El camino a la tediosa expedición era aburrido, solo recibía ordenes de la capitana Rutden, la cual sentía que ponía mucho más peso en él, que en el resto de los soldados.
—Capitana, ¿qué tanto es lo que han robado? —inquirió el principe Gael acelerando el paso de Orión, para estar a la par de Ariadna y saber de una buena vez porque tan pocos hombres en una expedición de tanto peso.
La pelirroja miró al muchacho junto a ella y negó cansada —alteza siempre vaya detrás de mi, recuerde es por su seguridad —aseveró la mujer haciendo énfasis en el título mobiliario de Gael.
Gael rodó los ojos hastiado ante lo dicho por Ariadna, le pareció irrelevante aquella actitud con él. Aún así obedeció a su superior y retrocedió, alentando el trote de Orión.
—En dos meses han desaparecido casi una tonelada de aftrion, es una cantidad importante del valioso metal —dijo la capitana.
—Si han robado tanto y en tan poco tiempo ¿No cree usted que somos pocos soldados para una misión así? —con él incluído solo llegaban a seis hombres, siete con la capitana, pero esto le apareció tan absurdo—, estamos ante profesionales, no ante ladrones de poca monta —soltó Gael con obviedad.
—Una palabra más Gael Mountbatten y te irás atrás —advirtió la capitana Rutden fulminando al principe con la mirada.
—Parece que reprendieron al bebé real, mira su carita de puchero, quiere llorar —hablaba uno de los soldados con sarcasmo—, no te preocupes principito, los muchachos y yo cuidaremos de tí.
—Calum dejalo tranquilo, el chico solo analiza la situación. Pero tú tranquilo principe nuestra capitana es una veterana y sabe lo que hace —dijo otro soldado de piel tostada ojos cafés y cabello de igual color—, mi nombre es Pio —dijo el militar ofreciendo su mano derecha.
—Pio —respondió el principe estrechando la mano, a su compañero.
—Si, ese es mi nombre Pio, Pio Mondragón...
—¿De los Mondragón de Loreto? —inquirió el principe asombrado.
—Si bueno de una rama secundaria, así que no te impresiones mucho —comentó el soldado irrisorio.
—Aún así es impresionante, poder conocer a un miembro del clan de magos más poderoso del reino.
—Bueno chico agradezco el halago, pero aquí entre nos —el moreno se acercó al rubio, para decirle algo al oído—, soy un inútil con la magia, no hago grandes hechizos pues nací sin atributo mágico, solo tengo algo llamado magia transparente, es decir no elemental.
—Nunca he escuchado tal cosa —comentó el principe pensativo, tratando de recordar, si alguna vez leyó sobre eso.
—Nadie alteza, nací defectuoso y por mi causa, a mis padres los bajaron a una rama secundaria del clan, por eso apenas tuve edad huí de Loreto y heme aquí charlando con su alteza —bromeó el soldado, guiñando un ojo.
..........
—Las arcas están listas señora, ya podemos irnos.
—Perfecto este lugar ya me comenzaba a asfixiar.
—¿Cuánto extrajeron estos días? —inquirió la mujer dirigiéndose a la salida de la mina.
—Poco más de de docientos kilos—respondió un muchacho de cabello negro atado en una coleta alta, portaba un uniforme militar color vinotinto.
—¡Es muy poco! —exclamó la mujer alterada — Damián no debe tardar en enviar a sus perros de la guardia índigo, debemos aprovechar en sacar lo que podamos.
—Usted lo ha dicho señora Rowena, el rey probablemente ya envió a sus hombres, pues usted no fue sigilosa al explotar este lugar, yo no pienso arriesgar más por poco —dictaminó tajante el soldado.
—¡Eres un cobarde Cedric! —soltó molesta la mujer—, debía sacar el máximo a esta mugrosa mina, antes de huir de aquí, se le llama astucia gusano cobarde.
—Señora a lo que usted llama astucia, yo le llamó insensatez, o usted viene conmigo o mis soldados y yo nos marcharemos sin usted ¿Qué decide? —empero el soldado, cruzando de brazos...
—Lamento mucho interrumpir, pero me temo que ya no tendrán escapatoria —dijo Ariadna en la entrada de la mina.
Rowena y Cedric, abrieron sus ojos al máximo, al verse descubiertos.
—Lo siento Cedric, el combate no es lo mío —Rowena lanzo una esfera al suelo, la cual explotó haciendo una nube de humo.
—Maldita perra traidora —musitó el militar de coleta, cubriendose, de aquella nube de humo.
—No te escondas de mi, sabemos que Euldor está metido hasta el cuello en esto, ¿acaso Máximo no ha tenido ya suficiente? Y ahora busca que Alkarya vuelva actuar.
Cedric tomó ventaja de aquella humareda, para atacar a traición a Ariadna. Logró tomarle del cuello inmovilizandola —si te mueves tendré que enterrar esta daga, en tan delicado cuerpo —musitó el soldado lamiendo el cuello de la pelirroja—, es una lastima desperdiciar tanta gracia y belleza, bajo ese grotesco uniforme que no te hace justicia.
Un rayo de luz impactó contra Cedric, haciéndolo caer al suelo.
—Capitana ¿Se encuentra bien? —preguntaba Gael, acercándose a la pelirroja.
Ariadna reaccionó tomando la daga para luego atar al soldado, aún aturdido por el daño recibido.
—Gael te pedí que te quedaras con Calum, para cuidar las arcas de cualquier ataque sorpresivo. Todo estaba bajo control —reprochó Ariadna a su subordinado.
—Señora pensé que necesitaba ayuda, no me equivoqué además ¿Si ese sujeto usa magia que sentido tiene atarlo? —arguyó Gael contrariado.
«Igual de engreído que su padre», pensó Ariadna irritada, ante la prepotencia del muchacho.
—Gael está es una maudite corde, no es una simple soga, antes se usaba para cazar unicornios, pero ahora la usamos como herramienta en el ejército —terminó de atar al sujeto, para luego cargarlo por encima del hombro.
—Puedo ayudarle, es mucho peso para usted —dijo el principe tratando de tomar al prisionero.
—Escucha Mountbatten aquí no eres el principe, aquí eres uno de mis cadetes y no necesito tu ayuda ¿Crees que mi puesto de capitana me lo gane bordando, o haciendo dulces? Y si quieres ayudarme al llegar a Aldremir, quiero un reporte detallado, el cual entregaras a tu padre ¿Me hice entender? —preguntó Ariadna.
Editado: 16.11.2024