***leeros la notita del final, se tardan un par de segundos🖤
Ky Slorah
Me despierto temprano, me levanto con cuidado intentando no despertar a Julie. Salgo de su habitación y vuelvo a la mía, cojo una camiseta de tirantes, unos pantalones cortos, y unas deportivas, he dejado un poco de lado el ejercicio, pero necesito desestresarme y es lo que más ayuda.
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Tras una hora y media corriendo vuelvo al edificio.
– Kaos, llama a Rupert, llevo mucho tiempo aquí y estoy descuidando mis tareas como príncipe. Tenemos que hablar sobre mi vuelta a Silia. – le digo mientras voy hacia mi habitación para ducharme y cambiarme. Me encanta estar aquí, de pequeño pasaba más tiempo aquí que en mi propio país, pero con la coronación tan cerca y mis padres presionándome para que me haga cargo y me centre más, debo volver.
– ¿Muchas cosas en la cabeza? – va detrás mío y noto como sonríe. Simplemente asiento. – Hacia bastante que no corrías.
De repente comienza q reírse como un desquiciado. Me giro y lo miro con el ceño fruncido.
– Lo siento, es que me acabo de dar cuenta de una cosa. – retomo mi camino hacia mi habitación. – Casi se me olvida, Jade ha pedido una reunión de urgencia con los sabios, no sé de qué se trata, pero no parecía nada contenta.
Tras ducharme y cambiarme bajo hasta la sala de reuniones, ya están todos sentados y al verme entrar asienten a modo de saludo.
– Su majestad, no creo que sea bueno que un príncipe de otro país esté en la reunión, por muy amigo que sea.
– Es cierto sabio Periandro, pero no estará toda la reunión, solo nos acompañará para ayudarme a exponer el tema por el cual he convocado una reunión de emergencia.
– Juliette. – la advierto, si va a hablar de lo que creo deberíamos hablarlo antes de que suelte cualquier cosa.
– Tranquilo Nadir, voy a contárselo todo, absolutamente toda mi historia, para que lo entiendan y me ayuden a buscar una solución.
– Sigo pensando que debería esperar fuera. – le sabio Periandro volvió a hablar. Veo como Julie deja caer su cabeza hacia abajo con cansancio y seguidamente se levanta da la silla.
– Está bien, Ky, por favor espéranos fuera. – asiento y salgo cerrando la puerta tras de mí. Me siento en el banco situado en el lado izquierdo de la puerta mientras veo civis creaturae yendo de un lado para otro.
Durante un rato puedo escuchar la voz de Julie hablar, no llego a entender lo que dice. De repente oigo algo estrellarse contra una superficie dura y me tenso, despejándome con rapidez.
– ¡No sé cómo debo decirles! ¡No abortaré! ¡Tan solo les cuento para que me ayuden a buscar una solución! Así que ahora me iré, les dejaré media hora para que lo hablen. Y cuando vuelva quiero que me den soluciones. – oigo pasos acercarse a la puerta, pero se detienen de repente. – Nada de lo que hemos hablado saldrá de esta sala, ¿entendido?
Tras varios segundos la puerta se abre y una alterada Julie sale por la puerta y me levanto con rapidez. Me acerco a ella y noto que tiene los ojos humedecidos en lágrimas, paso mis brazos por su cintura y la abrazo con fuerza. Su menudo cuerpo tiembla, pasa sus bracitos alrededor de mi cuello y esconde su cabeza en el hueco de mi cuello. Su respiración acelerada eriza mi vello y noto como un sollozo escapa de sus labios haciéndola temblar.
– Shh. – acaricio su espalda con suavidad. – no pasa nada cielo, nada va a pasar. Todo estará bien, no te preocupes.
Tras unos minutos se separa y me sonríe débilmente.
– Gracias. – susurra quitando cualquier rastro de lágrimas. – Es solo que estoy muy sensible y oírles decir esas barbaridades me a cabreado de sobremanera, no quiero que les pase nada a mis bebés. – me mira con ojos de cachorrito.
– No te preocupes Juls, yo estaré ayudándote y apoyándote en cada paso que des, y si, por un casual me dejas protegerse también lo haré. Os protegeré a ti y a los bebés. – con eso consigo hacerla sonreír sinceramente y para mí eso es más que suficiente para hacerme sentir completo.
– Salgamos de aquí, necesito tomar el aire y aún nos quedan veinte minutos.
A la mitad de las escaleras Julie pierde el equilibro y justo antes de caer logro sujetarla.
– ¿Julie, estás bien? – sigue con los ojos cerrados y me asusto. Me siento en las escaleras y la apoyo en mi regazo.
Tras unos minutos sus párpados se mueven ligeramente y poco a poco abre los ojos aleteando con rapidez y ligereza sus largas pestañas. Dejo escapar todo el aire que no sabía que estaba conteniendo.
– ¿Qué ha pasado? – dice a la vez que lleva una mano a su cabeza.
– Te has desmayado en medio de la escalera. Me tenías preocupado. – la miro con seriedad.
– No te preocupes, ha sido un mareo. – la ayudo a sentarse junto a mí en las escaleras. – Creo que me quedaré aquí hasta que tenga que volver allí dentro. Serán muy inteligentes y todo lo que quieras, pero pueden llegar a sofocar.
Nos quedamos en silencio unos momentos.