Reina del caos

9

Emma Bennett

---¿A dónde crees que vas?--- resuena una voz detrás de mi.

Doy un salto asustada girándome rápidamente para ver a Aiden mirándome con los brazos cruzados y una ceja levantada.

Cualquier día me sacará el corazón por la boca de tantos sustos.

---¿A dónde demonios crees que vas?--- vuelve a preguntar está vez más autoritario.

---Necesito ir a tomar el aire --- simplificó.

Su expresión se vuelve más seria mientras que no aparta su mirada de mi.

---Deberias de estar en tu habitación descansando.

Lo miro con fastidio poniendo los ojos en blanco.

---Estoy cansada de estar en la cama. Además de que ya estoy perfectamente.

Llevo una semana encerrada en mi cuarto sin moverme de la cama.

Lucas y Aiden no estaban convencidos de que me quedara sola en la casa y yo no consentí mudarme a la mansión.

Con tener a Jason respirándome en la nuca las veinticuatro horas del día me sobra.

Así que los dos se auto invitaron a mi casa por tiempo indefinido.

Es increíble la forma en la que he sido invadida por ellos dos en cuestión de momentos.

Aiden asiente lentamente.

Por la forma en la que me analiza con la mirada se que está tramando un plan en su mente retorcida.

---Entonces te acompañaré a dónde sea que tengas que ir--- suelta con tranquilidad.

Ni en broma.

Ni loca lo llevo conmigo al cementerio.

Necesito ir ya que entre el tiempo hospitalizada y el que llevo en casa no he podido ir ni una sola vez.

---No puedes venir.

Aiden sonríe de medio lado de tal forma que hace que mi corazón se desboque en mi pecho.

Daun paso en mi dirección tentandome y no aparto la mirada de el mientras me quedo en mi sitio.

Si piensa que voy a retroceder se va a llevar una sorpresa.

---Puedo ir a dónde sea que quiera. Y nadie va a negarmelo, ni tan siquiera tu pequeña.

¿Cómo puede ser tan guapo y tan deseable de golpear a la vez?

Sabiendo lo cabezota que es ni aunque lo encadene a los barrotes de las escaleras se quedara aquí.

Así que me limito a mirarlo malamente dándome media vuelta ignorandolo por completo.

Si quiere venir que venga, pero que no se crea que voy a prestarle atención.

Salgo de la casa y me encuentro con Jason.

El hombre parece estar día y noche como póster de luz en la puerta de la casa, vigilando.

Le doy una media sonrisa que me devuelve encantado pero al ver la figura de Aiden salir de la casa su sonrisa desaparece.

Continuo andando alejándome.

---Deberias mantener tus confianzas a raya si quieres mantener tu trabajo--- le dice Aiden en un intento de susurro.

Resoplo con fastidio dejando en claro que lo he escuchado y rápidamente vuelvo a escuchar sus pasos detrás de mi.

Camino por las calles del pueblo en un recorrido que he hecho tantas veces que lo puedo hacer incluso con los ojos cerrados.

Pero a diferencia del resto de días hoy no lo hago especialmente sola.

Cuando llegamos al cementerio me paró en la puerta girándome para mirarlo fijamente.

Aiden frena sus pasos a tan solo medio metro de mi y se queda mirándome.

---Quiero que te quedes aqui--- le digo intentando razonar.

Aiden niega con la cabeza.

---No puedo hacer eso, pero si quieres puedo hacer que no notes mi presencia.

Blanqueo los ojos, cansada y asiento lentamente.

Me doy media vuelta dándole la espalda dirigiéndome hacia la cabina del vigilante.

Allí siempre dejan todas las mañanas un carro con ramos de flores para quien los quiera coger.

Lo saludo con un asentimiento y una sonrisa daleada antes de agarrar cuatro de ellos.

Uno por cada tumba.

Me adentro en el cementerio caminando por uno de los senderos sin decir ninguna palabra.

Y si no fuera por el sonido de las hojas romperse detrás de mi ni sabría que Aiden está caminando a mis espaldas.

Cuando veo las tumbas al fondo respiro hondo acercándome sin detener mis pasos.

Cuando llegó frente a las tumbas veo que Aiden se ha quedado a varios metros de distancia por detrás de mi dándome la espalda.

Al menos ha tenido la consideración de darme espacio.

Dejo cada uno de los ramos encima de cada lapida antes de retroceder unos pasos cruzándose de brazos.

Al parecer el sol ha decidido salir y sus rayos me dan de lleno calentándome.

---Al final tome vuestro consejo y desperté--- susurro--- espero que no os moleste mucho que Lucas y su primo se estén quedando en casa. Pero los dos son tan cabezotas que no me quedo de otra que decirles que si.

Me quedo un rato hablando al aire contando mi última conversación con mi prima Abigail.

---Aunque parezca mentira, Abigail me ha dicho que en cuanto tenga un día libre del trabajo me visitará.

Nunca he tenido una relación cercana con ella por lo que cuándo me lo contó me extrañe.

Los rayos de sol iluminan con más fuerza cuando siento una pequeña lágrima resbalar por mi mejilla.

Una pequeña sonrisa se abre paso entre mis labios antes de dar un fuerte suspiro.

---A partir de ahora, voy a retomar mi antigua vida. Voy a volver a ser la antigua Emma que ustedes conocían.

Después de eso miro por última vez las tumbas antes de darme media vuelta caminando hacia Aiden.

Mientras camino hacia el veo que me está mirando, no le prestó mucho atención cuando paso por su lado.

---Quiero hacer una última parada--- le aviso cuando comienza a caminar a mi lado.

No dice ninguna palabra pero asiente antes de apartar la vista de mi.

Salimos del cementerio en silencio y caminamos por el pueblo recibiendo las miradas de todos los que nos encontramos.

---¿A dónde vamos?--- pregunta con un tono demasiado suave para tratarse de el.

Lo miro de reojo y veo que me está mirando con su expresión fría pero curiosa.




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