LISS.
Dos semanas han pasado ya desde el día que vimos la muerte tan cerca, dónde probamos nuestra propia sangre, dónde sabíamos que un paso en falso podrían rodar nuestras cabezas. Dos semanas han pasado desde que hable por última vez con alguien a parte de Lee.
Todos en el orfanato no encuentran lógicas el porque mis palabras no salen. Tampoco Lee ha querido dar detalle alguno de lo que pasó esa tarde. Sus palabras fueron muy vagas y cortas: “Sobrevivimos y eso es lo que importa”. No hubo más preguntas después de eso, nadie más intento preguntar el porque llegamos tan asustados, pero a la vez aliviados.
Vimos pasar toda nuestra vida por nuestros ojos en un parpadeo inquietante.
Está vez estoy sentada en el porche del orfanato, donde veo con mayor detalle cada cosa que ignoraba del día a día. Ahora me parece que en la simpleza de la vida, hay tanta belleza y admiración, que es imposible no agachar la mirada y pensar que todo se acaba en un parpadeo si quisiéramos.
— Hoy luces con mejores aires que todos estos días atrás. – su voz profunda me hace acurrucarme en mi sitio, sintiendo los nervios ponerse a flor de piel. – ¿Cómo estás? – su pregunta no ha cambiado desde hace dos semanas cuando me vio en este estado.
Quisiera responderle, pero muy en el fondo se que no va importar decirle. Sé que su pregunta es más por cortesía, que porque quisiera saber de mi realmente. Lo que le interesa de verdad es por quien termine en este estado tan raro. Pero, no puedo responder a eso y ya es un estado involuntario.
— La hermana dice que tienes que hablar con alguien sobre lo que sea que haya pasado con los hermanos Da Silva. No tienes que guardarte nada doloroso, solo te está atormentado tanto secreto. – Connor fuerza una sonrisa.
Sé que es ladilloso y bastante estresante tratar conmigo en estos momentos, pero al menos debería de disimular un poco su desagrado al estar aquí conmigo, o si no quiere hacer esto, que no lo haga. Así de simple es la decisión que tiene que tomar.
El único que me ha hecho compañía sin ningún problema, aparte de Lee, sin que la hermana y madre lo mandé, es Steve. Su compañía silenciosa y alentadora con los ojos, es lo único que he sentido realmente genuino de alguien en este lugar. Lo más chicos tratan de cruzar palabras conmigo, pero es imposible tratar de hablar con ellos en estás condiciones.
Simplemente las palabras no me salen, de ningún tipo.
— Me gustaría saber una vez más que fue lo que sucedió ese día, ¿Quieres contarme?
¿Por qué es tan difícil contar lo que pasó? No es como si fuéramos perdido a alguien, no es como si fuéramos perdido algo importante, ¿O si? Pero ahora prefiero guardar silencio y esperar a que las cosas se calmen.
— No tiene caso esto – suspira levantándose. Se gira y al momento de hacerlo, mis palabras solo salen.
— Algunas cosas es mejor no saberlas, Connor. Por el bien de todos. – es solo un susurro, pero es suficiente para que Connor escuché y se moleste por mis palabras.
— Como quieras.
Sus largos pasos hasta el final y salir de la propiedad del orfanato son rápidos, es como si huyera de este lugar.
— Muchas razones para enojarse contigo. – pego un respingo en mi asiento por el susto que produce su voz. – Lo siento, no era mi intención asustarte así.
Verla después de dos semanas es increíble y a estas alturas creí que ya no vendría al orfanato. Pensé que no tomaría mis palabras en serio, fue tarde, pero cumplió con venir.
— Estás aquí. – y vaya que lo está. No la sentí acercarse, eso es raro – Creí que ya no venías. – digo con sinceridad. Su expresión es neutra y la profundidad de sus ojos es abrumadora.
— ¿Por qué no le dijiste la verdad a ese chico? – su pregunta es directa, pero no pienso quedarme atrás en eso.
— ¿Cómo obtuviste tanto poder? – mi pregunta no le sorprende, o al menos eso es lo que aparenta al no demostrar nada. – Nadie de nuestra edad es tan fuerte.
— ¿De qué poder me estás hablando precisamente? – intensidad es lo que hay ahora en sus ojos claros.
— Tu fuerza, velocidad, agilidad, destreza... Y otras cosas más. ¿Cómo te hiciste tan fuerte?
— ¿Por qué quieres saber eso? – ladea su rostro hacia un lado, instalándose la duda en ella.
— Quiero hacerme fuerte.
Eso es, lo que quiero es eso. No dejo de pensar en todas las cosas que hice con solo sacar su Núcleo, con solo moverse un poco. Vi como había fascinación en los ojos de ese tipo al verla. Quiero tener ese poder, pero no para lucirlo, si no para salvar a los míos, a mi familia.
— ¿Con qué propósito quieres hacerte más fuerte?
— Quiero...
— ¿Quién eres? – la chica ante mi mueve solo sus ojos en dirección a la voz recién llegada, yo tengo que solo mover un poco la cabeza para verlo a los ojos. – ¿Quién eres y que quieres? ¿Eres de ese grupo de maniáticos que solo busca a quien joder?
— Steve ella... – la chica levanta su mano, silenciandome con solo eso. Steve me observa como si me fuera salida una segunda cabeza.
— Solo pasaba para ver cómo seguían de las heridas. Liss y Lee recibieron muchos golpes.
— Entonces si eres parte de ellos...
— ¡No! – mi rotundo no sorprende a los presentes. – Deja de juzgar a las personas. Ella fue la que nos salvó de Kendry y Ruthber – su cara pasa de desconcierto, a perplejidad en cuestión de segundos – Solo pasaba a ver cómo estábamos, además, yo la invite al orfanato.
— No puede ser, es imposible.
Lo sé, dímelo a mí. Pero es así las cosas.
Viéndola solo se puede apreciar a una persona normal y corriente, de hecho, no desprende esa aura que las demás. Hasta Steve que no tiene un Núcleo tiene su presencia como persona, en cambio ella... Es difícil saber, es como si ante mi, estuviera un... Cadáver.
No desprende nada, no transmite nada. Su calor es algo que no logro sentir así me acerque lo suficiente. Incluso en la pelea de hace dos semanas no pude sentir nada saliendo de ella.
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Editado: 17.06.2023