Capítulo 4: Bosque Celestial.

La nieve se adelanta, inesperadamente, a su tiempo y empiezan a caer pequeños copos de nieve por mi vestido blanco, me sacudo y tomo un copo de nieve en mi mano. Es triángular y mi mano no la derrite asustándome, debe derretirse.

Me fastidia esto, ser muy miedosa. Mis miedos como heredera se han multiplicado por mil estos últimos años como aprendiz, se supone que debo estar preparada para gobernar el Reino de Nebesny.

Mis pasos son tranquilos y pacíficos; camino hacia la Laguna Azul, donde está mi madre. Hace dos meses llegué del mundo humano, estuve cuatro meses en un campamento de humanos y fue horrible.

De vez en cuando salgo al mundo de los humanos pero no mucho a la civilizacíon, solo a visitar a las de las nuestras, pero es un desastre, las calles estan sucias, matan animales y muchas veces lo hacen entre ellos mismos. ¿Quién querría visitar un mundo así? Nadie.

La nieve sigue cayendo y cubre mi cabello blanco.

Llego a la Laguna Azul y veo a mi madre sentada en una gran piedra en la cascada con sus aprendices.

Mamá siempre dice que una heredera debe ser capaz de enfretarse a todo y todos por su reino. Supongo que de eso si soy capaz, pero exactamente eso me molesta. Que siempre debo ser capaz, ¿y mi opinión dónde está? ¿dónde está eso que debo hacer por mi misma? No está, en ningún lado va a estar.

Me encantan los animales y la naturaleza. Debo dejar esos pensamientos atrás, porque siempre pienso las cosas bien, y sí quiero ser reina de un reino tan hermoso como lo es el Bosque Celestial. El hogar de semi-dioses y hermosas ninfas, como lo es mi madre; la reina.

La Laguna como pensaran: Es agua y está nevando, la Laguna Azul debe estar helada. No, mi madre, que es una ninfa del agua y la reina del Bosque Celestial, tiene el poder de controlar todo lo que sucede en el reino. Por ello, puede controlar el clima, y lo está haciendo en esta laguna.

Mi madre se voltea y veo lo hermosa que es. Su cabello que es mitad blanco a la derecha y rojo a la izquierda. Sus ojos que tiene lo mismo, el ojo de la derecha es celeste y el de la izquierda es verde. Su rostro está perfectamente creado por los Dioses. Es verdaderamente hermosa, bueno, todas las ninfas lo son.

Sonríe y me habla en mi mente.

«Para mi es maravilloso haberle heredado mi belleza a mi lux. Eres tan hermosa, juina lux.»

(Juina lux: hija mía.)

Sonrío en respuesta y me adentro a la laguna. Mi vestido va desapareciendo poco a poco y a cambio las aguas me visten con un vestido celeste cristalino que se pega a mi cuerpo y la pequeña corona que adorna mi cabello blanco se vuelve de cristal.

Los aprendices de mamá se inclinan en forma de saludo y yo hago lo mismo.

El agua me llega hasta la cintura, sigo caminando y cuando llego me subo a la piedra donde está mi madre.

—Princesa Astrix. —me saludan los aprendices.

Astrix, a los nombres de seres con más poder, terminan con ix. Normalmente los usan las ninfas y semi-dioses del Reino de Nebesny.

Las horas pasan demasiado rápido y madre sigue hablando sobre los nuevos proyectos del reino, lugares inesplorables de Nebesny. Hasta que llega a mi parte favorita: Como hablar con animales.

Por obvias razones yo sé hacerlo, pero ver el asombro en los rostros de los aprendices, no tiene precio.

—Como ya sabrán, los animales tienen sentimientos al igual que nosotras. —habla mi madre— Y por eso, siempre tienen que pedirles permiso en cualquier cosa que los implique a ellos.

Las ninfas y semi-dioses, aprendices abren la boca asombrados mientras mi madre les explica como pedirles permiso.

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Los árboles mágicos me abren paso a mi lugar favorito.

El Bosque es realmente hermoso, las aguas son celestes claras y en algunos casos son de color lavanda. Los árboles son altos porque nosotras las afrotizias, ninfas y los demás seres inmortales tambien lo somos.

No medimos menos de 1.85 cm.

Los hermosos árboles son diferentes y únicos, si un humano viniese aquí moriría de belleza al ver tan increíble obra de arte. Árboles blancos y el tallo azul, o tambien son morados y el tallo blanco. Las cascadas brillantes y abundantes de agua.

En todas las cinco provincias de Nebesny, hay diferentes clases de naturaleza.

Mi vestido blanco como la nieve y mi abrigo blanco de piel de oso de fantasía es mi favorita, es lo que casi siempre llevo puesto.

Las ninfas y seres del reino de Nebesny, somos vegetarianas, como dicen los humanos. Comemos frutas o comidas celestiales que preparamos con nuestros poderes como ninfas.

Mamá siempre me dice que cuando un árbol te abre el camino es porque te tiene respeto y admiración. Para mí es maravilloso que ellos me admiren, la naturaleza es perfecta y hermosa.

Las árboles están llenos de nieve por la nevada que se adelantó y los caminos igual.

El ruido del río Dajkër se hace presente, es un río que al cruzarlo llega al reino Infradher, el reino de los vampiros y demonios desterrados del Hades.

El pacífico sónido de las aguas moverse me calman y me recuesto en una piedra, pero toda paz se esfuma, me incorporo al escuchar una rama quebrarse. El sónido agonizante del árbol me pone alerta.

Me giro hacia atrás y veo a todos lados, usando el truco furgër; se usa especialmente para encontrar el dolor del ser que agoniza, sufre o necesita ayuda.

El dolor me llama y me dejo llevar, el camino es corto, sigo y sigo. Los árboles se abren paso como si supieran hacia dónde exactamente voy. El dolor se intensifica y en mi pecho se forma una cicatriz en forma de luna de color roja y ardiente.

Camino más rápido, pero paro y me alzo hasta la cima de los árboles y lo veo. Un vampiro cortando un árbol, y no es cualquier vampiro; es el heredero del Infradher e hijo del Rey Oscuro.