Se notaba a kilometros que sus egos chocaban, la tensión no había desapareció en ningún momento a pesar de lo serenos que se veían ambos mientras todos los demás hablaban. Ah Volker le recorría un corriente terrible por todo el cuerpo al ver como su hermana veía al moreno frente a ellos, parecía que ni siquiera se molestaba por disimular.
— Bien... —Dijo uno de los presentes provocado que todos le prestaran atención — Es hora de irnos, creo que todos debemos descansar... — Era lo que la mayoría estaba deseando desde hacía minutos, ya que esa reunión se había alargado más de lo esperado, y para Kasch había sido una tortura, pero, la cual al final aún no podía terminar, ya que, como un buen líder y anfitrión, su “responsabilidad” era brindarles a todos un lugar para dormir.
— Se han preparado habitaciones para todos... — Dijo aprentando los dientes, ya que la idea de tenerlos allí no era en nada agradable — Deberían pasar la noche aquí... — Esto último lo había dicho mirando fijamente a la rubia, a quien se le veía claramente la felicidad que esto le causaba.
Estaba rezando porque ese olor a lavanda se volviera tenue o solo una broma de su cerebro para engañarlo y hacerle pasar un mal rato, pero eso era imposible y lo sabía, sabía que tendría que pasar toda la bendita noche sintiendo ese estúpido olor el cual desprendía esa rubia altanera.
Lo peor de todo era saber lo que ella pensaba, lo imaginaba y podía percibirlo con ese brillo en sus azules ojos, y lo peor de todo era que exactamente eso era lo mismo que su león quería. No, que quedará claro que él no se estaba haciendo del rogar, simplemente, el aire de superioridad que ella emanaba provocaba que su lado más primitivo y salvaje deseará acabar con quien amenazaba su liderazgo, era algo natural en un Alfa como él, ese siempre sería un problema para cualquiera y en su caso era todavía peor, pues, su compañera eterna o era ni más ni menos que otra Alfa, y sobre todo la reina de los lobos.
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Intentando olvidar que tenía a su lado a la mujer más hermosa, gruñona y engreída que había conocido, Kasch pidió a todos los ayudantes de la casa que les mostraran sus habitaciones a todos los demás asistentes a la reunión.
— ¿También me ofrecerá una habitación a mí? — Preguntó la rubia, mientras llegaba a la conclusión de que él era magnifico evitándola, como si no estuviera allí, pero, para esa rubia eso no importaba, porque también sabía a la perfección lo que su presencia causaba en él.
— Todo “invitado” a mi manada será bien atendido, señorita... — Respondió Kasch seguro, nadie hablaría de él y mucho menos de su hospitalidad y buen compañerismo, así como no le daría a esa mujer de que hablar.
— Eso espero... — Vanya en lugar de verse afectada por la “indiferencia” del pelinegro, eso parecía que la animaba mucho más, pues su sonrisa nunca se borraba de su boca, se podía notar que le gustaba luchar por lo que quería — Buenas noches... — Primero, una probada de su propio chocolate era lo que él necesitaba, y si no funcionaba no importaba aún tenía días para intentar otra cosa, el tiempo era lo de menos, porque, ella estaba empeñada en que el final sería el mismo, ese moreno caería a sus pies.
No tenía que hacer nada raro, el destino ya estaba de su lado, él ya era suyo, solo le iba a dar un pequeño empujón para que lo aceptará.
— Parece que no le caes muy bien... — Le dijo Volker con una mueca de asco.
— ¿Y eso a ti qué? ¿Esa cara qué Volker? — Preguntó desconcertada y con una media sonrisa en los labios, en tanto caminaban hasta las habitaciones designadas.
— Que no te acompañe hasta aquí para ver como miras a ese león con ojos de pervertida, eso fue... incomodo... — Respondió él antes de soltar una carcajada y de recibir un golpe en el brazo por parte de Vanya.
— Cállate, que no te pedí que vinieras —Y cuando lo dijo él fingió dolor — ¡¡Por la diosa!! — Dijo ella — Compórtate como el adulto que eres, estamos en una casa ajena y ya no eres un niño —Volvió a decir, esperando que se callará.
— Ok, me calló, pero, espero con ansias lo que harás hermanita — Eh hizo una pausa — Yo solo soy un espectador, y vere cuanto tardas en lograr que de su brazo a torcer... — Dijo otra vez, antes de entrar a su habitación, sin siquiera darle tiempo a responder.
No era tonta, sabía que sería difícil, pero no pensaba rogarle por amor, simplemente lo orillaría a él a hacerlo, de todas maneras, ¿Qué tan difícil podría ser lograrlo?
Y se daría cuenta que debió de haberlo pensado con más calma...
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¡¡Besos!!...
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Editado: 03.12.2023