Reina Mía

Capítulo 25.

Para Kasch todo se había comenzado a tornar de un negro muy oscuro, no pensaba claramente, ya que todo solo indicaba lo que más temor y rabia le causaba, el hecho de que Raban planeaba algo y que lo peor de todo era que él ya sabía sobre su conexión con la rubia. 

— ¿Dónde te estas quedando? — Preguntó Kasch con ansiedad, ay que ahora cualquier sitio se volvía peligroso para ella con aquel bastardo rondando por la manada. 

— Volker y yo encontramos un buen hotel — Aseguro ella dándose cuenta rápidamente de lo que el moreno le pediría. 

— Ahora mismo dejaras ese lugar, no es seguro para ti... — Dijo él alterado y a la vez con una voz mezclada con suplica y autoridad. 

— No — Sentenció ella sin medir el impacto de sus palabras en Kasch — He vivido veintiocho años sin tu protección esta vez será lo mismo, ambos somos lo suficientemente fuertes como para ser nuestra propia protección — Sonaría ridículo, puesto que hacía poco una bala de plata casi la mata, pero, eso solo había sido mala suerte y estaba segura de que no necesitaba ir a ningún lugar para estar a salvo. 

— Vanya... — Quiso convencerla, fallando otra vez, ya que ella ya ni siquiera lo dejo terminar lo que iba a decir. 

— Si lo que ellos buscan es matarme lograrán encontrar la manera aun si estoy contigo, créeme, no creo que eso los vaya a detener — Él quería creer que ella estaría a salvo, pero, tenía razón, conocía a Raban desde que eran unos niños y nada nunca había logrado perturbar la perseverancia de ese hombre, nunca se le había logrado escapar una presa. 

— ¿Entonces? — Preguntó mientras veía como ella se levantaba de su silla para acercarse a él. 

— Entonces, dejemos que ellos den el primer paso — Respondió ella parándose frente a él — Y después nosotros les daremos el golpe definitivo — Volvió a decir acercando sus labios a los de él, fundiéndolos en un beso suave pero demandante. 

— De ahora en adelante sabré que un beso significa que tú tienes la razón... — Dijo Kasch al terminar el beso. 

— Tú y yo nos entenderemos de maravilla gatito — Fue lo único que dijo, en tanto tomaba sus pertenencias y las de Volker, el cual del apuro ni siquiera se percató de lo que había dejado. 

— Solo prométeme que estaré al tanto si te encuentras con ellos — Quiso dejar en claro que a pesar de todo le preocupaba que volviera al hotel — No creo que tarden mucho en decidir que hacer — Fue lo dijo en tanto él también se levantaba de su silla. 

— Por supuesto — Respondió ella sonriente trasmitiéndole esa confianza al moreno, lo cual definitivamente necesitaba. 

— Y me aseguraré de que para la próxima la idea de mudarte a mi mansión sea una realidad — Sentencio Kasch besándola, ahora era él quien no se había resistido a la tentación de unir sus labios. 

— Eso ya lo veremos — Respondió ella con una sonrisa, despidiéndose de Kasch, antes de salir del lugar, dejándolo al él con un mal presentimiento. 

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— ¿Crees que te busquen? — Preguntó Volker mientras conducía a donde se hospedaban. 

— No entiendo el motivo... — Dijo ella haciendo una pausa — Bueno, entendía, ahora que lo he pensado mejor yo soy una de las principales formas de destruir a Kasch, sin él yo no estaré completa y él sin mí tampoco — Aseguró, quedando en silencio y con la mirada perdida, intentando encontrar más allá de lo que las palabras y su lógica podían entender. 

— ¿Y que será lo que buscan de él? — Esa era la mayor incógnita de todas, que era eso que ellos ganarían con destruirlo más de lo que ya alguna vez habían hecho. 

— No lo sé — Y tanto la pregunta como la respuesta quedaron en el aire, podría hacer un sin fin de especulaciones con respecto a aquellos dos, pero ninguna le sería de utilidad porque eran eso, solo teorías sin fundamentos. 

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Después de llegar a su destino ambos se fuerona sus respectivas habitaciones, había sido un día y noche ajetreados, había conocido a aquellos que alguna vez habían sido “cercanos” al rey de los leones y que ahora por laguna razón desconocida había vuelto por la cabeza no solo de Kasch, sino también por la de ella. 

Una ducha tibia fue lo que relajo a Vanya, al punto de vencer el insomnio que padecía desde hacía dos meses. Después de conciliar el sueño de forma tan rápida las horas comenzaron a correr, para esto era ya la medianoche cuando Vanya sintió una extraña corriente de aire colarse en su habitación, algo bastante curioso si se tomaba en cuanta que ella se había asegurado de cerrar todo correctamente. 

Aquello la hizo despertar, pero al mismo tiempo le impidió abrir los ojos, puesto que ahora ya no era una simple brisa, Vanya podía sentir a alguien en la habitación, y supo que no se equivocó cuando una mano cubrió su boca, entonces ella abrió los ojos encontrándose con la inconfundible chica de la tarde, con Jelena. 

— Sin duda la reina de los lobos si parece un ángel durmiendo — Dijo la chica con sarcasmo y malicia en su voz. Para su sorpresa Vanya no se movió, esto la puso en un estatus de superioridad, ya que ni siquiera una Alfa podía defenderse de un ataque sorpresa. 

— Me contó mi querido Raban que se encontró contigo... — Dijo otra vez la chica, ahora acariciando la mano de la rubia con una afilada daga — Debería cortar esta mano — Esa no era una pregunta, era una afirmación y antes de que la loca logrará si quiera pasar la punta del arma por su piel, Vanya la arrojo al suelo con una fuerza sobrenatural, como solo un Alfa lo haría. 

— Maldita, sabía que solo estabas fingiendo — Escupió ella con furia en cada palabra al verse contra el piso e inmóvil por la fuerza que Vanya poseía. 

— No creíste que esperaría a que esa cosa terminara en alguna parte de mi cuerpo ¿o sí? — Respondió Vanya, haciendo obvio el hecho de que solo había esperado el momento indicado para defenderse. 




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