¿Era necesario comportarse como un idiota, escondido en un pasillo solitario esperando a la chica? Qué ridículo. Con razón Riley no hacía otra cosa que mandarlo al desvío, ya estás dando vergüenza ajena, Max.
Lo peor es que una parte de él sentía que eso era "lo que tenía que hacer". No solo era necesario, era justo. Estaba haciendo todo eso porque la deseaba más que a cualquiera en todo el mundo, y en toda la historia, por así decirlo.
Pensó que en este moderno siglo XXI las cosas eran más fáciles en cuanto a seducción. Era cierto que a lo largo de su vida se había encontrado con todo tipo de mujeres, pero temía que iba a clasificar a Riley en la categoría de "Muy difícil". También debía de empezar reconociendo que la cagó un poco al conocerla y estaba pagando las consecuencias.
La vio un día a la salida de la escuela caminando por un pasillo. Se quedó mirándola de pies a cabeza y le bastó eso para sentir que le gustaba y que quería divertirse con ella. Siendo un vampiro la chica no tendría que resistirse. La siguió discretamente hasta que al fin se dio cuenta que no había nadie alrededor y se adelantó hasta ella. Cuando quedaron frente a frente se dio cuenta que no sólo tenía un bonito cuerpo y rostro, sino que también sus ojos eran preciosos. Y sus labios rojos se veían tan deliciosos que moría por probarlos. Por probarla toda. Le pidió que lo besara. Por unos segundos ella lo quedó mirando y luego respondió algo que lo desconcertó.
—Ándate a la mierda, ¿quién demonios te has creído? —dijo irritada para seguir con su camino. Y él no lo pudo creer, era imposible. Pasado el asombro inicial, y cuando quiso ir detrás de ella para averiguar qué había pasado, ya era demasiado tarde. La chica estaba en la vía pública rodeada de muchos testigos.
Durante esos días en Denver se dedicó a averiguar discretamente algo sobre ella. Bruja no era, parecía ser una persona como cualquiera. Entonces, ¿qué había sido aquello? Las presas, es decir, humanos, no pueden resistirse a los vampiros a menos que tengan protección mágica. Y tratándose de un vampiro hijo de ancestrales como él solo su palabra bastaba para que cualquier humano ceda a su voluntad. Pero la chica simplemente se había resistido por una extraña razón que desconocía y que además no le importaba mucho. Lo que en verdad le importaba es que ella no era suya. Y que la deseaba.
Le gustaba verla caminar tan linda por los pasillos, le gustaba todo de ella, incluso que fuera una chica inteligente y competitiva. Lo más gracioso es que se daba cuenta que también ella se sentía atraída por él. Pero se resistía, no quería ni que la toque y lo evitaba todo el tiempo. Ella gustaba de él, y él estaba loco por ella. Max sabía que no tenía que perder el tiempo detrás de una chica, no estaba ahí para eso.
Si ya hasta se había peleado con su familia por ser... ¿Cómo fue que le dijo Cassian? "Inútil bueno para nada". En realidad, fue la pelea de siempre. Cosa de hermanos. Un clásico.
Cassian le dijo inútil bueno para nada. Él le respondió que no recibía órdenes de un cura chupa-cirios. Cassian le contestó que para lo único que servía era para hacer berrinches y que se vaya a dar pena a otro lado. Antonette cogía la otra línea para decirle que se deje de hacer el estúpido y que con su hermanito cura no se meta. Él le respondía que mejor se vaya a limpiar la cocaína de la nariz. Y entonces se metía Ettiene diciendo que aparte de inútil bueno para nada era un retardado mental y que no se meta con su hermanita. Él los mandaba a volar a todos, y así por los siglos de los siglos. Amén.
En esta ocasión la pelea fue porque hasta ahora no averiguaba por qué rayos Jesse Dagger dejó su aquelarre para ir a esa maldita escuela. Y no es que no hiciera su trabajo, si hasta se hizo amigo del muchacho. Iban a comer pizza con los demás chicos, bromeaban durante las clases de gimnasia y jugaban baseball juntos. Eran "amigos", y cuando no estaba con Jesse pasando el rato, lo vigilaba de lejos en la casa de sus tíos donde se estaba quedando. No hacía nada sospechoso a su parecer, solo hablaba con alguien por teléfono, aunque no estaba seguro de quien era. Siempre hablaban de "esa persona", pero no entraban en detalles, ni siquiera lo llamaban por su nombre. Eso era lo único que a Max le parecía extraño, pero hasta el momento Jesse se había cuidado de no revelar mucho.
Para todos los Edevane era obvio que Jesse no estaba ahí por casualidad, que algo tramaban los brujos Dagger. Sabían que la líder, Philippa, había pactado con los vampiros Sallow para poder acabar al fin con todos los Edevane. Y Jesse era el hijo de Philippa, ¿por qué lo mandaría tan lejos en medio de una guerra entre familias de brujos y vampiros? Había una razón y él tenía que averiguarla. Pero mientras, su presencia ahí servía para mantener a raya a Philippa. Si movía un dedo en contra de los Edevane solo bastaría una orden para que Max le arranque la cabeza al chico. O se controlaba o le mataban al hijo, simple.
La verdad era que esa nueva guerra entre familias le importaba bastante poco. Solo le quedaban unos años para vivir antes de volver a dormir por cien años, no quería malgastar su tiempo en una guerra estúpida. "Ofensa familiar", le decían. Ese imbécil de Marcus Sallow era un miserable, y como hace unos años el consejo de vampiros ancestrales le dio el cargo de "Guardián de la sangre", ahora estaba más insoportable que nunca. El resumen era que a Marcus se le dio por ofenderse porque Cassian rechazó estar en el consejo, y porque según él se metió con su hermana mayor, la viciosa de Maxine.
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Editado: 16.02.2021