Reina Escarlata I: Guerra de sangre

Capítulo 4: Qué sorpresa

Y su chica volvía a echarse un clavado. Algo había escuchado que ahora echarse al agua tenía una especie de técnica y demás tonterías. En fin, las cosas suelen cambiar con el tiempo. Tampoco es que le interesara mucho, lo importante era ver a Riley zambulléndose elegante en la piscina y nadando en una especie de competencia interna con las demás del grupo. La entrenadora gritaba cosas, pero tampoco la escuchaba. Todos sus sentidos estaban concentrados en los movimientos de Riley al entrar, nadar y salir del agua.

Había un pequeño grupo de gente viendo el entrenamiento, conversando, entretenidos en sus cosas. Amigas de las chicas que entrenaban, algunos novios; en fin, gente no importante. En cambio, él estaba sentado en la parte superior de la tribuna de ese espacio con la piscina techada. No hacía frío, pero si en caso Riley lo sintiera no se iba a oponer en calentarla. Y él sabía bien cómo hacerlo.

De pronto suena el teléfono. Lo deja timbrar sin tomarle importancia, quien quiera que sea se iba a aburrir. Pero insistía, cortando su concentración de ver como Riley salía del agua y se acomodaba la ropa de baño.

—Diga —contestó medio molesto el teléfono sin ver quien llamaba.

¿Así saludas ahora?— Era Antonette.

—Digamos que estoy un poco ocupado, hermanita —le dijo mientras Riley seguía acomodándose la ropa de baño. Se lamió los labios sin querer, su chica se veía deliciosa así, mojada. Toda una tentación.

—Todos estamos un poco ocupados, pero nos damos espacio para llamar a la familia. ¿Sabes? Tú tienes que ser adoptado o algo, ya no nos hablas.

—¿Quién murió? —preguntó como si no le interesara.

—Quién va a morir, dirás.

—Está bien, ¿quién va a morir? —Riley parecía no darse cuenta de su presencia, mejor para él. La chica empezó a estirarse mientras la mirada del vampiro la recorría de pies a cabeza. Moría de ganas por acariciar su piel húmeda. Y cuando decía "morir de ganas" hablaba en serio. Todo era más intenso siendo vampiro, y ese deseo lo iba a enloquecer si no hacía algo pronto. Al menos, viéndolo de ese punto, la llamada de Antonette lo estaba distrayendo un poco.

—Todos nosotros podemos morir.

—Eso ya lo sé. Además, creía que habían pactado una tregua con los Sallow. Que llamaste a tu amiga Maxine aka la sangre-adicta y lo solucionaron todo.

—Si, más o menos.

—¿Cómo que "más o menos"? No me vas a decir que esos idiotas nos llevan la delantera —se detuvo cuando vio que Riley volvió al agua. Hasta ahora la chica no había perdido ninguna carrera. Si que era buena moviéndose en el agua, seguro que tenía un gran potencial en la cama. Potencial que él estaba dispuesto a descubrir.

—Aún estamos en eso.

—Pues amenacen, maten a alguien, ¡no lo sé! Yo sigo vigilando la escuela, pueden avisarme si quieren que haga algo. En serio, Anto, ¿cómo es que no has sacado nada de Maxine?

—Ya te dije, puede ser la Sallow más vieja de todas, pero el que está a cargo es Marcus. No ha estado bien últimamente, solo controla el vicio de la sangre con algunas drogas. El consejo la ha declarado inestable.

—¿Ves? Si te sigues juntando con esa adicta vas a terminar igual.

—Oye, que yo no soy adicta a la sangre. Es más, ni bebo de la vena, solo en copas de plata super geniales.

—Pero eres adicta a la cocaína que es mucho peor.

—¡Ay Max, hazme el favor! ¿Desde cuándo la coca es peor que la sangre? Si viene de una planta, es fruta. Cuenta como desayuno.

—Basta. Volvamos al tema principal. Ya Ettiene me dijo que tengo una semana para averiguar todo.

—Ajá, y a mi me dijo que no te estás alimentando bien.

—Si estoy comiendo —contestó de mala gana. Lo peor es que en ese momento estaba "comiendo". Tenía un toma-todo color plateado y dentro puso algo de sangre, ahí delante de todos se la bebía como si fuera agua. En la noche tuvo que ir a cazar a la ciudad vecina, ya no podía conformarse con bolsas de sangre, necesitaba beber algo fresco. Y ya que en la ciudad no podía coger a nadie para evitar que Jesse sospeche, al otro lado fue y cogió a un indigente cualquiera al que nadie iba a extrañar. Bebió de él hasta dejarlo inconsciente y luego se lo llevó para desangrarlo por completo. Algunas sobras las guardó en recipientes como ese toma-todo. Aún así era una vergüenza eso. No poder alimentarse como correspondía, con una buena presa. Un vampiro de su clase, hijo de ancestrales, bebiendo sangre con caña desde un toma-todo. Patético.

—Está bien te creeré. Tienes que aguantar un poco más ahí, puede que Cassian dé la orden para capturar a Jesse Dagger.

—¿Qué tienen en mente? —Riley salió de la piscina. Al fin parecía haber terminado todo, la entrenadora las llamó para darles unas indicaciones. Hora de acercarse.

—Sabemos que los Sallow están pactando con el aquelarre Dagger, y según los rumores Jesse se ha separado de ellos. Una mierda que voy a creer eso, ¿Philippa permitiendo que su heredero se vaya así nada más? Jamás. Y además eso de los Dagger con los Sallow me suena a muchas mentiras de por medio, no me cuadra nada.




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