Leía el informe de la misión en las minas del sur del reino, frente a él estaba su hijo estoico e impacible, esperando la orden de su padre —desobediencia e insubordinación a tu superior, perdida de una de las arcas de aftrion y dejaste escapar a uno de los terroristas —leia el rey con voz cansada el informe de Ariadna.
—Yo no quería ir a ese lugar —fué la escueta respuesta d l principe a su progenitor, esperaba que con eso él lo entendiera.
—Gael que puedo hacer contigo dime ¿Se te ocurre algo hijo, soy todo oidos? —inquirió el monarca sin quitar su expresión de fastidio.
—No se padre quizás volver a enviarme a Azrrahen y allí seguir con mis estudios, es una buena manera de castigarme —dijo con ironía el principe—, la soledad y el estudio me hará meditar y reflexionar ¿No crees?
—Gael deja la ironía si hoy no estoy de humor, así que no te pases de listo niño.
—Padre no son ironías no me gusta estar en el ejército, ser un soldado no es lo mío, nunca lo ha sido...
—Escucha si, solo tres años y luego de esos tres años serás libre de escoger que hacer, como principe es tu deber estar listo para luchar por tu reino cuando sea necesario.
—¿Por qué haces esto conmigo? —empero molesto el rubio—, siempre me presionas para hacer lo que no quiero.
—¡Porqué solo deseo lo mejor para ti y tu hermana, además esto ya lo habíamos acordado Gael aún puedes continuar tus estudios pero aquí!
Tomó asiento frente a su padre, posó sus codos al escritorio entrelazando sus dedos —dime algo padre ¿Acaso ocurre algo y no me lo quiere decir? Porque de otra forma no entiendo tanto afán, después de todo Merliah es quien reinará Alkarya no yo.
Suspiró derrotado ante la perspicacia de su hijo —es probable que tú seas rey —confesó Damián derrotado ante la insistencia del menor de sus hijos.
—No entiendo, Lia heredó por derecho real es la primogénita...
—Pero es mujer y por una ley obsoleta su derecho puede ser sesgado, aún no logro eliminar esa ley.
—No crees que te precipitas, padre usted y mi madre son jóvenes, aún falta mucho para eso.
—Si es probable, pero prefiero cubrir cualquier punto débil —ver a su hijo era como ver un reflejo de él mismo y su padre años atrás. Si le estuviese presente en este momento, se estaría riendo de lo lindo, ahora entendía como se sintió su padre con tanta rebeldía de su parte.
—Padre ¿Sigues ahí? —pregunto Gael agitando su mano frente al rostro, de su padre.
—Si ¿Qué decías? —arguyó el rey saliendo de sus pensamientos.
—Que ya puedo irme ¿O tienes más que decir?
Negó —no Gael ya puedes retirarte es todo por ahora.
El principe se levantó para luego hacer una reverencia a su padre y retirarse.
..........
Caminaba cargando un precioso ramo de rosas que había cortado minutos atrás en el jardín.
—¿Para quien es tan lindo ramo mi señora? —cuestionó una hermosa castaña de largo cabello lacio y decorado por una diadema con motivos florales, que hacía juego con su vestido color crema con pequeñas flores en la falda.
—Anel deja los formalismos eres mi amiga y consejera, nada de señora y respondiendo a tu pregunta son para llevárselas a la tumba del rey Darius.
—Ya hace mucho verdad —recordó Anel entristecida.
Tome asiento con mi amiga, para Anel la muerte era un tema muy sensible —si quieres contarme algo estás en libertad de hacerlo —con los años aprendí a interpretar los silencios de mi amiga.
—El general Dominic me invitó a mi y a Genevieve a pasar un tiempo con él, se siente solo pues no comparte con su única nieta y te seré honesta se preocupa por Ariadna.
—¿Qué ocurre con Ariadna? —pregunté confundida, pues yo no veía nada extraño en ella.
—Es eso precisamente lo que le preocupa a Dominic, Ariadna solo vive para su trabajo, no busca más que eso y al general Rutden le preocupa que su hija se quede sola —comentó Anel con melancolía.
—Anel quizás Ariadna aún no consigue a ese ser especial, por otro lado te extrañaré amiga si decides tomarte un tiempo, eres libre de hacerlo.
—Lo pensaré porque dudo que Genevieve, se quiera despegar de Merliah —comentó Anel risueña, pues su hija y la princesa eran muy unidas desde pequeñas.
Al llegar al pabellón real no estaba sola, frente a las tumbas del rey Darius y la reina Marion, estaba Damián arrodillado.
Coloqué las rosas en el pequeño pedestal de mármol, encendí el incienso y me arrodillé junto a Damián, para presentar mis respetos a los difuntos.
Ambos guardamos silencio, luego de orar, salimos del pabellón real.
La caminata era lenta y tranquila, solo él y yo tomados de la mano sin decir nada, pues no había necesidad de palabras entre nosotros.
Tomamos asiento en un columpio de madera, donde ambos nos comenzamos a mecer de espacio.
—¿Por qué rosas? —preguntó Damián posando su mirada turquesa en Melodía.
—¿Ah?
—Me refiero a ¿Por qué le llevaste rosas a mi padre?
—Oh eso, porque una vez el rey me dió una lección con una rosa, además de confesarme que disfrutaba de su fragancia porque le recordaba a su amada Marion.
—Si mi madre amaba las rosas y tulipanes —mencionaba Damián, con tono melancólico.
—Lo sé una vez hace mucho tiempo, un pajarillo me contó que érase una vez, un principe bribón tenía a los pobres jardineros del palacio asediados pues cada que podía, el principito arrancaba los tulipanes del jardín dañando el esfuerzo de los jardineros y haciéndoles trabajar más.
—¿Quién te contó semejante calumnia? —empero Damián alzando una de sus cejas.
—Ya te dije un pajarillo —reí viendo la graciosa expresión de mi zorro mañoso.
—Matare al maldito pájaro —dijo mostrando un poco sus garras.
—Nunca cambias, siempre igual de violento —rodé los ojos pasan los años y aún hay cosas que no cambian.
—Pero así me amas —dijo engreído.
Tomando con delicadeza mi mentón y rozando sus labios con los míos —Damián po-drían vernos —aún aceleraba mi corazón cómo hace dieciséis años atrás.
Editado: 16.11.2024