Reina Mía

Capítulo 11.

La mañana del día siguiente había sido tal y como en los últimos años, con la diferencia de que ahora se estaba preparando para entrenar a los jóvenes nuevos que se unirían a sus tropas, se tenía que preparar para cualquier cosa que pudiese suceder de ahora en adelante, ya que se rumoreaba que los ataques a las manadas de todo el mundo estaban en aumento. 

No necesitaba tiempo, necesitaba disciplina, así que no esperaría más para poder reclutar a más hombres que protegieran sus tierras. Esto no quiere decir que las mujeres no apoyarán, de hecho, en esos momentos y desde el comienzo de su reinado, las mujeres habían sido las encargadas de la mayor parte de sus estrategias, mismas que lo habían llevado a aumentar la riqueza de todas las tierras pertenecientes a los leones, Kasch no se quedaba con todo el crédito, las fortunas adquiridas eran de todos y no dudaba en apoyar a quien lo necesitará, fuese o que fuese, por ello, tampoco nadie se negaba a ayudarlo, después de todo era el mejor rey que alguna vez hubiesen tenido. 

Tenía a los mejores hombres para enseñar lo esencial en un guerrero de su especie, él se encargaría de los entrenamientos más duros, quien mejor para enseñarles a pelear que un rey, el mejor oponente para los jóvenes inmaduros. 

Después de largas horas de entrenamiento, Kasch regresó a su mansión, con el fin de tomar una ducha caliente y descansar, aunque lo primero si lo pudo cumplir, lo segundo fue completamente imposible cuando escucho aquella voz pasar por la puerta principal, dejándolo agotado a pesar de no haber cruzado siquiera una palabra con él. 

— Cada año que pasa se respira más soledad en esta casa... — Dijo Niklas, uno de los hermanos menores de Kasch, quien con una sonrisa y su aire coqueto hacía acto de presencia después de haber desaparecido más de cinco meses. 

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó el moreno desde el sofá sin prestarle mucha atención a su hermano. 

— Me ofende que me trates con tanta frialdad... — Respondió el otro, fingiendo tristeza al escuchar las palabras del mayor. 

— ¿Pregunte que haces aquí? Y sin Adler, ¿Dónde lo dejaste? — Preguntó nuevamente Kasch, en tanto Niklas se sentaba en el otro sofá frente a él. 

— En primer lugar, él ya está grandecito... — Dijo tomándole poca importancia — Y en segunda, hace como tres meses que nos separamos, no sé si lo perdí o me abandono, ahora mismo puede estar en cualquier parte del mundo — Dijo, ganadosé una mirada de desaprobación por parte de su hermano mayor — ¡¡Por la diosa!!, deja de mirarme así, ¿Qué le puede pasar? Ya es un adulto, como tú y como yo — Aquellas palabras solo hicieron reír al Alfa de tal manera que hasta el mismo Niklas se había sorprendido de verlo hacer tal expresión. 

— Lo sé, pero, sigue siendo un adulto igual de estúpido que tú... — Y mientras lo decía, su expresión volvía a ser sería. 

— Bueno, bueno, mucho sobre mí y no vine a esto... — Era claro y evidente que tenía algo que decirle, Kasch lo había notado de inmediato, así que, sin esperarlo más, con un asentamiento de cabeza le indico que siguiera hablando. 

— Supongo que no te has enterado, de ser así no estarías tan relajado — Dijo Niklas suspirando — Hace dos días, cuando me estaba preparando para regresar, me enteré de que Raban está aquí en el país y además viene con “ella”. De pronto la sangre le comenzó a hervir del puro coraje que sentía al saber que los causantes de la peor humillación de su vida estaban en sus territorios. 

— ¿Y has venido aquí para detenerme de cometer una locura si me los llegó a encontrar? — Preguntó Kasch con la mandíbula tensa. 

— Soy tu hermano, seremos cómplices de lo que sea que hagas con esos dos, porque, Kasch, presiento que ellos no vinieron en son de paz, algo planean y no puede ser bueno —Era la suposición de alguien que al igual que él conocía a la perfección a esos dos sujetos. 

— Bien, si esto llega a ser así nosotros tampoco tendremos compasión... 

Después de que ellos lo traicionarán, Raban se había vuelto un enemigo más y si tan solo se atrevía a dar un paso en su manada, no sería capaz de controlarse. 




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