Reina De Alma Gitana

El Baile Del Desastre.

Se sentía agotado, varias noches sin dormir ya comenzaban a afectarle más que física, mentalmente.  Fue al lejano pueblo de Larose que quedaba a una semana en carruaje, el motivo de su visita era que creía que allí, podría haber información del paradero de Areusa.

Larose era un pueblo pequeño pero acogedor, al norte del ducado de Nebra tenía pocos habitantes, en su mayoría personas de otras naciones que tomaron a Larose cómo refugio de los conflictos bélicos de sus reinos  opto por ir a caballo encubierto,  la idea era no llamar la atención, por si acaso llegaba a ser cierto el rumor y Areusa estaba ahí. Grande fue su decepción, al ver que solo era un rumor, aunque la ida a Nebra no fué un desperdicio, descubrió la mala administración que tenía el duque Alphonse Le Blanc. 

En cuanto llegase a Aldremir tomaría cartas en el asunto, ya se lo habían Advertido hace tiempo atrás. Pero hizo oídos sordos y no actuó a tiempo, vió con sus propios ojos lo descuidado que estaba Nebra.

—Artemis cuando lleguemos a casa prometo compensar todos estos días de camino y podrás descansar todo lo que te plasca amigo  —dijo acariciando al caballo de pelaje ceniciento—. Me pregunto ¿Cómo estará Melodía? Muy rara vez la dejo sola. Aunque Bastián está con ella y Gael también —aun así no le agradaba la idea de dejarle sola y menos tanto tiempo.

Su madre murió cuando su padre, la dejó sola.

——♡——
 


El palacio se encontraba acorralado, aquello era una cruel masacre. La reina Marion corrió con Odette en su brazo mientras con la otra mano, sujetaba fuerte a su hijo mayor  el principe Damián.

Llegó a la biblioteca corrió a uno de los pasillos y presionó un libro, poco después una pared repleta de libros  se movió, dejando ver un estrecho camino de escaleras. La reina entregó a la pequeña recién nacida a los brazos de su hermano mayor  —Damián escucha, nececito  que seas un buen niño y cuides a tu hermanita  —musitó la reina cansada por lo que había corrido—, ve a nuestro escondite secreto con Odette y no salgas de ahí pase, lo que pase, no salgas pequeño.

—Pero madre...

—¡Obedece! —gritó la reina desesperada.

Entró y puso a la bebé en una canasta, que él y su madre usaban para recolectar Grumelias.

—Odette no hagas ruido, iré a ayudar a mamá.

Desesperado, salió de aquel pasadizo que llevaba al jardín secreto de su madre. Salió de la biblioteca y llegó al salón del trono, allí vió a su madre sujetada por tres hombres de grotesca apariencia.

—Veamos si de verdad la  realeza ¿Tiene sangre azul?  —comentó uno de los hombres, clavando una daga en el costado de la reina, haciéndole soltar un alarido de dolor.

—Deja de hacer tonterías imbécil  —reprendió  uno de los tres hombres.

—No hagas ruido —musitó una niña pelirroja, a la oreja de Damián la pequeña le tapó la boca al principe para evitar ser descubiertos.

El  pelirrojo logró morder la mano de la niña y está lo soltó, por el dolor ocacionado en la mano.

—¡Suelten a mi madre! —Ordenó Damián molesto, saliendo de su escondite.

—Miren un zorrito —dijo el sujeto señalando al niño con la daga con la que había herido a la reina.

—¡No por favor déjenlo! —pidió Marion desesperada, preocupada por su hijo.

—Abre las arcas y el niño no morirá  —dijo el sujeto de la daga tomando a Damián de una manera brusca, pasando ahora una daga negra por el cuello del pequeño príncipe.

—¡No! —gritó la reina aterrada, al ver aquella daga rozar el cuello de su hijo—, piedad por favor es solo un niño —rogó la reina por la vida de su hijo.

—Solo pedimos algo majestad, ¿qué vale más que la vida de su bastardo? —cuestionó uno de los gitanos con ironía.

—Yo no tengo acceso a las bóvedas del palacio, llevense cualquier cosa del reino, sus joyas sus tesoros, lo que sea pero por favor no lastimen a mi hijo  —suplico la monarca, con su voz entrecortada con el temor reflejado en sus ojos.

—¡Malditos gitanos dejen a mi madre! —exigió el pequeño príncipe Damián sacó sus garras y dió un zarpazo, al gitano, que lo tenía sujeto.

—¡Maldito niño! —el hombre iracundo, se fue al niño con daga en mano, pero la reina Marion se abalanzó hacía el pequeño cubriéndolo de aquel hombre que apuñaló a la reina por la espalda, hiriendo de gravedad a la mujer ocasionando su muerte, casi instantánea.

Miraba con sus ojos llenos de lágrimas a Damián, Damián lloraba pero sus gritos eran lejanos. —Cuida a tu hermana, los amo Damián di a Odette que siempre le amaré  hijo mío, dile que tú y ella eran todo mi mundo —susurró  la reina al oído de su hijo, para luego besar su frente, cómo último acto de cariño usando su último aliento de vida.

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Recordar el cuerpo de su madre caer encima de él, aún le removía recuerdos «si no te hubiese desobedecido no habrías muerto», pensó cabizbajo por esa razón odiaba hablar de la muerte de la reina, aquel gitano no habria herido a su madre si él hubiera callado y obedecido a su madre, cuando ella le pidió esconderse.

..........

Al llegar al palacio, fue informado, de la llegada de lady Amelia y su hijo.

Gregory el asistente del rey informaba lo ocurrido mientras su majestad, estuvo fuera de palacio. —El líder del consejo desea una audiencia  en cuanto usted regrese, dice que el asunto es importante —acotaba el hombre leyendo  su agenda.

—¿Algo que de verdad si sea importante? —inquirió Damián sin ocultar  el desagrado que le generaba aquel anciano. Su mano sostenía su cabeza apoyada en su mejilla, sus párpados se sentían pesados.

—¿Está bien? —preguntó Gregory deteniendo su lectura en cuanto se percató del estado decaído del rey.

—Si, solo necesito dormir, no he cerrado los ojos en noches. 

—Majestad la princesa Amelia, me pidió hablar con usted lo antes posible...

—Greg apiadate de mi  quiero dormir, si no duermo me pongo de mal humor y si me pongo de mal humor...



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En el texto hay: romance, magia, realeza

Editado: 16.11.2024

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