Reina De Alma Gitana

Más Qué Amistad.

—Entonces...

—Aún es pronto Ro creo que podríamos sacar información, además son solo suposiciones tuyas.

La pelinegra nombrada negó con un movimiento de cabeza, Rosella no creía que tantas casualidades fueran una simple coincidencia. Se dió la vuelta, mirando a su prima seria, aquel asunto no era para tomarlo a la ligera. —Aurora Eriol debe hablar, deja de ser tan blanda —criticó la pelinegra a la reina.

—No es que sea blanda con él, es solo que... —Guardó silencio meditando en lo que iba a decir, pues el asunto no era, para nada sencillo.

—¿Es qué entonces? —cuestionó Rosella.

Aurora dió la espalda a su prima, no quería mirarle a los ojos sentía que Rosella escudriñaba hasta en su alma, buscando algún vestigio de compasión, o miedo.

—¿Le temes? —inquirió Rosella escéptica acercándose a la reina.

—¡No! —respondió la monarca dándole la espalda a su prima la duquesa—, es que no veo mentiras en su mirada —musitó la rubia, pues no mintió Eriol era pasado en su vida.

—Solo te pido no mezclar las cosas —dijo Rosella con intención de irse.

—Lo mismo te pido Ro no mezclar las cosas, que no te bases en el  pasado para juzgar a Eriol en el presente.

Aurora quedó sola en la habitación, meditando sobre lo ocurrido en estas últimas semanas.

——♡——
 


Fue al templo se le había notificado, que habían llegado varios heridos, provenientes de distintas regiones de Azrrahen.

—Grettel ¿Qué le ha ocurrido a este pobre hombre? —preguntó la reina preocupada, pues sabía a la perfección quien era aquel hombre—. ¿Lleva mucho así?

—Majestad tiene al menos unas dos semanas aquí, no ha despertado  su cuerpo estaba muy lastimado y apenas ha sobrevivido, su cuerpo a estado bajo grandes cantidades de miasma.

—¡Grettel ve y pide a alguien que traiga a la duquesa de Howl! —ordenó la reina a la sacerdotisa del templo.

Una vez sola Aurora comenzó a limpiar el rostro de Eriol que se encontraba perlado por las gotas de sudor.

—Al menos esa fiebre ya comenzó a ceder, seguramente Ro podrá eliminar las toxinas del miasma restante. 

Eriol abrió sus ojos, la luz del día le cegaba un poco, pero a pesar de no ver quién le limpiaba el rostro, reconoció aquel perfume. —Detente —musitó el albino.

Aurora dejó a un lado la compresa, tomó un pequeño cuenco y lo ofreció al albino para que tomase un poco de agua. Él confundido por aquel gesto terminó aceptando el agua —¿Por qué me ayudas? —empero Eriol luego de tomar el vital líquido.

—Soy yo quien te hará las preguntas Mountbatten, tú no estás en posición de exigir —retó la monarca.

Guardó silencio pues no tenía derecho, ni mucho menos ganas de enfrentar a la mujer frente a él.

—Responde ¿Cómo terminaste así? Y aún más importante ¿Por qué viniste a parar aquí?

—No cambias sigues igual de furiosa —miró a la rubia frente a él que le fulminó con la mirada—, estoy así por deudas no pagadas a tiempo, cómo vine a dar aquí no lo sé —dijo encogiendose de hombros—, solo estaba en Azrrahen por negocios y mis cobradores me  encontraron.

—No te creo, más bien creo que huyes de Alkarya es bien sabido que eres un bandido de cuello blanco buscado  —descubrió  Aurora al herido mentiroso.

—¿Y tú por qué me ayudas?

—Por ingenua —respondió una tercera voz, entrando a la habitación—, Aurora otra vez perdonando a este bastardo, que no te es suficiente el daño hecho a nuestros hijos —espetó molesta la duquesa de Howl entrando en aquella habitación.

—Ro si Bastián y Melodía estuviesen aquí habrían hecho lo mismo  —dijo la rubia enfrentando a su prima.

—¡Bazofias cómo esa no merecen ser perdonados! —bramó Rosella señalando a Eriol furiosa.

—Ella tiene razón Aurora —dió la razón Eriol a la mujer que alguna vez fue su esposa—, Rosella tiene razón debiste dejarme morir.

—Yo no lo salvé —se defendió la reina Aurora—, pero de haber estado en mis manos si te habría salvado, si Eriol vivía o no, no  iba a ser yo quien lo matara —dijo ella perdiendo la calma.

——♡——
 


Aunque Rosella se negó a ayudarme a curar a Eriol terminó aceptando a regaña dientes.

..........

Aquel beso aún le tenía la cabeza, hecha un rompecabezas daba vueltas, y más vueltas en aquel asunto aún asi no encontraba la salida de aquel laberinto «¿Por qué hizo eso?» Pensó revolviendo su cabello rubio dejandolo hecho un nido.

Caminó de un lado, a otro con desesperación pensó en hablar con su madre, pero de inmediato declinó de aquella idea.

Luego pensó en hablar con su padre, pero aquello iba a ser peor que haber hablado con su madre, mil veces peor.

—Gael  ¿Ocurre algo? —cuestionó Bastián, al ver a su sobrino caminar sin rumbo por los  pasillos del palacio.

—No, no, no nada ¿Por qué lo preguntas? Si me pasará algo te lo dijera, pero como no me ocurre nada. —Soltó el muchacho aquel trabalenguas que Bastián no entendió en absoluto.

El castaño rascó su nuca confundido, por aquel trabalenguas> —Sabes que puedes hablar conmigo ¿Verdad? —dijo él tomando al muchacho del hombro.

El principe Asintió como respuesta. —Gracias pero de verdad no pasa nada.

—Esta bien si tú lo dices, te gustaría acompañarme un momento a mi habitación, debo enviar una misiva a mi madre.

—Si claro —el principe siguió al castaño a la habitación de Bastián, al llegar el heredero de Azrrahen fue al escritorio tomó papel y  pluma y  comenzó a escribir.

Gael tomó asiento en el alféizar, esperando a que su tío terminara de escribir, el lugar era amplio, cortinas y ropa de cama en tonos verde bosque muebles de pino pulido y amplios ventanales, que iluminaban el lugar.

—Muy bien niño ahora sí soy todo oídos para ti, esos cabellos desordenados no se deben a nada —dijo Bastián tomando asiento en la cama, frente a su sobrino despeinado. El tío Bastián sacó a Gael de su maraña de pensamientos, volviendolo a la realidad de un solo golpe.



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En el texto hay: romance, magia, realeza

Editado: 22.04.2024

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