Maratón 2/3
Eros está sobre mi protegiéndome, habían disparado y Eros me ha protegido con su cuerpo. Instintivamente pongo mis manos sobre mi vientre, dos guardias se acercan y nos ayudan a levantarnos, Busco a Elora con la mirada y la encuentro flotando dentro de una cúpula de agua, el alivio recorre mi cuerpo.
Eros me coge del brazo y tira de mi hasta la furgoneta.
– Debo ir a ver cómo están los demás y si hay heridos. – intento salir del vehículo, pero Eros me lo impide. – Eros...- le digo en tono de advertencia.
– Jade, es peligroso que salgas.
– Si es peligroso para mí también lo será para los demás. – consigo soltarme y salgo de la furgoneta. Miro a mi alrededor veo que todo el mundo se ha escondido salvo una chica que está tumbada en el suelo, me acerco a ella rapidez.
Es una chica con el pelo verde oliva y rasgos fino, parece no tener más de doce años.
– Hola cielo. – acaricio su cabello con suavidad y abre los ojos, sus ojos verdes menta están humedecidos por las lágrimas, tiembla cada vez más. – ¿te has hecho daño?
– E...es...taba co...corriendo pa...para esconderme, y....y me hice da....daño en el pi...pie.
– ¿Como te llamas cielo?
– S...soy Mackenzie
– Encantada de conocerte Mackencie, yo me llamo Jade, te voy a coger, ¿vale? Y te voy a llevar al edificio para que te curen. – mantengo la calma y poco a poco se va calmando. Asiente y la cojo con cuidado mientras ella pasa sus bracitos alrededor de mi cuello y deja sus piernas a cada lado de mi cadera. Comienzo por andar hacia el gran edificio, pero al oír un disparo me quedo quieta, apretando a Mackencie contra mi cuerpo intentado protegerla y cierro los ojos por inercia.
Al abrir los ojos me sorprendo al ver una cúpula morada a nuestro alrededor. Una voz irrumpe en la calma del lugar.
– ¡Lo tenemos! – en ese momento la burbuja se desvanece y vemos como todas las personas comienzan a salir a la calle y yo me encamino al establecimiento con rapidez.
– ¿Alguien que sepa de medicina y pueda ayudarme? – pregunto casi gritando por el alboroto formado. Al pasar la gente me mira con sorpresa.
– Aquí señorita. – un chico de unos veinte años bajito, con el pelo rojo fuego y los ojos celestes alza su mano, me encamino hacia allí. – ¿Qué ha sucedido?
– La he encontrado en el suelo, me ha dicho que se había hecho daño en el pie. – coloco a Mackenzie sobre un sillón. Miro a mi alrededor y veo como ha desaparecido mucha gente, el resto están esparcidos por los sillones oscuros intentando calmarse unos a otros, algunos alumnos están apoyados en las paredes grises y nadie se acerca a los grandes ventanales supongo, por miedo.
– Aquí estás, te estaba buscando. – habla Eros a mis espaldas. – estábamos preocupados por ti. – me giro.
– Pues ya ves que estoy bien, por cierto, gracias por hacer la cúpula morada para protegernos. – le agradezco.
– Pero no fui yo, mi energía es verde, de hecho, no se ha visto a nadie con energía violeta desde....
– Jade, Eros debemos irnos, tenéis una reunión para hablar sobre lo que habéis estado viendo y como van las cosas. – llega Kaos antes de que Eros pueda terminar.
– Al menos deja que me despida. - sin dejarle rechistar vuelvo con Mackenzie. – Hola Mack, ¿Cómo te encuentras?
– Estoy bien, muchas gracias. – me sonríe y la miro con dulzura.
– No ha sido nada, cielo. Ahora debo irme a trabajar, ¿Estarás bien? – me acuclillo para estar a su altura
– Si, yo antes de todo estaba con mi profe, pero nos separamos. – dice mientras mira las puntas de sus zapatos.
– Vale, pues este chico de aquí. – señalo al pelirrojo, quién seguía con nosotras. – Te ayudará a encontrarla.
Ella asiente y yo me levanto. Noto como su manita agarra mi brazo, me abraza y la cojo por las piernas para poder abrazarla.
– Gracias y felicidades. – susurra en mi oído pasando sus brazos alrededor de mi cuello.
– ¿Por qué me felicitas? – digo en el mismo tono.
– Bueno, soy un hada y uno de mis poderes es detectar a las mujeres que van a tener bebés. – dice con simpleza. Se separa de mí y besa mi mejilla. – Espero que nazcan sanos y fuertes, eres una buena criatura.
Río y la bajo al suelo.
– Adiós pequeña Mack.
– Nos vemos Jade.
Me giro y voy hacia los chicos a paso rápido.
– Vámonos. – salimos y vamos a la furgoneta.
A mitad de camino en helicóptero me entra antojo de rollitos de canela.
– Oye Kaos. - grito por los auriculares. – ¿Sabes si la madre de Ky ha hecho rollitos?
Lo oigo reír.
– Creo que mandó el otro día unas cuantas cajas.
Lo miro con una gran sonrisa y vuelve a reír. No hablamos más hasta llegar.