—Pense que ya habías hablado con el rey —se defendió el principe Fabián, despreocupado por la reacción de la princesa al contarle los planes de la alianza de matrimonio.
—Te pedí guardar silencio, por tu impertinencia es probable que ya no habrá ningún acuerdo con Alkarya y todo por tu egoísmo e inmadurez —prorrumpió la princesa exasperada, por el comportamiento de su hijo.
—Fue lo mejor es solo una chiquilla inmadura, la cual han mimado en exceso —dijo Fabián levantándose de su asiento —, ya no estoy para eso madre —reprochó el principe saliendo de la alcoba de su madre.
Suspiro exasperada su plan en este momento, pendía de una delgada cuerda y no le quedaba mucho tiempo en el reino.
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—¡Ya estarás contento! —estaba molesta, arrojé el colgante de Merliah a Damián—, te dije mil veces no ocultes nada, cuando pretendías decirme tu plan, cuando Merliah estuviese caminando rumbo al altar.
—Escucha Mel sé que todo se ve mal, pero puedo explicarlo.
—No me interesa oír explicaciones, quiero a mi hija sana y salva.
—No está lejos lo más seguro es que este escondida en algún lugar. Ya la están buscando yo mismo me unire a la búsqueda.
—Eso espero.
Tomó la mano enguantada de su esposa, para depositar en ella el amuleto de su hija. —Merliah volverá lo prometo, también prometo aclarar el mal entendido con los príncipes de Euldor...
—Damián...
—No Melodía déjame terminar, te juro que esto por más que me deje mal a los ojos de mi hija tiene un motivo, no he roto mi promesa.
—Solo encuéntrala si, ya luego trataremos ese asunto —lo mas importante era conseguir a mi pelirroja.
Damián soltó mis manos, intentó besar mis labios, pero no sé lo permití. Aún así terminó besando mi frente para luego salir de la estancia.
Al salir el rey minutos después entró, lady Amelia. —Majestad.
Alcé la mirada, frente a mi estaba la princesa Amelia, su expresión era indescriptible.
—Este no es un buen momento, espero entienda...
—Lo sé majestad y crea que se me cae la cara de vergüenza, todo esto ocurrió por las impertinencias de mi hijo Fabián.
—Escuche lady Amelia no quiero ser grosera con usted, pues me parece una mujer integra, pero no deseo escuchar explicaciones, no en este momento.
—Entiendo su preocupación yo también soy madre, además tampoco entiendo porque Fabián hizo lo que hizo, créame.
—Lía aún es muy joven para comprender muchas cosas, desde que supo que para ser reina debe casarse no lo ha tomado de la mejor manera, además lidia con muchas cosas...
—Se lo que se siente un matrimonio arreglado yo fui parte de uno, pero de a poco la situación fue más llevadera, hasta que mi Fabián partió de este mundo.
—No sabía que era viuda.
—Si, hace mucho, Fabián era parte del ejército de Euldor y un día no regreso —los ojos de la princesa se tornaron cristalinos, recordando a su fallecido esposo—, se que usted es hija de los duques de Howl en algún punto de su vida le plantearon un matrimonio por acuerdo.
—No lady Amelia yo no crecí en ese mundo aristócrata del cual usted viene, cuando me casé era solo una plebeya y mis padres nunca hablaron de esos temas.
—No sé mucho de su historia reina Melodía, para muchos es un misterio su historia familiar, todo un enigma.
—Si eso dicen y la verdad no hay mucho que contar, mi familia y yo preferimos dejar eso en el pasado.
—Disculpe tiene usted razón no quise ser descortés, ni imprudente. —Dijo la pelirroja poniéndose de pie para irse.
—No hay problema lady Amelia no me molesta, si me disculpa debo buscar noticias de mi hija.
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Caminaba con Merliah dormida sobre su lomo, lo mejor era regresar al palacio él sabía que Lía solo tenía miedo, sabía que era lo mejor dejarla en su hogar. —Solo podré estar así a tu lado, pero con eso me bastará.
Se detuvo al ver al principe Gael descender desde el cielo, sus alas eran hermosas grandes y brillantes.
Caminó hasta quedar frente al lobo, de pelaje marrón y ojos grises —¿Está bien? —se limitó a preguntar el rubio recibiendo un asentimiento cómo respuesta.
—Solo está dormida —dijo el lobo bajando la cabeza en señal de respeto ante el principe.
—Axel.
—¿Si alteza?
—Gracias —se limitó a decir el principe al lobo—, por cierto nadie más los vio ¿O no?
—No nadie de eso me aseguré quería escapar, por eso le distraje hasta que se quedó dormida.
—Tudor trata de controlar tu rastro, otros lo tomarán como si le desafiaras —Gael tomó a su hermana en brazos y volvió alzar el vuelo.
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Dormía profundamente en su cama, los rayos de sol que se colaban en los ventanales de su habitación haciéndole abrir sus ojos. Arrugó su entrecejo no quería despertar, al sentirse cubierta por sus sábanas y reconocer sus cosas se levantó de la cama, revolviendo sus cabellos en desesperación.
—¡No! —se levantó de su cama molesta—. ¿Qué hago yo aquí? Se supone que yo escape y...
Se detuvo a recordar lo sucedido anoche se sentó de nuevo en su cama cabizbaja recordó que estuvo con Axel ¿Acaso él la trajo de vuelta? «Lobo traidor», pensó molesta.
Le causaba mucho dolor saber que sus padres la querían comprometer, más con un desconocido tan engreído, patán y prepotente.
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—Como se lo dije a la reina, se lo repito a usted majestad, me disculpo por la actitud de mi hijo.
—Escuhe Amelia confíé en usted y su palabra.
—Si lo sé y se me cae la cara se vergüenza imagino que ya no quiere ningún tipo de trato...
—Se equivoca alteza, si usted sigue mis órdenes el trato aún continua, necesito tiempo y el compromiso de mi hija con su hijo dará el tiempo necesario para poder tomar acción ¿Está de acuerdo? —inquirió el rey ofreciendo su mano a la princesa de Euldor.
Amelia Asintió. —Si acepto está pantomima servirá, para recuperar el territorio que usted arrebato a mi reino —dijo la pelirroja con un deje de molestia.
Editado: 16.11.2024