PoV Luke.
-Bien, todo comenzó cuando...
Flashback
Tres años y medio atras:
-Hijo tienes que salir de la oficina, te la pasas día y noche aquí.- mi padre estaba serio- Solo eh visto entrar a un par de chicas entrar y salir casi desnudas- su rasgos esta vez monstraban picardía.
-¡PAPÁ!, no digas eso- suspiré fuertemente.
-Pero esa es la verdad, ¿o acaso me lo vas a negar?- su mirada seguía siendo la misma.
-Eso no te incumbe- me defendí.
Él sólo rió- Pues claro que me incumbe, soy el rey y debo saber que muchachita está con mi hijo- excamó- por si alguna de ellas resulta ser la furura reina- esto último lo dijo casi en susurro.
Exhalé pesadamente.- Creo que nunca la encontraré... la eh buscado por todo el mundo mágico y humano- dije serio y frustrado.
-No te rindas hijo, a mi me costó bastante encontrar a tu madre- dijo mientras miraba por la ventana.- Iremos a el reino Nación del Fuego, como principe heredero te corresponde ir- sonrió.
-Y ¿se puede saber la razón de tu visita al reino más poderoso de todos?, porque, digo, entrar a ese reino lleva meses de papelerío y permisos para poder ingresar, los reyes allí son muy estrictos cuando se trata de seguridad.- hablé firme mientras escribía en mi computadora- Los reyes no son fáciles de tratar.- terminé.
Rió a carcajadas.
-Se puede saber que te causa tanta risa- lo miré confuso.
-Es que...- volvió a reír- hablaste de Isabella y de Adam...- rió -como si fueran las personas más serias de todo el mundo mágico...-limpiaba su lagrima imaginaria mientras se calmaban.
Lo miré aún más confundido.
-Hijo debes de dejar de ser tan serio- habló sonriendo.
-Padre la verdad es que hay veces en las que no te entiendo- lo miré alzando mi vista de la computadora -¿y cómo que Isabella y Adam?-
-Esos son sus nombre ¿no lo sabias?- dijo.
-Claro que lo sé, pero la leyenda dice...-
-Ahh, esa absurda leyenda- exclama interrumpiendo.
-¿Absurda?- lo miré incrédulo -algunos afirman que...- me vuelve a interrumpir.
-¿La leyenda que dice que, si dices sus sagrados nombres una maldición cae sobre el que los nombró? ¿esa leyenda que Adam y yo inventamos inventamos, para atormentar a los pueblerinos? ¿hablas de esa leyenda?- hizo una media sonrisa y levantó una ceja.
-¿Qué...- pregunté sin creer lo que escuchaba - osea que tu y ...-
-Sip, así es hijo mio, Adam y yo la inventamos- dijo orgulloso.
-Pero... ¿qué relación tienen con los reyes? y ¿por qué?- pregunté curioso por lo que apagué mi computadora para escuchar su relato.
-Somos amigos desde hace muchos años, desde antes de que su decendiente naciera, nos conocimos en una fiesta y creamos ese rumor solo por diversión.- sonreía - Hijo buscaste a tu alma por todos lados pero, no allí- al decir eso una esperanza se formó en mi corazón.
-Tienes razón- dije levantándome de mi asiento -¿cuándo partimos?- pregunté emocionado.
Soltó una pequeña risa -En tres horas- respondió - iremos toda la familia.
-Tres horas, bien me da tiempo para prepararme- dije saliendo de la oficina rumbo a mi habitación.
Luego de tres horas me encontraba en un jet con mis padres y hermanos, en dirección a Nación del Fuego.
-Espero encontrarte mi reina- pensé.
Antes de llegar al castillo, mis hermanos y yo nos acercamos sigilosamente, ellos parecian conversar algo importante y no nos estaban incluyendo, no me estaban incluyendo a mi el futuro rey de los vampiros.
-Solo espero que ella esté presente cuando lleguemos, la extraño tanto Dominic.- tomó la mano la mano de mi padre- quiero que nuestros hijos y ella se lleven bien.
-Si la diosa Luna lo deseá, espero que la princesa sea la alma de alguno de nuestros hijos...- dijo mi papá suspirando - Si fuera así, se forjaría una unión entre ambos reinos, pero...
Mis hermanos y yo nos mirabamos, tratando de buscar respuestas en la mirada del otro.
-Ella se volvió...- terminaba la frase que dijo papá, lo miró y nos vió - No saben que es de mala educación espiar niños- dijo un poco molesta.
-Así que los reyes más importante y poderosos tienen una hija- dijo con una mirada picara mi hermano Julian, el segundo hijo, mientras nos sentabamos los cinco hijos a sus lados y frente.
Por alguna extraña razón el comentario de mi hermano me molestó. Nuestros padres asintieron a su frase.
-¿Es hermosa?, ¿linda?, ¿preciosa?...- preguntó Julian.
-Eso y mucho más- dijo mamá. Sus ojos brillaban al hablar de la chica.
-Wow, entonces me pondré en marcha de conquistar su corazón y...- mis padres negaron.
Lo que dijo Julian provocó que apretara mis puños con fuerza, ¿qué me estaba pasando?.
-Esa es una misión imposible, hijo.- dijo mi papá mientras reía escandalosamente junto con mamá.
-No me digas que es una de esas princesas primorosas, egoistas y que solo le interesa el dinero- dijeron mis hermanas al mismo tiempo. Ellas eran gemelas, de piel pálida, rubias cenizas y ojos rojos como toda la familia.
-Se sorprenderan mucho al verla, ellas es... diferente a las demás princesas, es única.- habló mi padre. Esa fue la última palabra que se dijo hasta que nos paramos en frente de las puertas del castillo.
-No la juzgaría si fuese una princesa caprichosa- dijo Navaeh, una de las gemelas, mientras miraba el enorme e imponente castillo en frente de ella.
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Editado: 18.07.2020