POV. Alexander Vincent.
La noche caía trayendo una fresca brisa que envolvía cada poro de mi piel.
Las estrellas adornaban el oscuro cielo iluminandolo con su resplandor.
La Luna prometia una noche pacífica ante todo a su alrededor.
Tan perfecta, pura y mágica que con su brillo causaba una tormenta de emociones.
Tan mágica y misteriosa que quienes la observasen quedarían impregnados ante su belleza feroz.
Oh madre Luna, como quisiera que todo fuera un sueño, uno tan alejado de la realidad. Como anhelaria despertar y que nada haya sido cierto, si no parte de mi imaginación.
-¿También te sientes vacio?- musito una voz a mi lado.
Mi mirada se dirigió al rostro iluminado de las farolas, Mercy se encontraba cabizbaja.
-Es extraño- exclame- Como si mi cuerpo estuviera aquí pero mi alma no.. ¿Alguna vez lo has sentido?- la observé entre las penumbras de la Luna.
-Si- admito luego de unos segundos- Cada día y cada noche.
-¿Que está ocurriendo?- me abrume- El Palcio ya no tiene la misma Luz de antes, la oscuridad parece absorber todo a su alrededor, incluso al mismo pueblo.
-Hace tiempo que nada es lo mismo aquí, Alexander. Y temo decir que todos nosotros somos los culpables de tal destino atroz al que nos hemos condenado.
-A veces creo que la magia aquí era de ella.. Quien tenía el poder de traer la felicidad a este lugar, incluso los bosques y las flores dejaron de tener aquél brillo peculiar que tenían cuando su presencia se encontraba merodeando.
- Ella no es la misma, Alex. Somos culpables de haber absorbido su luz, provocamos a sus demonios sin saber que nos depararia su llegada. Te diré algo...
-¿Que quieres decirme, Mercy?
-Por favor, no provoques su lado oscuro.
Su petición me tomo por sorpresa, mi ceño se fruncio, mis manos comenzaron a sudar y mi cabeza daba vueltas observando todo moverse.
¿Que me ocurría?
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POV. Alice Camberleck.
En una persona cobarde..
Aquellas palabras se envolvian en mi interior asfixiandome.
¿En verdad era cobarde?
No seas idiota, tu sabes que no lo eres.
En realidad puede que si lo seas, sólo un poco.
Malditos...
Luego de aquel suceso junto al árbol preferí alejarme, necesitaba tener entre mis brazos a Lucero.
Todo se estaba revolviendo a mi alrededor y temía que ella sufriera a causa de mis problemas.
Es tan complicado cuando tienes a una niña que proteger del peligro en el cual se encuentran continuamente.
-Algún día estaremos completamente tranquilas, cariño- murmure sintiendo la tenue respiración de la pequeña sobre mi cama.
Su cabello se esparcia sobre la almhoada, diferentes tonalidades de esté se notaban creando un hermoso color rojizo.
Su pequeño cuerpo llenaba de ternura mi interior, pero sabía que eso no sería por siempre.
El tiempo avanzaba demasiado rápido, lo cual me aterraba.
-Ojala jamás te separes de mi- exclame besando su mejilla con suavidad.
Un suspiro involuntario se escapó de mis labios antes de sentir mi corazón acelerarse sin ninguna razón.
Mi audición aumentó expectante a algún ruido.
Frunci el ceño dirigiéndome hacia la sala en la cual presentía que algo ocurría.
Cuatro cabelleras de diferente color se encontraban sentadas sobre los sillones del lugar.
Mi respiración de paralizó al llegar ante ellas.
Valeri, Clerie, Marissa y Luz se encontraban conversando mientras observaban todo a su alrededor.
-¡Chicas!- chille con emoción aún sorprendida- ¿Como y cuando han llegado?- les abrace con fuerza, las habia extrañado.
-Cariño- rieron- También te hemos extrañado, chica oscura.
Rodé mis ojos ante el apodo.
-¿Como se encuentran?- Mi sonrisa de esfumó al observar sus rostros serios.
-Creo que no muy bien luego de contarte que ocurre.
Joder, bonita bienvenida...
-Un hijo- respondió Luz.
-Un padre- exclamó Valeri.
-Un regreso- musito Clerie.
-Y una historia jamás contada ante ti- interrumpió Marissa.
Bonita manera de comentar..
Tus amigas con un tanto extrañas.
-Esta bien- respondí mareada- ¿Podrían por favor decirme de manera normal lo que sucede?
Suspiraron antes que Valeri hablase.
-Cuando Alisson murió nadie supo que ella tenía un heredero.
-¿Que?- palideci.
-Su madre regresará y traerá junto a ella a su nieto el hijo de Alisson, pero nadie sabe quien es su padre.
-O quizás si- interrumpió Marissa observandome con intensidad.
No..
- ¿Insinuas que Alexander es el padre?- mi corazón se estrujó al imaginarlo.
¿Alexander...? No puede ser posible.
- Creo que no comprendes, cariño - respondió Clerie. Cerré mis ojos y los volví a abrir.
- Pues, expliquen que sucede- mis nervios comenzaron a elevarse y eso no es nada bueno.
Relamí mis labios en busca de distracción pero no lo conseguí. Algo me decía que no iba a oír algo bueno.
-Alexander no es el padre - silencio - sino que su hermano lo es.
- ¿¡Qué!?- mi rostro fue un poema al escuchar aquello- ¿Alexander tiene un hermano? - abrí sucesivamente la boca en busca de palabras - Yo...- negué con la cabeza - No comprendo, maldición.
- Alexander, es un lobo. Pero su hermano es diferente a él - suspiró - es un demonio - mi rostro se desfiguró - Pero primero necesitarás entender la historia.
Guardé silencio.
- Su madre engañó a su esposo con un antiguo demonio. Al enterarse, todo fue un caos. Ésta estuvo a punto de ser desterrada de su propia familia, nadie podía creer lo que había hecho incluso su propio hijo.
>>Su padre, al enterarse de esto se alejó de su mujer por un largo tiempo con el fin de tener un respiro. Alexander ante esta situación juró que jamás volvería a confiar en su madre, el cariño inmenso que le tenía se esfumó dejando una personalidad realmente fría; su corazón se encontraba roto al creer en las palabras falsas de la mujer que solía llamar mamá.