—¿Riley? —interrumpió aquella voz.
"Mierda", se dijo ella por dentro. La habían reconocido en pleno beso de película con Max y no podía decir qué tan malo era aquello. Y por lo visto, Max no tenía intención de soltar sus labios, cosa que no estaba mal para nada, pero si te hablan tienes que dejar de besar al vampiro.
Fue ella la que se separó un poco, siendo sincera, hubiera preferido que ese beso no acabara de pronto y así. Quería volver a hacerlo, eligieron un mal lugar, porque si hubieran estado solos nadie los iba a detener. Cuando Riley se giró a ver quien le había hablado, encontró a Jazmín mirándola sorprendida. A su lado iba un chico de su edad que también miraba la escena sin entender. Y ahora la que estaba confundida era ella, ¿por qué la miraban así?
—Hola, Jazmín —respondió ella. Intentó separarse un poco de Max, porque en realidad estaban pecho con pecho y muy juntos, pero él no la saltó. Momento incómodo. Ella le dio un codazo discreto y al fin se liberó de esos brazos. Aún así, Max se puso tras ella y la rodeó por la cintura, como quien dice "De acá no te escapas, querida".
—Ahh... disculpa, creo que interrumpo algo —dijo la bruja.
—Claro que si —respondió Max en un tono que sonó algo duro—. ¿No deberías estar en la escuela? Y tú también —le dijo al chico pelinegro que acompañaba a Jazmín.
—Si, en teoría debería estar en la escuela —contestó el muchacho—. Pero soy fan de no perder mi tiempo en clases aburridas, así que salimos a hacer algo vivencial por los jardines. No sabía que ya andabas seduciendo niñas.
—Mejor cállate —le dijo molesto Max. Y como ella no quería ser la niña seducida por Max, al menos no delante de esos dos, hizo lo posible para separarse y conservar su autonomía—. ¿A dónde vas, cariño? —dijo de pronto Max. No la quería soltar, era obvio que quería continuar lo que empezaron hace un momento. Ella también, pero no así. Le daba un poco de vergüenza eso.
—Quiero conocer la escuela —dijo ella, la excusa más barata—. Nos vemos luego, Max. Te busco en la casa.
—En el palacio arzobispal —corrigió Jazmín.
—Si, bueno, ahí —se giró para mirarlo. Él le sonrió de lado, al fin Max la había cantado.
—¿En serio? —preguntó él.
—Si, nos vemos al rato —pidió ella. Se había dado cuenta que tenía una extraña manía de huir de Max cada que daban un paso que los unía. Ahora con este beso, en lugar de despedirse de Jazmín y correr con él al palacio, elegía escaparse con Jazmín y el chico desconocido a recorrer la escuela. ¿Tenía miedo de Max? ¿O tenía miedo de lo que le hacía sentir? No estaba segura, y en ese momento no quería pensarlo.
—Está bien, te espero —dijo el vampiro soltándola al fin. Se separó, sentía el corazón acelerado. Max se fue caminando con una sonrisa, como si de verdad no le hubiera molestado que lo cortara así. Quizá ya a esas alturas Max se había dado cuenta que tenía miedo, y fácil hasta le hacía gracia. Para su sorpresa, Max aceleró sus pasos y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba fuera de su vista. Jazmín y su amigo ni se inmutaron, para ellos eso parecía ser normal.
—Riley querida, debería darte vergüenza —se burló Jazmín—. ¿Qué es eso de andarte besuqueando con Maximilan Edevane?
—Pues ese no es tu problema —respondió algo molesta, se le salió. No le debía explicaciones a Jazmín, así que no aceptaba reclamos. El chico a su lado rió, la miró y le dedicó una sonrisa. Parecía agradable.
—¿Ves? Eso te pasa por chismosa —le dijo él a Jazmín—. Por cierto, soy Howard Edevane —se presentó el chico y ella abrió la boca de sorpresa.
—¿Eres un vampiro familia de Max? —preguntó ella sorprendida.
—Ehhh... no, no exactamente. Soy parte del clan, me convirtieron hace veinte años —explicó Howard. Ella solo asintió, seguía sin entender eso de ser del clan Edevane pero no familia.
—¿Y estudias aquí? —le preguntó.
—Si, veinte años no es nada para nosotros. Son diez años de descontrol y diez más de aprender lo que es la vida de vampiro. Técnicamente soy adolescente vampiro —bromeó Howard—. ¿Y tú de donde saliste?
—Ya te conté, ¿recuerdas? —le dijo Jazmín a Howard—. La chica misteriosa del bosque y que los Edevane han adoptado hasta saber qué onda con su vida.
—Espera, ¿le has contado lo que pasó en el bosque a él? —le preguntó asustada a Jazmín. Pero la bruja solo soltó una risa relajada, como si en verdad no fuera tan grave.
—Naa, solo lo básico —contestó ella.
—Suficiente para que piense que Jazmín estaba en drogas y me contaba de una extraña pelirroja con sangre aún más extraña. Creí que me estaba hablando de la nueva novela de moda adolescente, porque chica, tienes que reconocer que tu vida si está bien rara —le dijo Howard y ella terminó riendo sin querer.
—Está bien, lo admito. Soy un cliché andante, para variar es como si alguien estuviera empeñado en convertir mi vida un remake mal hecho y menos popular de "Diarios de vampiros".— Ahora los tres rieron, Riley intentó relajarse un poco. Ya había sido suficiente drama esos días, ver y hablar con gente de su edad la ayudaría con eso. Bueno, Howard era mayor, pero ya dijo que técnicamente era adolescente.
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Editado: 16.02.2021