Un Nuevo Florecer.

—¡Te enviaran a Malvamar! -exclamaba Mía sorprendida, por lo que su prima le acababa de revelar.

—Si cómo lo escuchas, mi madre y yo iremos hasta Altamyr, la emperatriz cumple su primer año como soberana del imperio y celebrará su primer festival del ciruelo —comentó Merliah sentada frente a la ventana de su habitación.

Mía tomo asiento frente a su prima, se sintió culpable al ver así a la pelirroja, su intención nunca fué perjudicar a su prima, solo avisó de su salida porque ya estaba preocupada por ella.

—Merliah tengo algo que decirte pero por favor, no te enojes si lo que hice, lo hice  porque estaba muy preocupada por ti no llegabas y...

—Habla de una vez Mía ¿Qué fue eso que hiciste? —empero la princesa  perdiendo su limitada paciencia.

Mía tomo una larga bocanada de aire, sabía de antemano que Merliah no lo iba a tomar bien; pero debía hablar los Ethelwulf no eran mentirosos y omitir información, también se consideraba una mentira. —Escucha yo di aviso a tus padres de tu salida, lo hice porque no regresabas y ya me estaba preocupando mucho por tí Lía —se justificó la pelinegra.

Abrió sus ojos en su máxima expresión, sorprendida, no esperaba oír aquello de parte de quién creía, era su su confidente incondicional.

Se levantó del alféizar hecha una furia, encarando a su prima, su furia aumentaba, al igual que su decepción —¡Tú eres la causa por la que mi padre me quiere enviar tan lejos! —espetó Merliah enojada.

La pelinegra también se levantó, intentando acercarse a su prima y mejor amiga, pero la pelirroja se lo impidió tajantemente.

—Lía por favor, Merliah no es lo que tú crees —se excuso Mía siguiendo a su prima por la habitación pero sin éxito alguno — Lía escúchame por favor si, no es lo que crees si dijiste, que regresarias en una hora, ya había anochecido y aún tú no regresabas y yo creí lo peor —soltó Mía apresurada las palabras.

—Ya para que pides disculpas Mía, mi padre ya decidió y creeme no imaginas, lo enojado que está y todo por tu culpa, por andar de lengua larga —reclamó Merliah enfrentando a su prima menor.

—Solo quería que estuvieras bien...

—¡Y claro que estaré bien, estaré en un internado llena de niñas perfectas como tú! —señaló con desdén—, al menos espero que no sean un montón de chismosas, como tú — espetó  la princesa con desagrado.

—Escúchame por favor —pidió la pelinegra, tomando la mano de su prima, pero la pelirroja rechazo el gesto tajante.

—¡Que no me entiendes no quiero escucharte! —gritó molesta—, ahora sal no quiero verte y mucho menos escucharte.

—Por favor...

—Por favor te pido que te vayas, no quiero verte, mucho menos escucharte, no me interesa ya mis padres decidieron —dijo la pelirroja sentándose en su cama.

Mía salió de los aposentos de la princesa, lo que dijera era inútil, su prima no escucharía palabras, ni explicaciones de su parte. Decidió irse lo mejor era esperar a que las cosas se calmaran.

..........

Bajó su taza de té, colocándola de nuevo en la mesa. —Entiendo la decisión de Damian, pero no se me hace justo con Merliah después de todo, él no es quien para señalarla.

—Odette yo pensé lo mismo, pero lo intente hacer cambiar de opinión, aunque sin éxito alguno, está decidido a enviar a mi niña a ese lugar.

La rubia hizo una extraña expresión, al escuchar lo que Melodía decía.

—No se que hacer Odette el viaje de Altamyr está cerca, no sé ya que decirte a Damián para hacerle cambiar de opinión —el tiempo estaba en contra, solo faltaba un mes para ese viaje—, para los hijos su sonrisa es nuestra y sus tristezas son también nuestras.

Melibea hizo aparición saludó a la princesa Odette y a su hermana Melodía.

Percibía algo extraño, Melibea, se mostró sería un rasgo poco común en en ella.

-Odette podrías dejarme a solas con mi hermana por favor, solo será un momento. —pidió la duquesa amable como como siempre.

Odette se levantó de su asiento otorgando la privacidad que la duquesa solicitó.  —Si no se preocupe lady Melibea le daré todo el espacio que quiera —dijo la princesa haciendo una grácil reverencia, a las dos damas para retirarse del salón.

—Vine a decirte que dentro de poco, Mía y yo retomaremos camino a Bleddyn.

Las palabras de Melibea me confundieron, pues en días anteriores le pedí a Melibea que me acompañara al reino de Altamyr.

—Se lo que piensas Mel pero pasaron cosas, Mía no quiere estar aquí y me ha pedido casi suplicado, que regresemos a casa.

—Pero no entiendo hermana me has dicho, que a Mía le gusta venir aquí y estar con Merliah  —cada vez entendía menos, lo que ocurría.

-—Mi sobrina no ha tomado bien que Mía diera aviso de su partida, Merliah está molesta, se siente traicionada entiendo su punto, pero fue algo hiriente, Mía no ha parado de llorar —dijo la duquesa afligida por el estado de ánimo de su hija.

Lo que Melibea me comentaba no me sorprendió, la actitud de mi hija era otra, ya no era la misma niña dulce y alegre de siempre, intenté hablar con Damián a ver si le permitía salir de su habitación, pero aquello no funcionó.

Tomé un poco de té, pero al sentir su aroma este revolvió todo dentro de mi, hice la taza a un lado para recuperarme del malestar.

—¿Ocurre algo? —inquirió la duquesa acercándose a su hermana.

—No, no es solo la situación actual, Damián no cede ni un poco y Merliah toma una actitud altanera; que no es propia de ella. Lamento lo que pasó con Mía se lo sensible que es mi sobrina y también se que lo que hizo lo hizo, preocupada porque mi rebelde hija no regresó como lo prometió.

—Mel deberías descansar un poco, esto te está afectando y no es bueno que estés así —dijo la duquesa tomando la mano de su hermana—, pensaría que esperas a un nuevo principito pero no siento nada nuevo —la duquesa esbozo una sonrisa a su hermana, para luego salir y dejarla descansar.

..........

Estaba frustrada su plan fue un fracaso, todo el tiempo en el palacio aguantando las tonterías de la princesa Merliah. El bastón se iluminó mostrando su misterioso brillo rojo, Danica al notario lo tomó.