Una carta...

Marzo 14 de 1750

Las historias, al igual que las monedas, tienen dos caras. Me corresponde a mí contar la historia de mi antepasado a usted, estimado lector. La guerra que hoy se desata no es nueva para quienes conocemos los sucesos que acontecieron tiempo atrás. Sin embargo, quedará en usted decidir si ha de creer en ella o no. Solo espero que este manuscrito se conserve y no caiga en manos equivocadas.

Permítame presentarme: mi nombre es Alora. Por acusaciones de alta traición debo omitir mi apellido. Mas le diré que se me acusa por los pecados de mis antepasados, los cuales no defenderé, pues debieron pagar por sus actos en su tiempo. Hoy, sin embargo, mi libertad me ha sido arrebatada por la simple razón de llevar su sangre en mis venas.

Deseo que algún día se me perdone por ello, pero ahora debo escribir la historia completa, pues el rey debe responder por la oscuridad y maldad que habitan en su alma, las mismas que una corona no logra ocultar.

Alora…