Capítulo VI

Estamos en el lateral izquierdo del palacio, tras la verja puedo ver a lo lejos pequeñas personitas vestidas de negro, supongo guardias, paseando por el perímetro.

Kaos escribe un código en una máquina, ni idea de cómo se llama, situada a un lado de la puerta de la verja, más tarde pone un dedo en un lector de huellas y la máquina lo hace hablar, tienen muchos controles de seguridad, o al menos eso parece.

EL castaño nos sujeta la puerta y entramos. Me quedo congelada observando todo, es precioso, el palacio está en el centro, frente a una pequeña plaza, en comparación con las dimensiones del castillo, con una fuente de aguas cristalinas en el centro. Los alrededores constan de un jardín inmenso, de colores muy vivos con todo tipo de plantas, y, en la parte trasera, un bosque espeso y frondoso, de árboles altos, viejos, pero con grandes raíces que sobresalen de la tierra, fuertes troncos y hojas de intensos colores que verían entre el verde y en marrón.

Fijo mi mirada en el castillo y belleza me cautiva, construido con mármol blanco, grandes ventanales en la planta baja, y una altura de unos tres pisos, cerrado con un tejado gris azulado, a simple vista, aparte de inmenso puede parecer simple, pero sin duda alguna es precioso y me encanta, desde que he entrado por la puerta de la valla tengo una sensación de hogar, familiaridad, incluso reconocimiento, como si aunque mi mente no recuerde este sitio me cuerpo sí que lo haga, es extraño, pero me ha pasado antes.

– Bueno, esta es tu castillo – dice Kaos acercándose lentamente- supongo que habrás conseguido uno de tus sueños – lo miro con el ceño fruncido, ¿a dónde quiere llegar? – por lo menos es el sueño de mi hermana, sus amigas, las hermanas de sus amigas.., ya sabes, un príncipe azul o una princesa azul y un castillo – dice en tono burlesco.

– No el mío – le digo algo ofendida – nunca quise un príncipe azul o un castillo, yo tan solo... – mis ojos comienzan a humedecerse.

Flashback

Me encontraba en nuestro escondite secreto viendo cómo el río fluía a mis pies, él me había dicho que fuera allí, que tenía algo importante que decirme.

– JJ – su suave voz consiguió que, como últimamente sucedía, mi corazón se acelerara y mis manos comenzaran a sudar. Se fue acercando lentamente hasta quedar a mi lado mirando mi perfil mientras yo seguía contemplando la bajada del río –, dado que se lo impulsiva y cabezota que puedes llegar a ser te voy a pedir que me prometas que no me interrumpirás y me dejarás terminar.

– Te lo prometo – dije tras dudar unos segundos.

– Bien, lo diré claro, Jade, JJ, osito, te quiero, quiero que seamos más que amigos – me giré con evidente sorpresa reflejada en mis ojos y me quedé observando sus profundos y preciosos ojos verdes – sé que no quieres un príncipe azul ni un castillo, que no quieres una vida de lujos, pero déjame ser el guerrero de esta guerrera, déjame ser tu amigo, tu confidente, tu protector, tu sanador, permite que cure tus heridas y te ayude a levantarte, permíteme ser tu armadura, tu fuente de apoyo, tu espada, permíteme robar tu corazón, porque tú, mi pequeña guerrera robaste el mío – Estaba a punto de llorar y yo no lloro, tenía unas ganas tremendas de abrazarlo y peinar sus rubios rizos con mis dedos. Fui a decir algo, pero me cortó antes de poder articular palabra – ¿acaso tu no sientes lo mismo que yo, Jade?

» ¿No se te dispara el pulso cuando me acerco, no te comienzan a sudar las manos o sientes como se te seca la boca, acaso no te haces un lío con las palabras y acabas pensando o diciendo estupideces por el simple hecho de estar cerca mío? Porque ero es lo que me pasa a mí al estar cerca tuyo. 

» ¿Acaso no sientes como tu piel se convierte en fuego allá donde, aunque tan solo sea, roce mi piel con la tuya? Me vuelves loco osito, por eso y por mucho más, ¿querrías ser mi novia? 

Me quedé paralizada un instante mis manos temblaban ligeramente y mis ojos estaban más abiertos de lo normal sentía como si tuviese elefantes moviéndose en mi interior, pues claro que se me disparaba el pulso y me comenzaban a sudar las manos cuando él se acercaba, incluso había veces que su sola presencia me cortaba el aliento. Por ello y por todo lo demás contesté lo que en un principio haría mi vida la más feliz.

– Si, pues claro que si – suspiró aliviado.

–  No sabes cuánto me preparé esto osito, tenía miedo de que no saliera bien. – me dedicó una de sus preciosas sonrisas y me atrajo a sus fornidos brazos, para rodearme tan firmemente que parecía que tuviera miedo de que en cualquier momento me desintegrara entre sus brazos.

– Sabes, has dejado el listón muy alto – dije un rato después mientras seguíamos abrazados intentado quitarle hierro al asunto, el aire que nos rodeaba se había vuelto muy denso, no de mala manera, pero, aun así.

– Pues esto no ha sido nada – se separó levemente de mí, lo suficiente como para ver la sonrisa traviesa que mostraban sus labios, esa que tanto me gustaba.

Fin del flashback 

Vuelvo a la realidad con los ojos cristalizados, sintiendo como se me estrujaba el corazón y mi estomago se revolvía.