Emma Bennett
El dichoso ruido del despertador me saca de la primera vez que he podido pegar ojo en toda la noche.
El dolor en las costillas no me ha dejado pegar ojo en toda la noche y me he pasado dando vueltas intentando buscar una posición cómoda.
Tengo el ligero presentimiento de que en realidad el golpe me hizo daño.
Me vuelvo a acurrucar en las sábanas con la intención de no moverme de aquí en todo lo que queda de día.
Cuando por fin me estoy volviendo a relajar mi teléfono suena haciéndome abrir los ojos de golpe.
Sin duda hoy no es mi día.
Agarro el teléfono de mi mesita de noche molesta encendiendolo viendo varios mensajes de Lucas.
Estás son las consecuencias de haberle dado mi número cuando me lo pidió ayer por la tarde.
Recuerdo el trayecto en coche de vuelta a la casa junto con su primo.
¿Aiden puede ser?
Sorprendentemente el trayecto no fue incómodo, ambos estuvimos en silencio, pero no uno tenso sino uno tranquilo.
Quito ésos recuerdos de mi cabeza abriendo el chat con Lucas.
Abre la puerta, dormilona. Estoy aquí abajo con el desayuno.
Me levanto a regañadientes saliendo de la habitación bajando las escaleras lentamente.
Resoplo mientras me dirijo a la puerta, pero antes de abrir decido asomarme por la mirilla.
Casi me caigo de espaldas reprimiendo un grito cuando me encuentro con el iris gris de Lucas.
Literalmente pego su maldito ojo a la mirilla.
Cuando abro la puerta me lo encuentro sonriendo alegremente con una bolsa de cartón llena de aceite en la mano.
Casi me da un segundo infarto consecutivo en lo que llevo de mañana cuando Ethan y Aiden aparecen detrás de el.
Perfecto al parecer vino la familia completa.
---¿Que hacéis aquí a esta hora? ¿Y que es eso?--- pregunto señalando la bolsa.
Lucas pasa por mi lado con una sonrisa sarcástica sin inmutarse.
---Buenos días a tu también Emma. Me alegra saber que tú también te encuentras perfectamente--- dice con rentintin.
Lo miro malamente mientras veo como se acerca a la mesa del comedor dejando la bolsa sobre ella.
Me giro hacia los otros dos y me encuentro con que ambos me miran fijamente.
Los ojos de Aiden brillan de forma extraña mientras que los de Ethan simplemente me miran con aburrimiento.
---¿Van a entrar o se van a quedar parados hay como estatuas?--- les pregunto con mi buen humor mañanero.
Que se note mi sarcasmo.
Ambos levantan una ceja, Ethan entra sin decir nada.
Será mejor que siga en silencio.
Pero Aiden me mira de arriba a abajo pasando a mi lado.
---Al parecer Señorita Party se levanta de mal humor--- comenta con burla.
Frunzo el ceño mirándome a mi misma.
Mis ojos se abren de golpe al darme cuenta que todavía llevo mi pijama de Minions puesto.
Si con las calcetas de rayas y las babuchas amarillas con cabezas de Minions gigantes.
Esto no me puede estar pasando.
Cierro la puerta de golpe mirando fijamente a Lucas buscando su ayuda.
Pero el solo me mira divertido conteniendo la risa.
---Voy a cambiarme antes de desayunar--- me excuso.
Prácticamente corro como puedo hacia las escaleras hasta llegar a mi habitación muriéndome de la vergüenza.
Cuando llegó cierro la puerta detrás de mi resoplando.
No me puedo creer que haya abierto la puerta con estas pintas.
Me acerco al ropero mientras me saco la camiseta y lanzo las babuchas por la habitación sin importarme donde caigan.
Cuando llegue del instituto lo recogeré todo.
Agarro los primeros pantalones vaqueros anchos que veo y la primera sudadera gris también ancha que encuentro por el ropero.
Frente al espejo me intento acomodar el pelo de una forma decente.
Parece que una bandada de pájaros me hubiera despertado tirando de el.
Al no conseguir arreglar el lío que tengo en la cabeza agarro el peine y me ato una coleta alta mientras me mojo el resto del pelo intentando domarlo.
Al menos ahora sí que parece realmente pelo.
Después de darme un último vistazo en el espejo cercionando que parezco una persona en sus cavales salgo de la habitación.
Mientras bajo puedo escuchar sus voces resonando en toda la casa y por primera vez siento algo de paz mientras estoy aquí.
Tanto tiempo viviendo sola rodeada de tantos recuerdos me esta comenzando a afectar.
Cuando llegó a la cocina me encontré a los tres sentados en la mesa peleando entre ellos.
---Te repito que así no están bien colocadas--- resopla Ethan con molestia.
---Claro que lo estan, siempre se colocan asi--- le responde Aiden cruzándose de brazos recostado en la silla.
---Ambos se están equivocando--- les informa Lucas--- deberían de ponerse como lo he dicho yo.
Doy un paso al frente entrando en la cocina ganando la atención de los tres hombres en un segundo.
Los tres se callan abruptamente mirándome.
Miro la mesa y me encuentro con seis berlinas de chocolate en la mesa con el aspecto de haberlas estado moviendo demasiado.
El azúcar glass está esparcido por casi toda la mesa y por gran parte de su ropa.
Es como si los hubieran zarandeado en el aire y el azúcar hubiera salido volando.
Frunzo el ceño mirándolos a los tres.
---¿Que pasa?--- pregunto clavando la mirada en Lucas.
Me acerco a la mesa en silencio sentándose en el único lugar libre de los cuatro.
Entre Aiden y Lucas.
---Buenos días otra vez --- dice Lucas sonriendo alegremente.
Entorno los ojos agarrando una berlina mientras siento la mirada de Aiden sobre mi.
Es como si pudiera traspasarme con la mirada.
---¿Por qué estabais peleando?--- pregunto mirando a Lucas antes de morder.
---Nada importante--- dice Aiden con un tono demasiado grave.