BEE LEE.
Cuando la ví la primera vez, pensé que era un ángel. Desprendía un aura completamente diferente a los demás, era como si su sola presencia fuera suficiente para calmar a las personas, pero... Pero lo que me hizo darme cuenta de que no era tal ser, fue la frialdad que había en sus ojos, ese vacío infinito fue que me hizo darme cuenta de que no era alguien normal, pero tampoco alguien que podría considerarse "Especial". Me aleje, huí como un cobarde cuando me sano, curo cada parte de mi como si se lo pidiera; eso me aterró hasta los huesos. Nadie en su sano juicio da algo sin recibir nada a cambio. Y aún más extraño que todo, fue que me vio irme y no me detuvo, solo se quedó observando como corría lejos de ella.
Quiero creer que su amabilidad no tiene dobles intenciones, de que solo hace esto porque de verdad es una persona amable.
— Otra mocosa que quiere morir. – las palabras de Apóstoles a la chica es un hecho que no dudaría en cumplir. Pero aún así, ella no se inmuta, de hecho, su cara no refleja sentimiento alguno de sus palabras. – No debiste meter tu nariz en esto.
— Lastimar a estos chicos no resolverán sus problemas de venganza. – un escalofrío recorre todo mi cuerpo al escucharla. Su voz suena tan calmada, pero ese hecho me resulta espeluznante.
— ¿Venganza? – Apóstoles ríe abiertamente – Yo no tengo esos problemas, el que los tiene es él. – señala con su cabeza a Ruthber. – Yo solo quiero pelear.
Solo bastó un segundo para que la chica cambiará de dirección de su vista, para que Apóstoles aprovechará y se moviera a toda velocidad a su sentido contrario de visión. En un parpadeo está detrás de ella.
— ¡Cuida...! – una nube de polvo cubre el sitio y me resulta bastante impactante de que no entiendo nada de lo que está pasando ahora – Pero que...
Esa nube de polvo la provocó la chica al mover su cuerpo tan rápido y reaccionar a los movimientos de Apóstoles. En cambió, el cuerpo del hombre sale disparada en la dirección contraria.
— Entonces él que hizo eso en la plaza fuiste tú. – y no es pregunta.
No tengo palabras para lo que estoy viendo. Creí que nadie sería capaz de hacerle frente a algunos de ese grupo tan desagradable. Nadie a podido detenerlos y morir en el intento. Entonces lo que ví el día que me salvó no fue un sueño, no eran alucinaciones.
— Ella puede... – la voz entrecortada de Liss se escucha en toda la bodega – Tu puedes con ellos.
La chica solo nos mira sobre su hombro. Sus ojos claros nos observan con mucho cuidado y profundidad, e incluso, es bastante incómodo. Intento retroceder, pero incluso eso es un impedimento para hacerlo. Lo único que es capaz de romper ese contacto visual es la risa escandalosa de Apóstoles. Su sarcasmo e ironía de lo que está pasando no pasa desapercibido por ninguno de los presentes.
— Eso fue un buen golpe. – Apóstoles sale del agujero que hizo su cuerpo al ser mandado a volar, con el simple movimiento del brazo de la chica – Pero me lo esperaba viniendo de alguien como tú.
¿Alguien como tú?
¿Qué quiere decir eso?
— Déjalos ir, ellos no tienen la culpa de nada. – vuelve a decir la chica calmada.
— Fuiste tu... – es apenas un susurro, pero fue suficiente para saber que esa voz es de Ruthber.
— Déjalos...
— ¡Fuiste tu! ¡Tu mataste a Kendry y vas a pagar por eso!
— ¿Qué hizo qué? – me atoro con mi propia saliva – Es imposible, ella no pudo hacerlo... Ella ese día solo...
— Bastarda. Vas a pagar por lo que hiciste – la irá es inminente en este caso y solo se cega a él. – ¡Lo juro por Kendry!
Y de ahí solo me permito es solo ver, ya que pensar ya es bastante complicado hacer en todo lo que pasa por mis ojos.
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JESSICA.
Solo una palabra: Pelear.
Cuando tome la decisión de venir por ellos, sabía que había una alta probabilidad de que resultará en una riña. El caos, sangre, dolor van de la mano con esta clase de personas y por supuesto, está no es la excepción.
Es bastante frustrante para él verme y no sentir odio por la muerte de su hermano, porque cree que yo lo asesine, pero solo murió por su propia mano. Pero se que por más de que le diga de que no es así, no creerá ni una palabra que salga de mi boca. Es bastante tedioso este asunto, pero no puedo retroceder.
— Pagarás con cada gota de sangre, me encargaré de eso.
Ahora lo entiendo mejor. Así es como me veía cuando ataque a esos pobres hombres, esa rabia hacía el mundo que sentí en esos momentos no fue más que emociones fugaces. La única diferencia ahora es que él está conciente de su fuerza y de lo que puede llegar hacer. Sabe que puede matar, ya lo a hecho antes.
— Antes de que hagas algo, – el otro hombre se interpone en nuestro campo de visión – me gustaría saber más de su fuerza.
Ese empeño en querer probar de más el dolor, es lo que caracteriza a este hombre. Su sadismo al ver sangre, gente muriendo es lo que lo lleva a sentir ese gozo muy dentro suyo. ¿Por qué es así? Y lo más importante, ¿Que lo motivo ser así? No sería extraño que las personas cambiarán por la situación en general, pierden muchas cosas y entre unas de esas está, la misma vida. Pero, no termino de entender el porque herir a otros a este grado.
— No sé cómo rayos hiciste para vencer a Kendry, pero no podrás con dos a la vez. – retrocedo dos pasos – Huir ya no es una opción.
— Vas a morir – la temblorosa voz del chico hace que el hombre ante mi se detenga – Si sigues, vas a provocar tu propia muerte, Apóstoles.
¿Apóstoles? Ese nombre... ¿Dónde lo habré escuchado? Se que lo ví en algún lugar, pero no logro recordarlo por algún motivo.
Logro mirar nuevamente a los chicos sobre mi hombre. La chica se ve bastante bien a pesar de que el hombre le estaba apretando el cuello hace un momento y el chico, se ve bastante consternado sobre la situación.
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Editado: 17.06.2023