Reina Italiana [ Mafiosos 1]

⨢11⨢

Adel Black

"Y Ahí Más de Uno se Dio Cuenta de que Tan Rota Está Amber Santorini."

¡Carajo! Que mierda tiene esta mujer en la cabeza, la tomo al estilo princesa para ver que carajos hago antes de que se muera, tiene el pulso algo débil, pero respira, trato de abrir la puerta con una mano y esta se abre, santa mierda no. Me quedo en mi lugar estático al ver que la persona que abre la puerta es Nelly y atrás de ella viene Nate con un tarro de helado. Es que cuando dios repartió la suerte yo debí haber estado durmiendo. Nelly ahoga un grito cuando ve el estado de su amiga o lo que sean y por eso el grito que me pega no me sorprende en lo absoluto:

—¿¡Pero qué mierda le has hecho Adel!?—Me grita causando que Nate eleve la mirada de su móvil y me ve con una mueca de horror plasmada en el rostro.—¿¡Vas a esperar a que se desangre imbécil!?—Me dice Nelly marcando un número en su móvil.

—No, no Nelly la ambulancia no va a llegar, vamos en mi coche.—Dice Nate saliendo de su ensoñamiento.

No tengo derecho a refutar que no pienso ir en el mismo coche que ellos, porque Nelly me saca a empollones del cuarto y cierra con una fuerza que no creía que tenía, las manos le tiemblan como gelatina al momento que ve algo en el pasillo, sigo su mirada y es a Sally comiéndose la boca con Cameron auch, eso debió doler. Está a punto de ir hacia ellos pero ve de soslayo a Amber aprieta los dientes y se acerca a mi.

—Como algo le pase a Amber te voy a matar y luego de eso a el idiota de tu amigo.—Me empieza a empujar con mayor fuerza hacia los garajes.—Y ten en cuenta que esto no es para nada el significado de cuidar Black.

—Y tampoco es de amigas hacer lo que tú has hecho.—La pico y veo como para en seco sus empujones, plasmándose en mi rostro una sonrisa llena de malicia.—¿Oh, ese es tu concepto de amigas?

—Ella no es tan idiota, no lo es, jamás se fijaría en alguien como tú, alguien tan roto, tan hijo de puta. Alguien que solo vela por su bienestar, y que con tal de ganar más dinero del que ya tiene hace...hace lo que tú has hecho...ten en cuenta que no sabes quien es realmente Amber Santorini.

————— 👑 —————

Amber Santorini

Abro los ojos, mientras siento mis brazos como fideos, pero los vuelvo a cerrar por la intensa luz ¿Mori? ¿Así tan fácil? Bueno no es como que esperara que alguien me salvara, trato de levantarme pero un dolor en mis muñecas me lo impide, no que cuando mueres todas tus heridas sanan.

«Idiota, no estás muerta.»

¿Qué? Como de que no.

—Oh, señorita Santorini por fin despierta.—Dice una muchacha de no más de veinte o veintiocho años, es bajita, rellenita, pelirroja, y con una gran cantidad de pecas por todo el rostro.—Déjeme llamar al Doctor Hernández.

Y con eso sale de la habitación de paredes blancas, y es ahí cuando huelo el tan característico olor de los hospitales, bufo a modo de respuesta, que espere al doctor su puta madre que yo no, me paro ignorando el dolor de mis muñecas, en el estomago dolía menos, me quito de un tirón las agujas del suero, y agradezco a los dioses del olimpo que no me hayan puesto esa estúpida ropa de hospital.

Estiró el cuello y observo a mi alrededor, están locos si piensan que me voy a quedar aquí es cuestión de tiempo para que llegue mi "familia" y que cringe escuchar sus estúpidos regaños vacíos, porque eso es lo que son, solo para aparentar que se preocupan por mi. Suelto un suspiro al momento que me asomo por la ventana ¡Bingo! Estoy en el segundo piso y hay unas escaleras que me ayudaran a bajar de lo más bien, tomo el palo ese raro donde ponen el suero y trabo la puerta, abro la ventana y cuando estoy a punto de empezar a bajar las escaleras la puerta es fuertemente aporreada seguido de los gritos que creo son de Nelly, y joder sus gritos me llevan a años atrás, la voz cambia y no es la de Nelly sino la de ella«No lo hagas.» «Amber, Amber abre la maldita puerta.» «Como hagas algo estúpido juro que te mato.» «No, no lo hagas por mi, hazlo por el.» Las lagrimas se abren paso en mi ojos mientras veo el vacío, y me trasporto a aquella noche.

«Sangre.

Patrullas.

Gritos.

Fuego.

Una sabana blanca cubriendo un cuerpo.

El escenario era uno completamente diferente, Amber ya no se encontraba en la habitación de un hospital, no claro que no, se encontraba en una de las calles de Italia, viendo como levantaban el cuerpo de su  mejor amiga, de su hermana, de su todo, por que eso era Samira, su Samira Collins, ella y él eran ese rayito de esperanza en la vida de Amber, porque si, a pesar de que para sus quince casi dieciséis años no debería correr ama la adrenalina, como el viento movía su cabello en la moto, y sobre todo ese estasis cuando ganaba.

 —Ella no murió...no pudo a ver muerto...dime que no lo hizo...¡DIMELO AILAN!—Grito lo ultimo agarrando en puños la camisa del mayor.—¡DIJISTE QUE LA IBAS A CUIDAR, MALDITO HIJO DE PUTA, LO JURASTE!—Le pegaba al pecho de Ailan mientras sus ojos se llenaban de lagrimas otra vez.

—¡No es mi culpa Amber! ¡La amaba, joder que si! ¿¡CÓMO NO IBA A CUIDAR A LA MADRE DE MI HIJO!?—La confesión le cayo como un balde de agua al momento que se separo abruptamente de él, la mirada que Ailan le dio a Amber fue como si el supiera su secreto...aquel secreto que solo ella y Samira sabían.

—Tú...tú tam....—No termino la frase porque Amber se monto a su moto como una desquiciada y acelero a fondo causando que el grito de Ailan resonara por todo el lugar.—¡MALDITA IDIOTA, VEN ACA, NO HAGAS UNA ESTUPIDEZ!

Sangre.

La moto derrapando.

Una noticia desgarradora.

Una gillete intentando pasar por las muñecas de una joven.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.