Emma Bennett
Me despierto mirando a mi alrededor confusa.
Reconozco el techo blanco y las luces fosforescentes mejor de lo que me gustaría.
Estoy en un hospital.
Pero, ¿Como he llegado aquí?
Los pitidos constantes de las máquinas a mi alrededor me llaman la atención.
Intento moverme pero parece que mi cuerpo no reacciona a mis órdenes.
Entonces es cuando en realidad lo veo.
En realidad, me veo.
Mi cuerpo pálido y delgado está sobre la camilla con un montón de cables, que se conectan a monitores y máquinas de respiración artificial, que salen de el.
Mis ojos están completamente cerrados como si estuviera durmiendo profundamente.
Mi pecho sube y baja lentamente siguiendo el compas de una máquina de respiración artificial que parece hacer todo el trabajo por mi.
Veo como el ritmo de los latidos de mi corazón crece un poco.
Intento gritar, llamar a algún doctor para que me despierte pero todos mis intentos parecen reducirse a la nada.
Es como si hablara con la pared todo el mundo hace como si no me escucharán.
Debo de estar soñando.
El movimiento de la puerta de la habitación abrirse me llama la atención y entonces es cuando lo veo.
Lucas está sentado en uno de los sillones de la habitación a unos pocos metros de mi cama.
Lleva puesto un uniforme medico de pies a cabeza y no me aparta la mirada.
Se ve completamente cansado, sus ojeras son demasiado profundas obteniendo un tono entre morado y verde que parece enfermito.
Su rostro parece cansado, como si llevara varios días sin dormir y sus ojos no transmiten otro sentimiento que no sea culpa.
Ethan le habla pero no escucho ningún sonido salir de el.
Lucas asiente sin girarse a mirarlo antes de que Ethan se marche de la habitación enfadado.
Me acerco a el pasando mi mano por delante de su rostro intentando llamar su atención.
Me paró delante de él mirándolo de cerca.
---¡Lucas! ¡Estoy aquí!--- le grito a centímetros del rostro--- ¿Acaso no me ves?
Al no obtener ningún tipo de respuesta por su parte me levanto frustrada.
Me siento como si estuviera en una nube, me pasó las manos por la cara dándome media vuelta.
---Emma, cariño--- una voz que creí que no escucharía nunca más me saca de mi ensimismamiento.
Al levantar la cabeza me paralizo al ver lo que estoy viendo.
Mi madre está parada al lado de mi cama con lágrimas en los ojos.
Mi padre y mis abuelos están justo detrás de ella mirándome con una expresión de dolor y de conmoción.
---¿Mama?--- intento decir algo, pero mi voz es apenas un susurro.
Ella parece enterarse porque asiente sonriendome con tristeza.
---Si cariños, somos nosotros. Estamos aquí, pero tienes que escucharnos atentamente--- dice dando un paso al frente.
Mi padre da un paso al frente poniéndose a su lado mirándome con la misma expresión que ella.
---Cielo, estamos aquí para ayudarte--- dice sonriendo con la misma sonrisa con la que trataba de animarme cuando era una niña--- necesitamos que seas fuerte y despiertes.
Me acerco a ellos con paso lento analizandolos de pies a cabeza.
Mi corazón se estruja en mi pecho haciendo que los latidos de la máquina aumenten el ritmo.
Están igual que la última vez que los ví con vida.
Llevan puesta la misma ropa, maquillaje y peinados.
No puedo evitar que las lágrimas resbalen por mis mejillas.
---No-no se si puedo despertar--- digo conectando mi mirada con la de mi padre--- No se si quiero.
Mi abuelo da un paso en mi dirección mirándome de forma severa.
---No digas tonterías muchacha--- su voz resuena como un reproche a mi alrededor--- Eres demasiado joven como para querer pasar a este lado.
Mi abuela pone una mano sobre su hombro haciéndole una señal para que la dejé hablar antes de caminar con pasos lentos en mi dirección.
---Claro que puedes, tesoro. Eres una chica demasiado fuerte. No es la primera vez que la vida intenta tumbarte, y tampoco la primera en la que te levantas.
Sus ojos brillan mientras agarra mis manos envolviendolos entre las suyas.
Siento su tacto después de tanto tiempo y me muerdo el labio inferior para no tirarme al suelo a llorar como una niña pequeña.
---El dolor te está consumiendo, cielo--- dice mi padre pasando un brazo por los hombros de mi madre--- Tienes que superarlo. Tienes que superarnos.
Trago fuerte asimilando sus palabras.
---Pero no se cómo hacerlo--- digo sintiendo como el nudo en mi garganta se hace más grande.
Mi abuela da un paso atrás dejando que mi abuelo vuelva a aparecer en mi campo de visión.
---El primer paso es enfrentarte a ese grupo de arpías, muchacha--- dice como si se tratara de una orden--- Tienes que demostrarles quien eres y no dejarlas salirse con la suya.
Asiento lentamente sintiendo que tiene parte de razón.
Les he dejado hacer y decir demasiadas cosas, pero eso acaba en este momento.
Da lo mismo quienes sean y que hagan.
Mi madre corta la distancia entre ambas envolviendome entre sus brazos.
Hace demasiado tiempo que no siento lo que es un contacto como este.
Aferró mis brazos a su espalda mientras mi padre se une a nosotras enrollandonos a ambas levantádonos del suelo aciendonos reír.
Por primera vez en más de medio año siento como si nada hubiera pasado.
Como si fueran reales y cuando despierte siguieran estando ahí esperándome al lado de la cama.
O en la salida del instituto para ir a dar una vuelta o a comer los tres juntos.
Pero eso es imposible.
Porque ellos están muertos y yo sigo viva.
Y esto seguramente sea cosa de mi subconsciente para entretenerme.
Pero pienso disfrutarlo el tiempo que dure.
---Emma, tienes que confiar pase lo que pase en Lucas--- me susurra al oido