—Debes asegurarte que la chiquilla sea la que tenga el fragmento, no aguanto más aquí.
—Areusa eso haré pero es difícil lo sé mi flor, aún así lo voy a hacer el palacio esta lleno de seguridad y...
—Son simples humanos ¿Temes a insignificantes humanos? —cuestionó Areusa molesta, mediante el bastón de Danica.
—Ya no todos son humanos, el rey tiene criaturas mágicas puestas estratégicamente he estudiado todo y el palacio está redoblando la seguridad; además a cierta hora se activa una barrera —explicó Danica a una histérica Areusa.
—Te ayudaré un poco pero más te vale aprovechar el momento —dijo Areusa finalizando la comunicación por el bastón.
—¿Qué hará? —se preguntó Danica preocupada, Areusa aún no estaba recuperada del todo y el palacio aunque no lo pareciera era casi impenetrable.
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Sus caricias me hacían estremecer, las ganas de más se sentían en cada poro.
—Te amo —susurraba con su voz ronca y entrecortada, sujetando a la pelinegra por las caderas, pegándola más hacía su cuerpo—, tanto como el primer día.
—Y yo a ti vida mía —las palabras, salían entre gemidos, que Damián acallaba con besos profundos, sus embestidas me llevaban rápidamente a lo que yo llamaba el punto de no retorno. No tardó mucho tiempo para llegar, ambos nos tomamos en una entrega mutua, que nos hizo culminar aquel acto en completa sincronía.
Miró con ternura a su reina con profundo amor, sus narices se rozaban con ternura, nunca se cansaría de mirar a aquel par de lagunas de esmeralda, que tenía Melodía por ojos —¿Te te dije lo hermosa que te ves bajo el resplandor de la luna? —inquirió Damián con picardía.
—No recientemente majestad —susurre en su oído con inocencia.
—Pues se lo repito mi señora, luce usted hermosa bajo la luz de la luna —halagó el rey adueñándose de los labios de su esposa.
Detuve aquel beso con pesar, pero debía hacerlo. —Iremos ambos a Altamyr ¿Verdad?
—Mel ya habíamos hablado de este asunto, no puedo cervatilla no quisiera que fueras sin mi pero...
—Pero no puedes dejar el reino solo con Areusa suelta —rermine la oración molesta, sabía que iría sola, me hice a un lado dándole la espalda, estaba molesta pues ya habíamos hablado.
—Mel entiendo que estés enojada, ya te había dicho que si, pero han pasado cosas —se excusó el rey, acercándose a Melodía como está le dió la espalda besó su hombro —, dulces sueños gitanilla belicosa.
..........
—Mía tu concentrada así no lograrás nada, la oscuridad a diferencia de la luz es muy lenta y recuerda que mientras no te concentres en lo que quieres lograr tu magia será desperdiciada y tú terminarás cansada hija —mencionó Melibea aconsejando a su hija.
—Madre lo siento disculpame —dijo la joven apenada.
—No pequeña no debes pedir disculpas, solo quiero que tengas un buen control de tu virtud, el atributo de la oscuridad es muy poderoso.
Melibea tomó la mano de su hija y la hizo sentarse para descansar un momento, de tan agotador entrenamiento.
—Madre ¿Por qué tarde tanto en tener una virtud? Gael ya a los seis podía hacer magia y tiene un atributo de agua y una virtud de luz —mencionó la muchacha con un deje de envidia por las habilidades de su primo.
—Los dioses son un misterio hija mía, cada virtud y atributo es entregado con sabiduría —acotó Melibea a su joven hija—, pero algo si es seguro y es malo envidiar a los demás.
—Y si los dioses son sabios ¿Por qué Merliah no tiene magia? Tío Bastián y Gael tienen magia y...
—Mía ¿Ocurre algo? —preguntó Melibea confundida—, Lía al igual que tú no ha despertado su magia, pero podría pasar en cualquier momento.
—O quizás no pase —objetó la jovencita con una sonrisa.
—¡Mía Marie Ethelwulf! —reprendió Melibea a su primogénita—, tu prima aún podría despertar su magia de hada.
—Ya tiene dieciséis y nada madre, Merliah esta incompleta —resalto Mía con obviedad.
—Pero aún es pasible cada uno es distinto, me sorprende que te expreses así de Merliah tú y ella son tan unidas y ahora...
—Madre si la quiero, es mi prima, pero debemos ser realistas y sabes que es una posibilidad —dijo Mia encogiendose de hombros.
—Mía ya fue suficiente por hoy, puedes retirarte y mañana retomamos tus lecciones.
La joven pelinegro se retiró dejando a su madre.
—¿Escuchaste todo? —inquirió la pelinegra, a su hermana.
—Si.
—Disculpa Melodia, Mía está en una etapa de rebeldía, desde que despertó su magia está algo...
—No debes disculparte Melibea, Mía es solo una niña, además no dijo nada que ya yo no sepa —caminé hasta quedar frente a mi hermana—, no te preocupes.
—Aún así creo que los comentarios de Mía fueron groseros, además de innecesarios —dijo Melibea afligida.
—No te preocupes hermanita, además son cosas sin sentido, yo se lo unidas que son Mia y Merliah —si bien era cierto que me parecieron raros los comentarios de mi sobrina, sabía que la chiquilla tenía razón y además no dejaba de ser extraño el hecho de que ya han pasado dieciséis años y Merliah aún no despertaba ningún atributo mágico.
—¿Crees aún en la teoría de que Lía sea un hada incompleta? —inquirió Melibea apreciando los jardines del palacio.
—No lo sé —ya cada vez este tema me turbaba mas, entre la culpa y la incertidumbre, me consumía—, debo irme tengo asuntos que atender —queria hablar con mi hermana, aunque oír las palabras de Mia volvieron a despertar mi incertidumbre acerca de la magia de mi hija.
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Akram se notaba ansioso, las manifestaciones de energía demoniaca se volvieron a repetir.
—Lamento la demora Akram tenía asuntos que atender, pero aquí me tienes si estás aquí el motivo de tu visita no es por simple cortesía —habló Aurora con un tono monótono.
El albino hizo una reverencia, ante la monarca de Azrrahen.
—Así es majestad y vengo aquí por el mismo tema, estoy preocupado y mi hermana también lo está, la energía demoníaca se ha desfasado y esto solo podría ser obra de alguna de las bestias legendarias...
Editado: 16.11.2024