Reinicio Fallido

Capítulo 16 | Quebradiza resolución

Sábado 13 de Octubre del 2018— 16:12.

Había vuelto una vez más. Las mismas sensaciones de acidez y vomito lo indujeron a querer tomar urgentemente alguna bebida, la que fuera, su garganta ya no aguantaba el fuerte ardor que lo atormentaba. Corriendo, se dirigió al baño y abriendo la llave del caño, tomó el agua que caía. Tuvieron que pasar varios segundos para que pudiera sentirse tranquilo, su boca esta empapada de agua mientras se veía en el espejo; era la primera vez que algo así ocurría. No era por asco, tampoco era por lo que aconteció en el bucle pasado, sino fue por el viaje que hizo. Viajar en el tiempo paulatinamente lo estaba desgastando.

¡¡¿Qué está maldita sensación de escalofríos?!!

Su cuerpo poco a poco se estaba enfriando, sus ojos no dejaban de parpadear de manera sucesiva, sentía a la muerte tan de cerca como si esta respirara por su nuca y se estuviera burlando de él. Moviendo su cabeza de un lado a otro, presionando sus dientes, incitaba a su cuerpo a seguir en movimiento y así, estar consciente de todo. Con unos ojos medio somnolientos y en medio de la duda si estaba bien salió del baño y se sentó en las escaleras. Poco a poco se acordaba de los sucesos que ocurrieron en el bucle pasado.

¿Qué había pasado? ¿Por qué ahora es casi imposible el hecho de detener un accidente o muerte? ¿Qué hice mal? ¿Por qué parece que todo esté en contra mío...?

Preguntas como esas se habían quedado en su cabeza luego de haber reiniciado varias veces el mismo día, aunque ahora es distinto, existía una pista que él nunca supo.

¿Con quién habló mi papá?

Dylan no podía ser, porque él a esa hora, estaba durmiendo o compraba las cosas para la fiesta. Alguien tuvo que hacerse pasar por él en ese tiempo.

¿El yo del futuro? ¿Alguien disfrazado? ¿El yo del pasado?

Para corroborar esas dudas, Dylan volvió justamente minutos antes de la hora en que fue indicada la supuesta conversación. Entendía que "el Dylan" que había aparecido frente a su padre era posiblemente el asesino y eso descartaría a Blacker de quien él sospechaba más.

Caminando tambaleante, llegó a la oficina de su padre, el cual estaba a dos cuartos de la escalera. Dylan primero respiró de forma pausada para hablar bien y luego tocó la puerta.

— ¿Quién es?

—Soy yo, tengo una duda.

—Pasa.

Bostezando, Dylan entró y miró como toda la oficina estaba ordenada, un escritorio con su silla en el cual estaba su padre revisando documentos. A su costado un librero lleno de libros gruesos y un gran dinosaurio de juguete que lo adornaba.

— ¿Cuál es tu duda?

Preguntó su padre, dejando de lado los documentados que revisaba.

—Ehm...es que...es algo raro.

Él sorprendido, parpadeó varias veces y luego una sonrisa se formó en su cara.

— ¿Raro? Ah...ya entendí.

— ¿Huh?

—Hijo, lo siento.

— ¿Q-qué? ¿Por qué te disculpas?

Dejando de lado la silla, su padre se paró y se acercó a Dylan. Sus ojos empezaban a llenarse de lagrimas y Dylan sin saber por qué su padre se ponía así, esperó lo que iba a decir. Aunque, la espera lo estaba agobiando.

—A decir verdad, la cigüeña jamás te trajo, de hecho, es un cuento bastante tonto...mira, te explicaré sobre la sexualidad, un tema un poco vergonzoso para ti, pero útil.

— ¡¿Qué?! ¡Espera! ¡No quiero hablar de ello! ¡¿Cómo llegaste a eso?!

Totalmente avergonzado de lo que decía su padre, Dylan miró a otro lado y trataba de calmar su corazón. Él no era un experto en la sexualidad, pero a esa edad la información respecto a ello era obligatoria en el imperio. Y ni qué decir con lo que decían sus amigos.

— ¿En serio? Qué raro, ¿entonces de qué querías hablar?

Mostrándose confundido, su padre colocó su mano en su mentón y se quedó pensativo.

—Mira, ¿te acuerdas sobre si vine a avisarte que el vecino te estaba buscando?

Yendo directo a lo que su madre le mencionó en el bucle pasado, preguntó a su padre.

— ¿Me busca? No me acuerdo de que me hayas dicho sobre ello.

— ¿Huh? ¿Entonces...? ¿No es raro...?

— ¿Raro? ¿Qué?

—Eh, nada, nada... me siento un poco mal de la cabeza, eso era todo.

— ¿Eh? Bueno, está bien, dile a tu madre que te prepare algo y descanses.

Recomendando ello, su padre volvió a su silla y con documentos en mano, suspiró pesadamente. Justo antes de despedirse de su padre, sus ojos se desviaron a su escritorio y allí miró como una pistola estaba camuflada en el montón de hojas. No se movió. Fue como si el arma fuera algo brillante y único en la vida.

—¿Dylan? ¿Qué est...

Sin terminar de hablar, su padre colocó de manera agresiva todos los documentos que estaban cerca suyo y tapó el arma. Pequeñas gotas de sudor resbalaban de su cara y sintiéndose atrapado, habló.

—Es por seguridad, uno nunca sabe lo que pueda ocurrir en el imperio, luego de lo que sucedió para que ellos lleguen allí... sé que esta parte de la ciudad está en peligro.

Terminando de hablar, su padre sacó las hojas y con ello, el arma, donde la recargó y apuntó al juguete de dinosaurio que estaba en su librero.

—No te preocupes, te enseñaré a usarlo cuando seas mayor.

—¡Ahora!

Gritando, Dylan miró con unos ojos lleno de determinación a su padre. Él comprendía que las muertes seguirían si no confrontaba con la persona que estaba detrás de todo, pero para ello tener una pistola sería algo con lo que podría defenderse.

—No, definitivamente no. Tu madre me mataría si se entera, ¿sabes? Pero falta poco...

—¡No! Tiene...tiene que ser ahora.

Dylan ya estaba decidido. La lucha que estaba haciendo era algo que no podía hacerlo solo, incluso si tratase de hacerlo como en el bucle de María, no sabía qué hacer más que cambiar sus acciones y así, cambiar el futuro. Tener a un adulto de su lado le haría ver las cosas de manera diferente.

—Tengo mis razones papá, el futuro es desgarrador, yo... he viajado en el tiempo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.