Subitamente me invade un sentimiento de miseria infelicidad, no se porque, solo aparece para nublar mi existencia, odio todo, es patetico, comun, simple y sin gracia, no hay un mayor desperdicio de mi tiempo posible, no se desde cuando me encuentro en esta situacion, ni en que punto me comenzo a parecer tan despreciable, cualquiera diria que no hay nada mas que pedir, pero no hay nada que me retenga aqui, algo falta, algo necesito, que no se donde esta pero se que no es aqui, hace algun tiempo ya que la inquietud me carcome, haciendo de cada instante en este lugar una agonia, de desidia y aburrimiento a veces tener todo el poder te quita todo lo demas, adoro mi poder, pero estoy aburrida.
Todo es oscuro unos resplandores amarillentos dan algo de luz al lugar, se puede ver una figura casi acostada en un gran trono de roca o metal. Una mujer con un traje de lo que parece cuero negro y botas de tacon, tiene la cabeza gacha y su cabello negro cae en una maraña de risos cubriendo su rostro, ella levanta la mirada, sus ojos son rojos y brillan como carbones encendidos.
Mi señora ¿que es lo que pretende hacer?- pregunto un ser encorvado al acercarse a su lado.
Mormo, deja de molestar que no soy Hecate- respondio ella, con un tono seco.
No señora, usted no es ella pero- despues de dudar un segundo continuo- es la regente del inframundo el ser mas poderoso del infierno, reina de las devastaciones y el dolor ¿es que acaso ha perdido la cabeza? ¿sabe lo que las huestes haran si saben lo que usted planea?- Mormo parecia realmente preocupado por las acciones futuras de esta mujer.
Las huestes no son mi problema, para eso tengo quienes lidien con esos asuntos ademas si alguien tiene alguna objecion a mis planes que venga por si mismo o mejor que me enfrente para obligarme a quedarme aqui, tengo mucho que no destruyo a alguien y quiza me aumente el animo,uno nunca sabe, tal vez eso me haga sentir mejor, ademas de recordarle a todos su lugar en el infierno, muy por debajo de mi y si nadie lo hace continuare con mis planes.
Pero señora y ¿si resulta herida? o ¿si pierde la batalla?- la ansiedad se notaba en su voz.
Si aqui hay alguien mas fuerte que yo entonces no se por que deberia ser yo su reina, ademas no pretendo seguir dando razones, organiza lo que te pedi antes de que la primera cabeza que corte sea la tuya- respondio en tono cortante para segar asi la conversacion.
Mi pobre espada chorrea sangre mientras los cuerpos se acumulan a mi alrededor por suerte no los estoy matando de verdad, si asi fuera para el fin del dia no tendria a nadie a quien gobernar.
¡¿Esto es enserio?!- grito con fuerza y siento como el grito irrita mi garganta, me he hecho mas daño al gritar que todos los demonios y espiritus a los que he enfrentado en las ultimas tres horas - son pateticos y ¿con esto es que pretenden derrotarme a mi? ¡YO SOY SU REINA! y si no hay nadie con algo fuerza para mostrar en este maldito lugar buscare algo mas con que divertirme- una flecha llega hasta mi rostro , solo fije mis ojos en ella y esta se incinero, sus cenisas cayeron al suelo, en menos de un respiro llegue al demonio que la habia lanzado, corte su cabeza y arranque su corazon para pisarlo en el suelo, mientras los ojos de este veian como su miserable vida era exterminada -no me gusta que me interrumpan mientras hablo- susurre entre dientes, y menos por un demonio de clase baja, lo mire en el suelo su lengua bifida, sus ojos negros sin pupila, sus orejas alargadas y su piel gris cenisa cuya textura recordaba a la de alguien que ha pasado por un incendio y ha recibido lo peor que este tenia para dar, quiza seria uno de los nuevos integrados , humanos a los que se les da una segunda oportunidad de vida cuando estan al borde de la muerte y en total desesperacion, estos resultaban perfectos como peones de campo, increiblemente baratos, utiles y totalmente reemplazables, solo tienen poderes basicos impresionantes para ser humanos, pero insignifiantes contra un demonio, creo que este era nuevo y aun no lo sabia, obviamente no estaba en el catalago de ventas el decir que tus poderes solo te servirian para ser esclavo en el inframundo, siempre me causo curiosidad el temor a la muerte que tenian estos seres, si su existencia estaba destina a morir, quiza era porque yo nunca habia conocido el miedo a la muerte a sabiendas que jamas tendria que morir, pero lo que mas me fascinaba era como algunas personas eran capaces de dar su vida por otras, ¿si era algo tan preciado por que eran capaces de darlo? algunos lo hacen por algo que llaman amor, antes me parecian pateticos, pero ahora hay momentos en los que me encuentro divagando acerca de estos sentimientos.
Me voy a descansar alguien que limpie este desastre, no lo quiero ver asi para cuando vuelva a pasar o si no habra mucho mas para limpiar- me fui luego de eso a mis aposentos tenia que sacarme toda esa sangre de encima.
Nena ¿estas segura de que quieres hacer esto?- pregunto con tono salamero un demonio.
Astaroth, sabes que una vez que digo algo es enserio, ademas sera solo por una vida humana, tampoco es tanto tiempo- el se acerco a mi espalda, pasando su bifida lengua de serpiente por mi cuello, y su mano por debajo de mi ropa, comenzo a jugar con mis senos hasta que gemi, y el bajo su mano hasta el medio de mis piernas.
No te vayas eres la reina de este lugar, perteneces aqui, este es tu lugar en el mundo-
Astaroth deja de tratar de convencerme tu y yo sabemos que hay mejores usos para tu lengua- le di una lasciva sonrisa, llena de promesas de placer.
Siempre tan dulce-
Si, siempre, ahora ¿que te dije de tu lengua?-
Si mi reina- dijo poniendose de rodillas ante mi con su perversa sonrisa curvandole los labios.