Reinicio Fallido

Interludio I.

La luz del sol cegó sus ojos cuando él abrió la puerta. La persona que se encontraba frente suyo sonrió de una manera bastante torpe y salió de la casa cerrando la puerta. Era una de las pocas veces que ella lo veía tan desesperado. Con su reciente mudanza Camila sabía poco o casi nada de Dylan; sin embargo, ella se divertía con él debido a las ocurrencias que decía o su manera extraña de comportarse.

—¿Ahora qué le digo a papá...?

A pesar de eso, la huida de Dylan no se avisó a los padres de Camila, ella no sabía si Dylan les diría que salió de casa o no. Aterrorizada por el posible regaño que le darían, corrió a su habitación y decidió pintar alguno de los dibujos que guardaba en su escritorio mientras esperaba a sus padres para decirle lo ocurrido.

—¡Es la mejor...

En medio de la emoción que sentía al pintar, se quedó quieta en la base de las escaleras que la llevaban al 2do piso, su pequeño cuerpo por propia inercia se detuvo y sin decir nada miró a la persona que se encontraba en el segundo piso. Era un chico alto, vestía una casaca de cuero negra y unos jeans azules, pero lo que retuvo a Camila no fue el hecho que desconocía a tal persona, sino por lo que esa persona sostenía en su mano.

—Hey niña, quédate allí.

Además de ello, Camila no comprendía el por qué esa persona se hallaba parada en ese sitio y tampoco que era lo que tenía en sus manos. ¿Era un juego de Dylan y sus amigos? ¿O era un juego en el que sus padres la estaban probando? En ambos casos a ella no le gusta perder en los juegos que le retaban, detenerla era una de las peores opciones del chico.

Camila no era tan tonta, por lo que sonriendo, le contestó.

—¡Tonto! ¡Yo jamás pierdo un juego! ¡Así que...

—Bu.

Nuevamente interrumpiendo lo que decía Camila, ella vio como algo salía de lo que tenía la persona en su mano y con una velocidad alta, pasó cerca de su rostro. Fue a tal punto que esa cosa rozó la mejilla derecha de Camila y de esta, se formó una pequeña grieta donde se deslizaba sangre.

—Aahh...

Era la primera vez que ella veía algo tan sorprendente y a la vez tan aterrador, el juego de lo que pensó al inicio fue desechado y el miedo invadió su cuerpo. Ella no podía dejar de temblar y de transpirara, sin poder más cayó al suelo mientras pequeñas lagrimas caían de sus ojos. No entendía cómo ese juego podía llegar a ser tan temible.

—¡¿Qué fue eso?!

Justo en ese momento, alguien abrió la puerta principal de la casa y entró de manera presurosa, viendo a la pequeña Camila en el suelo, sobre un charco de agua que parecía ser su orina. Ella al ver a Camila en ese estado se sorprendió y corrió a su auxilio.

—¡Hey! ¡¿Niña?! ¿Qué te pasó?

Sacándose la chompa que llevaba puesta, la cubrió y justo antes de que Camila dijera algo, los ojos de la chica se dirigieron al segundo piso. Ella no podía hacer nada.

El miedo que recorría su cuerpo la hizo inquietarse y tragar su saliva, pensó em varias posibilidades del por qué alguien tendría en su mano aquella arma, incluso si fuera una broma el sonido que escuchó en la puerta era definitivamente de una bala.

Sin embargo fue allí que se percató de algo primordial, la razón por la que ella fue al nuevo lugar donde vivía Dylan era para darle su apoyo, el poyo que necesitaba por los asesinatos que ocurrieron en su casa y en la escuela.

Si ese era el caso, ¿no sería muy sospechoso que alguien tuviera un arma y estuviera a punto de matar a la prima de Dylan? Todo tenía sentido para ella. Incluso con el miedo que la hacía acobardarse, debía de hacerlo.

—T-Tú... eres el asesino, ¿no?

A pesar de que era una pregunta tonta y sin el sentido posible, ella suponía que no perdía nada intentando, su muerte era algo seguro. Cuando pensó en su muerte, vio como en su mente Dylan la vería muerta, sobre el cuerpo de su prima, si él viera ese escenario, ¿qué sucedería? Dylan no aguantaría más.

Tengo que vivir... si no él... él...

La angustia domaba su cuerpo, no dejaba de temblar y de sudar, las acciones del asesino eran cruciales si ella vivía o no.

—Si te dijera quien es el asesino no me creerías, pensarías que es algo fraudulento e irracional, la carta que estoy manejando ahora es especial, ¿no María?

—I-incluso si fuera el caso... no creo que sea tan irracional como para disparar a una chica de 9 años, ¿no?

—Puede que tengas la razón.. pero eso era algo necesario, tener que crear esto no es algo que quisiera, pero... dime, un plan perfecto, ¿no es aquel que tiene que ver todas las posibilidades? Error tras error, viendo en qué fallé... ¿no es agotador acaso?

El chico miró de manera nostálgica a María, algo que ella repudió desde el fondo de su corazón, que un asesino sea piadoso, ¿no lo hacía más cruel? Darle esperanzas falsas de vida era la peor tortura de alguien que quiere vivir.

—Agotador no, lo que haces es algo tan horrible que me das asco, ¿no ves cómo está ella?

Antes de que pudiera señalar a Camila, María se quedó quieta. La niña se había quedado dormida, en el suelo.

—¡¿Niña?!

Desesperada por su estado, María intentó hacer reaccionar a Camila pero ella no daba alguna señal de ida, parecía que le dieran algún analgésico.

—Está dormida, no vine por ella ni por ti, sino por alguien. En todo caso, también debería de dormir, y como sé que no te acordarás de esto, la persona que asesinó a todos fue...

Antes de que el chico terminara de hablar, un par de balas rozaron de igual forma en las mejillas de María, quien cayó al lado de Camila.















 




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