—Tú no eres mi invitado —refutó el duque.



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En el texto hay: romance, magia, realeza

Editado: 22.04.2024

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