— ¿Hiciste lo que dije? — Preguntó Vanya a Volker en tanto comía un bocado de la “asquerosa” comida que le habían servido.
— Si, hice todo lo que me dijiste — Aseguro Volker poniendo los ojos al revés en señal de fastidio.
— Pues no funciono... — Esa había sido una clara acusación, alegando que seguramente él no había hecho las cosas como ella le había dicho — ¿Te dijo cuando vendría? — Preguntó nuevamente con impaciencia por el atraso del moreno, aquel a quien el día anterior le había enviado una clara señal de advertencia.
“O vienes o voy”
— No, no lo hizo — Respondió Volker mientras miraba como su melliza se levantaba de aquella cama de hospital sin dificultas — Vaya, ahora veo que estas mejor — Aseguro él con una sonrisa burlona.
— Se lo dije, y como al parecer no piensa venir, yo iré — Estaba decidida, ella a diferencia de lo que Kasch podría creer no tenía una vida entera para esperar, necesitaba una respuesta y ya, nunca había sido paciente y menos ahora que lo había encontrado, la paciencia se había ido por el caño en cuanto lo reconoció.
— Un pie en el otro mundo y perdiste la cordura — Dijo Volker tranquilamente antes de que ella lo sacará de la habitación para poder cambiarse la horrenda bata de que traía puesta y cambiarla por su ropa habitual.
Al terminar no le quedo más que salir a buscar el doctor y convencerlo para que la diera de alta, este obviamente se había negado, puesto que ella había sudo herida con un arma letal, veneno puro para ellos. Vanya era terca, siempre había sido así, por lo tanto, como una digna Novikov logro su objetivo, raídamente la dejaron salir sin problemas y ella no esperó ni un segundo más para salir de allí.
— Vamos — Pidió ella a su hermano, el cual inmediatamente arranco hacía la mansión. No estaban para nada lejos, pero por instrucciones claras del médico ella tenía prohibido por ahora transformarse en su loba, esa había sido la única condición para dejarla salir de allí.
—Vanya tengo que decírtelo — Dijo de pronto Volker parando el auto — ¿No crees que él odie que hagas esto? Piénsalo, estas siendo bastante impulsiva y eso te está llevando a cometer locuras — Claro que ella creería lo mismo, pero jamás había imaginado que la conexión de mates volviera a las personas así, el deseo de tenerlo cerca nublaba cualquier pensamiento razonable que pudiese tener.
— Lo sé, pero no lo puedo evitar — Respondió ella sinceramente y mirándolo a los ojos — Esto no se puede evitar Volker, cuando estes en mi lugar sabrás lo difícil que es estar lejos de tu otra mitad, es en pocas palabras, doloroso — Ella no fingía y él lo notó y se dio cuenta que la estaba juzgando, él no era quien, para hacerlo, pues todavía no vivía eso, todavía no conocía esa conexión entre seres.
— De acuerdo, sigamos — Volvió a decir tomando nuevamente el camino hasta Kasch — Veamos que fue aquello que le quito el tiempo a tu amado — Vanya solo sonrió por las ocurrencias de su mellizo.
— Bien, vamos — Respondió con aquella deslumbrante sonrisa.
Lástima que fuese borrada al sentir un extraño aroma y sentimiento que provenía del interior de la mansión, trayendo un muy mal presentimiento.
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— No sé porque sigues regresando si te dije que no lo hicieras — Dijo Kasch tocándose la frente con desesperación al ver que Jelena estaba nuevamente allí, llevaba exactamente una hora sentada en la banca del jardín sin intenciones de irse y el moreno nunca la dejaría sola en su casa, ni loco, quien sabe que podría hacer.
— Ni lo intentes, ambos sabemos que pronto esta casa también será mía — Aseguro ella con una maliciosa sonrisa — Todos me adoran, unas lágrimas y una carita tierna y todos vuelven a creer en la dulce Jelena — Kasch sabía que había regresado con malas intenciones, pero ni siquiera él podía intuir cuales serían, pues al final él no la conocía tanto.
Al ver lo descarada que era la ira se apoderaba de él, pero sus padres siempre le habían enseñado a respetar a las mujeres y no importaba la situación, el jamás tocaría a una mujer con el fin de lastimarla. Aunque, el moreno no contaba con que cierta rubia los observaba desde el interior de la casa, hasta que por rabia decidió interrumpir tan tediosa charla.
— Te lo dije Volker, Huele a perfume barato — Dijo sin remordimiento con el afán de hacer enojar aquella mujer, que se había hecho llamar Jelena — Debes ser tú — Volvió a decir, clavando sus azules ojos en la mujer.
— ¿Y esta estúpida quién es? — Preguntó Jelena a Kasch con una mueca de asco e ira por su desfachatez.
— Esta estúpida cariño, es la REINA — Respondió haciendo énfasis en la última palabra provocando una expresión de asombro en la mujer — ¿Y tú? — Dijo eso último mirando a ambos con mirada recriminadora, y Kasch pudo distinguir cuando sus ojos cambiaron de color por un segundo.
Vanya no pensaba dejar que nadie la insultará y quien quiera que fuese esa mujer pagaría el hacerlo de forma tan deliberada, además al verla tan cerca y a solas con Kasch le hervía la sangre, esos dos le debían una explicación y más es valía responder pronto sus preguntas porque como ya había dicho, la paciencia no era virtud suya.
— Ahora, ¿Quién de ustedes dos me contestará?...
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Editado: 03.12.2023