Reina Mía

Capítulo 20.

— ¿Lo puedes creer? — Pregunto la rubia a su hermana Talya quien se encontraba al otro lado del teléfono. 

— No lo conozco, así que no puedo deducir como es y el porque ha hecho tal cosa —Respondió Talya con serenidad ante la histeria en la voz de su hermana mayor. 

— Pero cuando lo vea... — Dijo Vanya achicando los ojos en señal de que se vengaría por tal cosa. 

De hecho, la rubia no estaba dolida, estaba furiosa y extrañada, sabía que Kasch solo esperaba romper toda conexión con ella, aunque también estaba segura de que tampoco le deseaba algún mal, además podía sentir que él tampoco estaba del todo bien o por lo menos eso sentía por su unión. 

— Pero ¿Y tú como has estado? — Preguntó ahora a su hermana dejando de lado el tema del moreno que pronto resolvería. 

— Bien... — Respondió dudosa alertando a Vanya quien no estaba muy segura con su respuesta. 

— ¿Segura?... — Dijo antes de que Talya la interrumpiera. 

— Mira lo tarde que es... — Dijo — Tengo que dejarte, recupérate pronto, en cuanto pueda estaré por allá, saluda a Volker de mi parte, besos, los amo — Es fue todo, Vanya no había podido ni responder cuando la menor ya había cortado la llamada, dejando a la rubia bastante indignada y confundida por la actitud de su hermana, a quien debía decir oía bastante diferente. 

— ¿Te colgó? — Preguntó Volker con una media sonrisa, lo que decía que estaba intentando no reír a carcajadas. 

— Tu y esa niña me sacarán canas verdes — Respondió ella dejando el teléfono de lado para posteriormente buscar una posición cómoda ya que le estaba comenzando a doler la herida. 

— ¿Yo que? Ella te colgó, quien sabe que esconderá — Dijo Volker con una sonrisa, la cual se borró de inmediato, antes de que ambos hermanos dejaran que sus mentes divagarán. 

Talya era la menor de los tres, y la más vulnerable, desde su nacimiento siempre la habían tratado como a una delicada flor que en cualquier momento se podría marchitar, por ello ninguno de los dos estaba seguro con la idea de saberla lejos, aunque a pesar de ello ella debía vivir su vida como la adulta quera y parecía que ya lo hacía porque comenzaba a ocultarles cosas. 

— Bueno olvidémonos de Talya, ella debe estar bien, por su voz yo creo que algo bueno le debe estar pasando... — Dijo otra vez Volker — Enfócate en ti, en tu recuperación — Alegó él con un aire de sabiduría. 

— ¿Y cómo hago eso? — Preguntó ella exaltada — Ese estúpido león pulgoso no ha venido a verme ni una sola vez, ¿Cómo quieres que me recuperé si ese idiota me tiene aquí con una carga de preocupación y un coraje que hasta a herida se me comienza a abrir? — Si, estaba exagerando, tal vez aún le dolía y su recuperación no era tan rápida como lo era normalmente, la herida aún estaba fresca, pero tampoco se estaba desangrando al punto de morir, de hecho, ni siquiera se veía que esta se estuviera abriendo, estaba siendo bastante dramática. 

— ¿Qué piensas hacer? — Preguntó el rubio, burlándose de ella al verla ahí en esa cama inmensamente enojada y sin poder poner un pie fuera del hospital. 

— Simpe querido hermano, tú iras por mi... — Él solo abrió los ojos de sobremanera, esperando que solo estuviera delirando. 

— No, esperemos a que te recuperes y vas tu solita a saldar cuentas — Aseguro Volker decidido. 

— O vas tu o voy yo, pero será hoy y solo hoy — Sentencio la rubia con una sonrisa, porque ya sabía que al final aceptaría, Volker Novikov podría ser serio y frío, pero le encantaba el chiste y meter la nariz donde no le llaman. 

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Por fortuna, Jelena ya había salido de la mansión, a pesar de tener el respaldo de su padre quien era uno de los Alfas nadie podía interponerse a lo que el rey ordenaba y lo que él quería era mantenerla lejos de su casa. Así fue como pudo recomponerse de todos aquellos días en cama, los cuales lo habían dejado agotado mentalmente.  

Habían pasado dos días desde que había despertado y había estado tan desesperado sacando a la mujercita de su casa que aún no había podido ir a ver a Vanya. Imaginaba dos cosas, podría estar triste o enojadísima y la última parecía ser algo que iba más con la personalidad de la rubia, mientras pensaba tales y cosas he imaginaba una escena perfecta para llegar de visita al hospital, alguien toco el timbre, estando tan cerca de la puerta abrió inmediatamente, encontrándose con la silueta del hermano de Vanya. 

— Hola cuñado, ¿tienes tiempo? — Escucho que preguntaba el rubio con una sonrisa en tanto sus ojos no trasmitían lo mismo, estos parecían entre divertidos, fastidiados y enojados, sin duda esos dos tenían una fuerte conexión de mellizos — Sería muy raro que me encuentres parecido con mi hermana, lo sé somos mellizos, pero eso es escalofriante — Habló el nuevamente haciendo un gesto de desagrado. 

— No se parecen tanto — Y no lo hacían, solo que ambos siempre parecían pensar lo mismo y eso le causaba mucha intriga.  

— Lo sé... — Dijo Volker haciendo una pequeña pausa — Ahora a lo que vine — Sacó su teléfono para reproducir una nota de voz que amorosamente ella le había enviado a Kasch — Casi muero... — La sola mención de eso le helo la sangre al moreno — ¿Y NO TE IMPORTÓ? EXIJO LA DEVOLUCIÓN DE MI PAZ, YO PODRÍA HABER SEGUIDO LA LUZ Y AHORA NO ESTARIA AQUÍ GRITANDOTE COMO UNA LOCA... — Volker apagó el teléfono diciendo que eso era todo lo que ella había dicho — Ya escuchaste, esta como loca, ha perdido la razón — Aseguró con una voz tranquila — Así que esta cordialmente invitado a visitarla... es eso o que ella venga — Volvió a decir con tono de burla. 

— No creo que le permita eso el doctor... — El medico que la había atendido era uno de los mejores, era conocido por ser tan buen doctor como terco, por ello todos siempre se recuperaban de una manera rápida y saludable. 




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