Entró a la habitación de sus padres, aquella fragancia de lilas y Jazmin llenó sus fosas nasales haciéndole sentir nostalgia, a su madre le encantaba aquellas dos fragancias y así ha sido desde su niñez.
Se acercó al lecho de sus padres y ahí la vió dormía profundamente su respiración era pausada y tranquila.
—Eres hermosa pequeña Clover, todo un hermoso botón en flor —retiró algunos mechones negros de su frente, sus mejillas rosas y regordetas hacían ver a la pequeña más adorable aún.
—Se parece mucho a tí y a tu hermano, aún recuerdo lo mucho que sorprendió a todos la llegada de esta pequeña —el cuadro que aprecié frente a mi me llenaba de un sentimiento tan único, solo faltaba Gael y el para ser perfecto.
—Me he perdido mucho de Clover madre, ya no quiero volver a irme. —dijo la princesa levantándose de la cama, caminando hasta la cuna de la pequeña princesa.
—Es la misma cuna que usaron Gael y tú —me acerqué a Lía aún creía que la decisión de Damián había sido exagerada, pero yo por más que insistí, no logré hacerlo cambiar de opinión—, lo sé hija y discúlpame te prometo que esto no volverá a pasar.
—Dime madre ¿Por qué llamaron a mi hermana Clover? —empero la princesa curiosa, por saber el significado del nombre de su hermana menor.
—Clover significa trébol y ella es tan especial como un trébol de cuatro hojas, desde su nacimiento sus atributos mágicos se manifestaron Lía, Clover tiene los cuatro atributos mágicos elementales agua, fuego, tierra y aire así como algunos tréboles de cuatro hojas, la pequeña Clover tiene cuatro atributos mágicos.
—¡Tan pequeña! —exclamó Merliah sorprendida, por lo que su madre le acababa de relatar acerca de su hermana menor, nunca había escuchado tal cosa antes. No pudo evitar sentirse mal venía de una poderosa familia de hadas, con un linaje mágico envidiable descendientes de dos de los dioses más poderosos del mundo—, madre Clover es muy especial, los Howl han de estar orgullosos de ella, digna miembro de la familia real del reino del sol naciente, al menos no es un ser extraño como yo.
Noté un extraño tono melancólico en Merliah, algo que no era propio de ella había cambiado tanto para que negarlo una parte de mi extrañaba a mi pequeña revoltosa.
—Lía tú también eres especial, única y muy valiente que no tengas un atributo mágico, no te hace menos especial.
—¿De verdad lo crees? —empero la princesa, no muy convencida.
—Claro que si mi niña eres especial, por el simple hecho de ser tú.
—Gracias madre —abrazó nuevamente a su madre, aún quería estar más tiempo con ella.
—Debes estar agotada, Lía he preparado todo para tu regreso, ve y descansa toma un baño relajante, tu hermano también estará feliz de verte.
Su madre tenía razón, estaba muerta, su espalda dolía por estar tanto tiempo sentada en aquella carroza. Pero era mayor su deseo por verlo a él.
..........
Tenía sed estaba cansado, los viajes largos definitivamente no eran lo suyo. —Madre, me repites de nuevo ¿Qué haremos en Alkarya? —preguntó un apuesto muchacho pelinegro, de ojos almíbar, con un evidente tono de hastío.
Cansada de tanto repetir lo mismo, tomo una bocanada de aire, para volver a explicar a su primogénito, por enésima vez el motivo de su viaje hasta el reino de las dos lunas.
—Tu prometida regresó del internado, de Malvamar y los reyes por obvias razones, nos han invitado a ti y a mi al baile de bienvenida de la princesa —respondió Amelia con evidente desinterés y aburrimiento.
—¡Ja! —exclamó irrisorio—, dudo que en Malvamar lograran domar a esa fiera, nada más de imaginarlo compadesco a las pobres tutoras de semejante salvaje...
—¡Fabián! —exclamó la princesa molesta, por la manera de su hijo de expresarse de la heredera de Alkarya—, no hace falta ser grosero su alteza Merliah, solo era una niña en aquel entonces —objetó la princesa reprochando el comportamiento de su hijo.
Desvió la mirada de su madre definitivamente, tantos días de camino afectaron sus sentidos, pero para que negarlo aquella chiquilla no inspiraba en él, ni siquiera un mal pensamiento, solo quería reír cuando estaba cerca de la princesa.
Recordó a la princesa y la primera vez que la vió, no era bonita tampoco agraciada, a sus quince años no tenía cuerpo de mujer, solo destacaba en ella aquel par de ojos grandes y verdes como dos esmeraldas y su largo y rojo cabello desordenado.
No pudo evitar preguntarse si ¿Acaso aún sería la misma mocosa insufrible de hace tres años? Solo esperaba poder librarse de ese compromiso del demonio al que su madre lo ató.
..........
—Hola pequeña dime Lía, repite conmigo si, di Lía —dijo la princesa intentando que su hermanita la llamara por su nombre.
—Ía —balbuceo la pequeña intentando repetir el nombre de su hermana.
—Por lo menos lo intentaste pequeña...
—Lía, Clover no es de hablar mucho, es algo calladita pero se da a entender muy bien —dije tomando a mi pequeña en brazos.
—Es hermosa madre, tiene un rostro tan dulce, sin duda alguna es tan linda como yo —alardeó la pelirroja tomando las manitas de la niña.
—Aunque ustedes tres no hayan sacado mucho parecido a mi, eso no me parece justo —dije con fingida tristeza.
—Eso no es cierto —dijo el rey sorprendiendo a las dos mujeres—, para mi tanto Lía, cómo Gael y nuestra Clover se parecen a ti.
—Mi hermana es perfecta —habló Merliah tomando a la pequeña de brazos de su madre —, tiene el cabello de nuestra madre y los ojos aguamarina de nuestro tirano padre —respondió con ironía Merliah que veía a Damián rodar los ojos. Por lo que su primogénita había dicho.
—Mañana será tu baile de bienvenida, aprovecharé para nombrar el nuevo duque de Azair —comentó Damián acariciando los cabellos de ébano de la más pequeña de sus hijas.
—Siempre creí que aquel título, lo llevaría tía Odette padre, desde que el tal Eriol se marchó creí que ella era la indicada...
Editado: 16.11.2024