Reina de Sangre - Escalera Real ll

II: Jack

El demonio por fin había despertado, pero no resultó en el reencuentro que esperaba.

En 1927, unos meses antes de que la familia Clover le pusiera fin a la tiranía de Jonathan Brown (King), Jack y Anastasia rescataron un demonio. Estaba encarcelado en la mazmorra de Jonathan y, por un periodo de tiempo, la compartió con Jack. Después de que ese demonio casi se sacrifica para liberarlo, pensó que podría ayudarlos a recuperar el control de la ciudad. Sin embargo, la verdadera razón del rescate fue otra.

El demonio sabía algo acerca de su madre y él quería saber qué.

La decepción llegó después de rescatarlo, o de que él los salvara a ellos. El demonio cayó en un coma que duró casi dos años. Cuando despertó, no le dio las respuestas que buscaba y Jack perdió el control de sí mismo.

Al entrar a la casa Clover, Anastasia la encontró devastada. Como si un huracán hubiera dado un tour dentro de esta. Había muebles destrozados, vidrios rotos y esparcidos por el suelo, pequeñas manchas de sangre y claros signos de pelea. Lo primero que pensó fue que alguien los había atacado, después de recorrer un poco más la casa se dio cuenta lo equivocada que estaba.

Jack estaba amarrado a una silla con cadenas y esposas en las manos. Varios miembros de la familia estaban con él, incluyendo a Ace que sangraba desde el hombro izquierdo hasta la punta de los dedos. Las gotas caían formando un charco debajo de su mano, brillante como un rubí. Después de recorrer la habitación con la mirada, notó que no había nadie más herido y que Limbo parecía haberse marchado.

—¿Qué ha pasado? —preguntó a cualquiera que pudiera responder.

—El demonio despertó, pero se fue...

—Se fue, se fue, se fue —lo interrumpió Jack, gritando como un demente. Moviendo la cabeza de un lado para otro y largando espuma por la boca.

—Estábamos terminando de comer cuando apareció desnudo frente a nosotros. Nos sonrió con una extraña tristeza en sus ojos y desapareció —seguía contando Ace—. Fue cuando las hermanas aprovecharon la ira de Jack.

—Bastardo, bastardo, bastardo —repetía Jack, una y otra vez, retorciéndose en la silla.

Después de derrotar a Jonathan, Jack logró un mayor control sobre las hermanas. Prácticamente no le susurraban y, lo más importante, se logró mantener con vida a pesar del inmenso poder que cargaba en su interior. Solo cuando su espíritu se debilitaba o perdía el control de sus emociones, Evelyn y Crystal poseían su cuerpo.

Anastasia se puso en cuclillas y levantó el rostro de Jack para apartar su mirada del suelo y que la fijara en ella. Pegó un sobresalto de horror. Jack tenía sus ojos encendidos en una especie de flama verde, colmillos gruesos y afilados como dientes de tiburón y unas líneas negras en su cuello y en el lateral derecho de su rostro. Le sonreía mostrando los dientes, igual que un animal hambriento. Al mismo tiempo que forcejeaba con las cadenas que lo ataban.

Las cadenas, al igual que las esposas, las habían sacado de la mazmorra de Jonathan, que a diferencia del club Slither, permanecía intacta. Servían para suprimir o drenar el poder de los blackrays. Lo cual era perfecto para mantener a raya su poder hasta que él volviera a tener el control total de su cuerpo.

Anastasia se quedó en cuclillas durante varios minutos, esperando hasta Jack pudiera recomponerse. Poco a poco lo lograba. Las líneas desaparecían, los colmillos volvían a la normalidad y las llamas de sus ojos se apagan. Cuando lo hicieron en su totalidad, la observó con sus ojos azules y de manera entrecortada, dijo:

—Yo... Lo... Siento.

—Tranquilo. Ya pasó

—Es que han sido dos largos años —se justificaba—. Pensé que cuando despertara me daría respuestas. Nos ayudaría. Pero... —apretó los puños—, pero me abandonó.

—Está bien. Entendemos —lo tranquilizó Ace, poniendo una mano sobre su hombro. Jack la sintió húmeda. Levantó la vista y vio que chorreaba sangre.

—¿Yo hice eso? —preguntó, abrumado.

—¿Crees que un niño como tú puede herir al gran Ace? Por favor. No seas ridículo.

Sonrió y se separó de la silla después de que Reynold le sacara las cadenas y las esposas. Se tronó los huesos del cuello y las muñecas y ordenó a todos que lo ayudaran a limpiar ese desastre.

Antes de caer la noche, dejaron la casa principal reluciente. Aunque tuvieron que deshacerse de algunos muebles, quedaron arruinados.

—¿Qué pasó con Limbo? —preguntó Anastasia, mientras ayudaba a Jack en la librería. Era una actividad que realizaban muy a menudo juntos. Él amaba los libros y ella descubrió el atractivo en ellos—. ¿Por fin nos deshicimos de ella?

—¡No seas así! —rezongó Jack.

Anastasia se encogió de hombros y sonrió con malicia.

—Tenía cosas que hacer. Dijo que iría a visitarme a Oldville, ya sabes... Para...

—¡Sí, sé para qué! —lo cortó de manera brusca.

—No entiendo qué te molesta.

—¡Nada! ¡Nada me molesta!

Jack no discutió más. Se mantuvieron en un incómodo silencio durante unos minutos.




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