Amargo Pasado.

Su endurecida expresión denotaba la molestia que sentía. Amelia no hacía, ni decía nada, pero no por eso la princesa bajaba la mirada ante su hermano.

—Tu deliberada decisión pudo hundirme, no se si eres muy ingenua o muy estúpida hermana, pero de algo si estoy seguro si crees que por agachar la cabeza a los alkaryos hará que devuelvan lo que nos robaron estás muy equivocada —escupió el monarca de Euldor, furibundo por lo que hizo su hermana.

—Pues te equivocas Maximo yo creo en la palabra del rey, además el compromiso de Fabián ya es un hecho —dictaminó Amelia en el mismo tono altivo del rey.  

—Nunca debiste escuchar a Akram y su falacia pacifista, Belddur solo es un reino repleto de cobardes...

—Akram piensa en su reino, no en sus ambiciones personales, a diferencia de tí —acusó Amelia a su hermano.

—Yo pienso en mi gente, pero a mí manera y si otros deben caer para que Euldor siga prosperando no tendré miramientos con nadie —espetó Maximo exasperado con las palabras de su hermana.

—Cattleya no habria querido esto para ti querido hermano —dijo Amelia acercándose al rey.

—Cattleya murió llevándose más que nuestra promesa, yo creí en ella, aunque  todo solo era una mentira —respondió él alejándose de Amelia.

—Max me consta que te amó ella me lo dijo, se entregó a ti antes de...

—¡Mentiras! —bramó molesto, el monarca de mirada oscurecida—, te mintió como lo hizo conmigo, solo fue usada como pieza para tomar el reino —espetó el rey irrisorio.

—Pero te amó renunció incluso a ti por amor, desafío a los Tudor y torció sus planes y todo por amor a ti hermano.

—Ya saca el nombre de esa mujer de tus labios Amelia, déjala de enaltecer, solo fue una traidora.

La pelirroja salió dejando a su hermano solo, con sus recuerdos cada vez que aquella mujer era nombrada, él era más malhumorado de lo habitual.

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—Escuche a mi tío Max y a ti discutir madre, por eso no está cenando con nosotros —mas que pregunta era afirmación de Fabián.

—Si, toqué un tema sensible para tu tío, Fabián es mejor no hablar de ese asunto —dijo la princesa tomando de su copa.

—Escuche que nombraron a los Tudor, todo Euldor considera a esa familia como traidora a la corona.

—El conde Wade Tudor en conspiración con su familia, quisieron tomar la corona en un plan canalla, usaron a Cattleya la hija del conde para casarse con mi hermano, el plan de Wade Tudor era casar a su hija con el rey y una vez que su hija sea la reina matar a mi hermano —contaba Amelia con melancolía.

—Entiendo la reacción del reino y la de mi tío, cualquiera en esa situación lo habría tomado de esa forma —dijo el joven principe, sorprendido por el relato de su madre.

—Pero los Tudor no esperaron que su plan fallaría, pues Cattleya en verdad se enamoró de mi hermano y el día del matrimonio, huyó dejando una carta contando todo lo que su familia pretendía hacer.

—¿Y luego qué? —empero el principe intrigado, con aquel asunto.

—Pues Wade y sus hermanos fueron a prisión, murieron hace poco aún Wade está con vida, pero la familia fue despojada de todo hijo mío, títulos y riquezas.

—¿Y Cattleya?

Amelia no supo cómo responder esa pregunta, pues desde que Cattleya huyó, ni siquiera su hermano logró dar con ella. —No lo sé Fabián desde que huyó nadie más supo de ella, Max la buscó pero no la encontró, muchos creen que está muerta, pero yo creo que aún está viva.

El principe Fabián se mostró sorprendido, ante los sucesos del pasado que su madre le reveló.

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Las celebraciones no paraban en el palacio, pues el compromiso del hermano de la reina el principe Bastián y lady Lillyanne había sorprendido a todos.

—Me alegra mucho que después de tanto ustedes dos, por fin hayan tomado la decisión de aceptar sus sentimientos. Bastián ya era hora —dijo Melibea abrazando a su hermano castaño.

—Estoy de acuerdo con Melibea, Bastián  hiciste mucho esperar a Lilly —me alegraba mucho que después de tanto tiempo, al  fin ellos puedan estar juntos.

—No es para tanto —respondió Lilly con sus mejillas sonrosadas, pues la reina y la duquesa la tenían abochornada—, las cosas se dieron en el momento indicado.

—Como sea el caso es que finalmente tendremos matrimonio muy pronto —dije tomando a mi hermano de las mejillas.

—Melodía ya no soy un niño para que hagas estás cosas —dijo Bastián quitándose de encima las manos de su hermana.

—Buenas tardes a todos —felicitó Odette entrando al comedor, del brazo de su hermano Damián—, me alegro por ustedes. —dijo la princesa esbozando una sonrisa.

Damián ayudó a su hermana a tomar asiento.

—Comparto la opinión de mi hermana, felicidades a ustedes dos —secundo el rey también tomando asiento, en la mesa.

—Muchas gracias a todos por sus deseos, para Bastián y para mi  significa mucho —respondió Lilly aún apenada.

—Supe del compromiso de Merliah —comentó Melibea cambiando de tema de manera abrupta—, me parece que esta un poco joven para eso —opinaba la duquesa el futuro de su sobrina.

—Acordamos esperar un tiempo, además Merliah lo ha aceptado —respondió el rey  los cuestionamientos de la duquesa.

—Pues me cuesta un poco creer que mi sobrina haya aceptado aquella decisión —refutó Melibea escéptica.

—Pues así es hermana y como te conté, aún es pronto y  falta para hablar del tema —Melibea insistió en el asunto y era algo, de lo que ni a Damián, ni a mi nos gustaba hablar, pues nadie en la familia estaba de acuerdo en la decisión.

—Melibea hace mucho no veo a Mía a de ser toda una linda señorita —Lilly notó la tensión en el ambiente, Melodía y Damián se veían incómodos con el escrutinio de la duquesa.

—Es preciosa ya la veras es que cada que venimos no se despega de Merliah, ambas son muy unidas.

Odette miraba a los demás absortos en su felicidad, al ver a Bastián junto a la señorita lillyanne removió todo en ella, un sentimiento de vacío la invadió, quería salir corriendo pero no tenía de otra más que seguir adelante.