Reina de sangre

Capítulo XVIII: Tormentos y tormenta

Poseo un problema realmente intrincado, al no saber cómo separar cuando estoy siendo llevada por el simple impulso o, por la razón. Quisiera enlazarme a la idea que en esta ocasión, finalmente estoy pensando antes de actuar porque de lo contrario, Serkan no me estaría ayudando teniendo en cuenta que, es una persona que basa sus acciones en resultado lo que su mente analice. Aunque también existe la posibilidad, de que mi poca cordura ante mis planes muy poco pensados, lo haya afectado a él y estemos en igual de condiciones.

En cuanto estuvimos dentro del palacio, me conseguí con Demian Verner y le pedí que fuese con el cochero para disculparme por ausentarme unos minutos, debido a asuntos femeninos.

Por otro lado, el lord de Rinaswell está viendo esta oportunidad como un juego de feria donde se hará una ronda de preguntas particulares. Por eso, el se ha ofrecido de mantener ocupados con una extensa charla, a los monarcas de la nación donde pronto partire y Serkan, vigila con unos cuantos metros de distancia, el pasillo donde se encuentra los aposentos temporales de Dafina Clase. Y claramente, yo me dispongo con sigilo a abrir la puerta y luego adentrarme en la no tan amplia alcoba, por segunda vez está semana.

Una vez el pestillo está puesto por mi, la mujer pelirroja da un brinco y gira su cuerpo sobre la mesa pegada al ventanal que solo da vista, a los almacenes y carruajes de carga. Su cara brota un color muy parecido al de su cabello, y coloca toda su postura en alerta.

—Pedí que no pudieras entrar ni acercarte a mi. —suelta con un leve tono de indignación pero también reconozco el temor.

Me quedo de pie, dándole la espalda a la puerta y acomodo lentamente los guantes de cuero en mi mano; los cuales fueron entregados a mi está mañana por Marley, quien no me dió muchas explicaciones de quién exactamente venían.

—Me sorprende que en verdad creyeras que eso sucedería —doy dos pasos—. Tu y yo tenemos una conversación pendiente.

—Si solo vienes a preguntarme por el paradero de tu miserable padre, puedes irte retirando niña del demonio...

Va acercándose a mi pero yo la detengo solo con plantarme al frente de ella, y haciéndola retroceder con mi mirada fija en su rostro.

—Me dirás todo lo que sabes, o haré que tu familia este aún más lejos de lo que se encuentra de ti.

Mi sentencia la hace flagelar y ahora retroceda de forma nerviosa, hasta caer sentado en el orillo de la cama. Luego, su rostro pasa de ser casi traslúcido a nuevamente, muy rojo.

—No caeré de nuevo en ese chantaje.

Para darle peso a mis palabras, saco el sobre del interior de mi abrigo. Empiezo a recitar todos los datos personales sobre su familia, y el historial laboral que ellos tenían y detengo mi lectura cuando llego al párrafo que específica en que tiempo se fué ella a el palacio de Bournin. Doblo las hojas y vuelvo a colocarlas en su lugar.

—Sé que pasó con ellos. Sé dónde están —miento a medias—. Sé todo lo que a ti te interesa, así que es momento de que tú me des lo que me interesa.

Ella me respasa con su mirar, e identifico incredulidad en su gesto. Parece no creerse lo que sucede, parece desconocer a la persona que tiene en frente y ante eso, sonrío con frivolidad.

—Todas aquellas propuestas y amenazas que te hice hace un tiempo, no eran juego —tomo la silla del tocador y la arrastro con una sola mano hasta el frente de la pelirroja, y tomo asiento cruzando las piernas con lentitud—; pensaba ser amable, darte todo lo que necesitarás para dar el con paradero de tus padres y hermanos, pero ahora, no te diré nada hasta que me des cada detalle que necesito. Si te niegas, haré que Serkan le pida amistosamente a él lord Ulrik, que desaparezca toda información sobre lo ocurrido. Y que ellos estén más lejos de ti. La decisión es tuya, Dafina.

—¿Por qué estás convencida de que podrás hacer todo lo que dices? Hasta hace dos meses tu eras la una débil, intransigente e ilusa princesita, que no podía hacer nada por sobre el rey. ¿Y ahora crees poder dominar las acciones de un príncipe y al hijo de una familia tan importante como los Hughes?

Permanezco impávida observándola, y voy soltando una risa irónica muy leve. Niego con mi cabeza y de nuevo hablo:

—Escapé infinidades veces del palacio sin que el rey supiera. Aprendí tácticas de combate en silencio. Sobreviví más de una vez a los castigos de mi soberano. Logré escapar de dos intentos de asesinato. Salí de un reino que desconozco totalmente. Hice el que hijo de la gran familia Hughes me consiguiera esto —levanto el sobre—, y logré que el príncipe Serkan, me secundara para entrar a tu alcoba y tener está fascinante conversación.

Me levanto, y sin que ella lo pueda preveer, la tomo del brazo y la coloco en el sitio en el que yo me encontraba. Me inclino y dejo una mano en el respaldo de la silla, para dejar mi cara a centímetros de la suya.

—Di todo. Empezando por el paradero del rey. —demando.

La veo tragar grueso, y buscar una salida con su mirada. Lo medita. Lo medita muy bien, y al final parece darse cuenta que no hay salida y que es momento de decir todo. Toma una bocanada grande de aire, y con odio flameante en sus ojos, empieza a hablar.

—El rey sabía que los rebeldes atacarían esa noche el palacio —la veo con los párpados caídos y retrocedo, sentadome en la cama—. Lo sabía desde hace días, por una carta que llegó de forma anónima y en ella se aclaraba que todo era por órdenes de él duque Alfie de Wenid. El rey Jannik no lo expresó, pero se que no hubo duda en él cuando leyó esa información, porque sabía que la unión con Nezadian traería está clase de amenazas.

—Todos quieren a Nezadian como aliado.

—No, quieren a Nezadian como su territorio. Especialmente por Treharne —hace una pausa—. En ningún momento hizo el más mínimo esfuerzo en preocuparse por proteger el palacio, solo se concentro en buscar una salida segura para él y que tú estuvieras a salvo. Ya entenderás porque te quería viva.




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