-Se ve que el Rey no esta muy contento con la boda. El primer día de casados y se ha marchado. Lo que daría yo por estar en la cama con el Rey - habló la más joven sin percatarse de que estaba detrás suya.
-Bien dicho - las sorprendí - tu no estas en mi lugar y que te quede claro niña que tu eres una doncella y yo tu Reina, a la que debes respectar. Por lo tanto, salid de aquí, y tu niña - señale a la joven doncella - deja de soñar.
Odiaba hablarle así a la gente. Mi padre me enseñó a tener un mínimo de respecto a todas las personas, independientemente de su rango o del dinero. Pero hoy había llenado el cupo de impertinencia hacia mi persona.
Seguía cabreada de tal manera que no me di cuenta que Eric había entrado en la habitación.
-Mi queridisima mujer tiene un carácter de mil demonios.
-Me habían dicho que te marchase
-Me buscaste? - preguntó sorprendido
-Si Eric, antes iba a dejar al niño en la cuna para poder besarte, no quería que lo malinterpretaras.
-No te preocupes - me contestó pensativo.
-otra cosa, podría anular el té? Necesito descansar.
- No creo, ha llegado mi hermana del extranjero y como lo canceles, subirán aquí contigo.
Me quedé en silencio observándolo largo rato. Tenía un mal presentimiento que no tardo en confirmarse. El parecía nervioso aunque seguro de sí mismo y de sus deseos también.
-Judith, quería decirte que me marcho.
-Donde? - pregunté estupefacta
-Me voy al sur mañana, antes del amanecer.
-Cuando volverás?
-En unos 30 días.
Estaba en shock. La segunda noche de casados y ya se marchaba. Me alejé de su lado y me quedé mirando por la ventana.
-Es un viaje que debía haber hecho hace semanas pero lo retrase por la boda.
-Muy bien, te puedes marchar cuando quieras - le contesté enfadada.
-Judith cariño...
-Majestad, le parece normal abandonar a su esposa al día siguiente de su boda? - Le dije mientras mi mente se desvíaba hacía todos los rumores que escucharía a partir de mañana en el castillo.
-Ay niña tonta, es más importante el Reino que su matrimonio - intervino mi suegra que a saber desde cuando estaba ahí escuchando nuestra conversación.
-Madre no se meta, se lo advierto.
-Majestad - Le hablé a Eric, ignorando a su madre - haga usted lo que le plazca, pero no se despida de mi.
El se marcho de la habitación, dejándome con su madre. Mañana estaría en boca de todo el mundo, humillada.
-Lo mismo le hizo a mi anterior nuera, la dejó sola.
-Señora, no le he preguntado
-Sabes Judith, a ella la dejó sola, pero a ti te deja al cuidado del niño que tuvo con otra.
-Fuera - Le grité - fuera o llamó a los guardias
-Niña, llorarás mucho y te acordarás de estas palabras - me dijo antes de salir.
Me quedé un rato sola, efectivamente llorando. No había consuelo ni podía dar marcha atrás aunque mi deseo fuera escaparme y dejar este matrimonio.
-Niña, te esperan en el salón del té. Que sucede?
-Se marcha al alba nana, como puede hacerme esto?
-Hija, lávate la cara y entretente un rato con su familia, y luego podrás volver a tu habitación a descansar
-Mi padre? - pregunté por el ya que no se sabía nada.
-Se marchó anoche. No quería despedirse ya que su semblante era muy triste.