Reina de las Highlands

XVII

-No se preocupe, la Reina no se moverá de aquí en lo que queda de embarazo.

Eric acompaño al médico a la salida, mi suegra iba a traerme la cena y mi nana la bañera. En cuestión de segundos me quedé sola.
Lágrimas brotaron de mis ojos, lágrimas que se ve que estuvieron ahí mucho tiempo, ya que mi suegra las limpió.
-Niña, hace rato que nos fuimos y no has dejado de llorar. Todo estará bien.
-Por qué me has hecho llamar madre? - preguntó un Eric angustiado.
-Quiero que bañes a tu mujer - yo empecé a ponerme nerviosa, a gritar, a decirles que no pero no era capaz- o lo haces tú Eric o tendré que llamar a otro hombre que lo haga.

 

Eric me bañó todos los dias durante los 8 meses restantes de embarazo. Sólo lo veía ese rato al día, el restante lo pasaba en su despacho.
De Cayetana no sabía nada, de hecho suponía que se había vuelto a sus tierras cuando Eric decidió ir a visitar otras tierras que teníamos.

-Sabes Judith, llevaba tiempo esperando este momento - me habló mi suegra - quería pedirte perdón.
-Por qué? - le pregunté sorprendiendola
-Por fin hablas cariño, que alegría. Bueno, quería pedirte perdón por que estaba enfadada con mi hijo y lo pagué contigo.
-Por qué estabas enfadada?
-Nunca quise a Katrina, no por que fuera una plebeya si no por que cuando mi hijo decidió renunciar a su derecho al trono, ella le animo a no hacerlo, cosa que en un principio vi con muy buenos ojos, pero luego intentó convencerlo de proclamar la Reina y eso no podía ser. Luego lo del niño, que ya lo sabes supongo. - asenti -A lo que voy Judith, es que mi hijo tomó malas decisiones antes y cuando dijo que quería casarse contigo pensé que sería otra....
-No se preocupe, te entiendo - le dije.
-Ahora descansa, más tarde volveremos a hablar.

Me dejo sola y pude dormir un poco,aunque las patadas del niño cada vez dolían más y no me dejaba dormir a pierna suelta. En mitad de la noche, el dolor aumentó por momentos y comencé a gritar, hecho que alarmaron a los guardias y a todo el castillo.

Mi nana, mi suegra y el médico acababan de entrar.
Me pusieron toallas calientes en la cintura para aliviar el dolor y cuando el médico estaba preparado me dijo que empuje.
A mi alrededor veía toallas y barreños de agua con sangre y por más que empujaba no salía el bebé, dejándome a mi sin fuerzas.
-Eric, sal de aquí ya - le grito su madre sin siquiera mirar en su dirección
-Madre, es mi mujer.
-No. Fuera. Fuera he dicho.
-Empuja - me gritaba a mi el médico-empuja que el niño se ahoga.
 

Escuché su llanto y me relaje tanto que me quede dormida. Desperté unas horas después. Estaba en la habitación de Eric.
Tenía paños de agua en la cabeza y la cuna del niño estaba vacía. Mire hacia la ventana y en uno de los sillones estaba Eric con el bebé en brazos.

-Como está? - pregunté nerviosa
-Es el niño más perfecto que he visto nunca.
-No decías que era un monstruo?
-Me equivoque Judith, lo siento.
 

Se acerco y me dio a mi pequeño, un niño de ojos verdes. Era perfecto, era mío.
-Pensé en llamarlo Carlos, te parece bien?
-Si claro - le dije mientras seguía viendo a mi hijo.
-Estuviste inconsciente y con fiebre cinco días. El médico no dio muchas esperanzas.
-Pues me he recuperado.

 

Asintió y nos dejó solos, mientras a mi hijo le prometía lo buena madre que iba a ser.
Pasé otra semana en la cama hasta que por fin, más por cabezonaria mis que por el médico decidí levantarme de la cama.

Estábamos ya en Noviembre así que abrigué a mi hijo y salí a pasear un poco con él. Mi niño crecía por momentos y yo quería que mi padre conociera a su nieto, así que se me ocurrió la idea de planear un viaje.



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En el texto hay: highlands, reina, eric

Editado: 24.09.2018

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