Reina Mía

Capítulo 19.

Podría sonar como una pesadilla el hecho de que pareciera que su cuerpo se negará a responder y más ahora que parecía que algo indeseable había vuelto. 

— Cuido de MI prometido — Escucho como decía aquello sin ninguna pizca de vergüenza en su voz. 

— No creo que él este muy de acuerdo — Era Niklas de quien dependía de que la mujercita no intentará cosas extrañas ahora que había regresado. 

— No lo sé, la última vez él me necesitaba — Y lo había hecho, pero no con un fin que no hubiera podido resolver en todo ese tiempo. 

Para Kasch ese era su más terrible pesadilla, el poder escuchar lo que los demás decían, pero no poder decir ni una sola palabra. La mujer que estaba a su lado era Jelena, la mujer que hacía algunos años lo había dejado el día de su compromiso para escapar con su mejor amigo, esa descarada estaba allí inundando la habitación de un fuerte y desagradable olor que Kasch estaba odiando con cada uno de sus sentidos. 

— Será, mejor que te vayas antes de que llame para que te saquen — Dijo Niklas tocándose la cara, justo antes de mirarla fijamente a los ojos — O aún mejor, que te saque yo — Era una clara amenaza para que saliera de allí por las buenas, porque no estaba para juegos, en esos días su paciencia estaba al límite. 

— Bien, tu ganas — Respondió ella con tono de voz bastante peculiar — Por ahora — Volvió a decir antes de salir por completo de la habitación, dejando al moreno con bastante intriga. 

Digamos que Jelena Müller nunca había sido una chica muy diferente a las damas finas y educadas de buena familia, ella siempre se había distinguido por su “recatada” forma de ser, era una “perita en dulce” literalmente, todos siempre la habían elogiado y aún más cuando se dijo que ella contraería nupcias con el rey de los leones. La única vez en que todos conocieron a una Jelena diferente fue esa noche del compromiso, cuando la buena hija salió huyendo con un don juan mujeriego que había traicionado al Alfa de la manera más rastrera posible, pero, ahora justo en esos momentos, Niklas se preguntaba si esa siempre había sido la verdadera chica que se escondía detrás de una cara de ángel, porque la mujer que acababa de abandonar la habitación no era en nada a esa chica que todos recordaban, parecía malvada, sombría, sus ojos eran malicia pura, podía percibirse poco, solo un poco, un alma corrompida. 

— Más te vale despertar, me volveré loco — Era Niklas quien le hablaba al mayor con la esperanza de que pudiera oírlo y aunque él no lo supiera Kasch si lo hacía, lo escuchaba claramente. 

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Justo como lo había creído, cuando comenzó a sentir el fuerte palpitar del corazón de Vanya él abrió los ojos, era la señal de que ella había sobrevivido a la fuerte dosis de plata de había inundado su cuerpo. Como cualquier persona que lleva tiempo dormida tardo en acostumbrarse a la luz, tal y como lo había sentido estaba em su habitación, rodeado de todo lo que se le hacía familiar, pero mientras comenzaba a procesar lo sucedido aquel nombre se le vino como ráfaga de viento a la mente, “Vanya”, y se levantó rápidamente de la cama, tan de prisa que de pronto todo se puso borroso. 

— Diosa, no hagas eso, te lastimarás — Esa voz, esa asquerosa voz se volvía a hacer presente junto a la figura de una castaña, que con cara de preocupación le tocaba el brazo. 

— SUELTAME — Habíamos dicho que Kasch Baumann no era un hombre paciente y no era mentira, porque sin dudarlo uso su voz de Alfa con lo cual ella inmediatamente lo soltó. 

— Pero te lastimarás, y todos necesitan al rey de los leones sano — Y entre más la escuchaba más se le revolvía el estómago, estaba asqueado con la simple presencia de esa mujer. 

— ¿Quién te dio permiso de entrar aquí? — Preguntó él alejándola lo más que podía. 

— Esto querido, es solo el derecho que me otorga el ser tu luna... — El moreno no pudo evitar que un gruñido saliera desde lo más profundo de su ser al escuchar semejante estupidez. 

— ¿Tú crees? — Preguntó él con risa sarcástica y mirada asesina, una que al parecer a la nueva Jelena no parecía importarle mucho. 

— No me retes Kasch, yo solo vine a terminar lo que dejé inconcluso — Respondió ella de manera prepotente y con una sonrisa. 

Él moreno no sabía si creer del todo en sus palabras, pero estaba seguro de que de ser ciertas nunca permitiría que aquello de hace años tomará otra vez su curso, porque ahora no importaba tener una reina, o al menos no sería Jelena quien ocupará ese lugar, aunque él no tendría que preocuparse de ella, porque Vanya, quien ya había despertado nunca permitiría que esa unión sucediera... Sobre su cadáver tendrían que pasar para lograrlo... 




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