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Caminó en medio del claro iluminado por la luna, miró a su alrededor pero no había nada más que árboles de ambos lados, solo se escuchaba el característico cantar nocturno de los grillos y un búho de tanto, en tanto.
«¿Dónde estoy?» Se preguntó sin dejar de caminar, tratando de reconocer algo para orientarse y saber donde estaba. Vió a dos niñas corriendo y un niño persiguiendo a las dos chiquillas de larga cabellera negra como la noche.
—¡Oigan niños esperen! —gritó ella aún así fué inútil, los chiquillos no la escucharon, pero decidió seguirlos.
—Melodía no es justo que salves a Melibea cada que jugamos a las atrapadas —se quejó el castaño sentado con sus piernas cruzadas.
—Esa, es mi madre y sus hermanos —se llevó las manos al rostro sorprendida—, esto es muy raro, ¿esto es un sueño acaso? Si esto debe ser un sueño.
—Si es un sueño, pero no uno cualquiera, es un sueño regresivo, es una de las habilidades de la virtud de la oscuridad.
Se dió la vuelta en busca de la voz que escuchó a sus espaldas, abrió sus ojos como platós al reconocer quién era esa mujer—¿Y que hace usted en mi sueño? —inquirió la muchacha a la defensiva.
—Percibí el rastro onírico y me dió curiosidad saber que quería proyectar, tu virtud a pesar de no estar completa es muy útil...
—¿De qué habla? No entiendo nada de lo que dice, no se ande con rodeos —dijo la chica señalando a la intrusa de sus sueños.
—Merliah eres tan impaciente como tu padre princesa pero está bien bien te lo diré todo —la pelinegra se acercó a la pelirroja y la tomó de la mano—, tu virtud de hada es una fracción de mi virtud oscura, tu núcleo al estar vacío tomó la oscuridad como don otorgado.
—¿Núcleo, vacío? —musitó Merliah confundida, pues no comprendía lo que aquella mujer le decía—, no entiendo nada de lo que usted dice —soltó la princesa ladeando sus ojos.
—Oh no te preocupes pequeña tía Areusa te explicará todo —habló Areusa con voz cantarina.
La princesa se soltó del agarre de Areusa desconfiada.
—Te explico pero yo creo que es mejor que lo veas con tus propios ojos, antes de decirlo con palabras —Areusa llevó a la muchacha por un camino oscuro, al salir de aquella oscuridad la muchacha reconoció en donde estaba.
—Es el palacio, es mi hogar, ¿pero que ocurre? —empero Merliah al ver aquel escenario bélico y pesado —. ¿Qué pasa porqué todo está así? —cuestionó preocupada por sus padres.
—Tranquila esto pasó ya hace diecinueve años —respondió Areusa—, ya estamos donde yo quería ahora presta atención a lo que va a ocurrir niña —habló la pelinegra sacando una manzana para luego comenzar a comerla.
Frente a la princesa se mostró a su madre, arrodillada y Areusa, tomándola del rostro. Merliah intentó hacer algo pero al acercarse a su madre, su cuerpo pareció ser invisible.
—Solo son imágenes del pasado niña tonta, nada de lo que ves puedes tocarlo y a nadie que veas te puede escuchar —explico Areusa con fastidio, pues la muchachita parecía no prestarle atención a lo que explicaba.
—¿Qué quiere...?
—Mmm ahora sí nos estamos entendiendo, majestad quiero tu elemento de luz, o lo que más pueda extraer de el.
Merliah al escuchar éso posó sus ojos molesta con Areusa por tener así a su madre.
—Quita esa cara aún falta lo más emocionante —habló la pelinegra, tirando el corazón de la manzana que momento atrás había comido.
—Tomalo pero no metas a mi hijo en esto —habló la reina decidida, sin dejar de pensar en el pequeño en su vientre.
—Patético —dijo Areusa poniendo sus ojos en blanco.
Areusa endureció su agarre, en el rostro de Melodía, hasta hacerla gemir de dolor.
—¡Ahora sí viene lo divertido! —exclamó la pelinegra emocionada.
—Muy bien reinita repite después de mi —hablaba lentamente—, yo renuncio a mi virtud como hija de la luz, te obsequio mi don.
El corazón latía tan rápido, como un caballo desbocado, las palabras no querían salir de sus labios. Areusa llena de ira endureció su agarre en el rostro de la reina; podía sentir sus uñas cual garras, clavándose en su piel.
—Yo...
—Si continua —ordenó Areusa soltando a la pelinegra, para tomar aquel baculo con ambas manos y comenzar a absorber, la magia de Melodia.
—Yo renuncio a mi virtud como hija de la luz, te obsequio mi don.
—¡Ah! —se quejó Merliah cayendo al suelo de rodillas, por el insoportable dolor que se apoderó de todo su cuerpo—. ¿Qué demonios es esto? —dijo jadeando por tanto dolor insoportable.
—Se supone que quien entregó su virtud fue tu madre, puede que sientas el dolor que ella sintió, o es el dolor que tuviste cuando yo extraje la virtud; en aquel momento pensé que la luz que obtuve en ese momento era la de tu madre, luego noté que la luz que tome era tu virtud como hada, te sacrificaste por tu madre y tu hermano —dijo Areusa tomando a la muchacha del hombro—, habrías sido muy poderosa ya tenías magia antes de nacer es eso muy poco común.
cayó al piso inconsciente, Areusa la tomó del cabello, molesta por no haber llegado a su núcleo. Allí no sólo habla luz, si no también oscuridad.
—Al menos esto es suficiente, para controlar a las bestias de los dioses; espero y la cabeza de pájaro de Ágata ya tenga el cristal original, está réplica no durará mucho —le sorprendió que la joven aún siguiera con vida, entregar magia así es casi suicidio.
—Bestias —dijo con dificultad aún jadeando de dolor—. ¿Hablas de las bestias de los dioses? Tú liberaste a...
—Si fuí yo y sabes algo princesa eso que acabas de ver ahí —señaló Areusa a Melodía tendida en el suelo es la manera en como tú madre, permitió que te arrebataran tu magia, pero gracias a mi volviste a tener magia.
Editado: 16.11.2024