William
Camino por las radiantes calles del reino de la luz, todos se posicionan para caminar al reino oscuro. Hoy es la coronación de Kallias, siento que fue ayer que se quejaba de los exámenes de coronación.
Todas las hadas de la luz tienen cara de que no quieren hacer esto pero, es el protocolo dictado por madre desde el inicio del reino oscuro. Tradición de asistir a cada coronación de cada rey oscuro.
—Colócate esto. —Menciona Alfred, el asistente de César dándome una túnica blanca que cubre todo mi cuerpo inclusive mis alas blancas. Paso mi brazo por las mangas y me termino de colocar la capucha. Resignándome a no poder volar todo el largo tramo.
«Pasar sin ser visto, ya lo sabes omega inservible» esas serían las palabras que me diría Alfred si le pregunto el porque de la túnica.
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Caminamos hasta llegar a la entrada del reino oscuro, es la primera vez que lo veo o bueno que camino en tierra extranjera. Esta entrada esta rodeada por un túnel de arco con ramas que se mueven para dar el paso y avistar aquella larga entrada.
Al salir de este túnel nos recibe una hada oscura, cabello rizado y de colores llamativos que me hacen querer tocarlos por lo lindo que se me hacen. No es ni necesario que la huela porque es claro que es una alfa. Ella nos dirige hacia un portal que nos lleva inmediatamente dentro del castillo.
Voy de ultimo en la fila así que me despego levemente de la fila y antes de entrar al portal le susurro a la hada.
—Tu cabello es muy bonito. —susurro. Alcanzo a ver una cálida sonrisa en su rostro y me lo tomo con felicidad, metiéndome de una vez al portal.
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Cada hada se coloca en su lugar, una sala dividida en dos, en la derecha mi reino y en la otra se encuentran las hadas oscuras. Me siento en el último banco justo en la esquina como me indicó Alfred.
Desde aquí la vista del lugar es muy baja pero, trato de fijarme en cada detalle del lugar. Columnas con enredaderas de flores verde oscuro y que desprenden olor a cedro. Bancos de roble oscuro pero, cada uno cuenta con almohadones de seda blanca y negra. Es fácil adivinar el color que le pertenece a cada lado.
Las hadas oscuras se me hacen tan llamativas que me hace querer acercarme como con la hada de hace poco, cada hada tiene su estilo propio, cabellos de todos los colores, prendas y vestimentas llamativas, perforaciones hasta en sus alas. «Alas» estas son como las de Kallias, de plumas negras pero, lo que diferencian las de Kallias con las del resto es su tamaño y el estilo ahumado en la punta de estas.
Las trompetas suenan haciendo que gire de golpe para ver la entrada, Kallias entra cuando abren las puertas, camina junto a una hada anciana que no logro descifrar pero, que sin duda recuerdo de las historias de Kallias. Cada hada oscura se inclina ante Kallias a pesar, de que aún no se corona como su gobernante. Es obvio el respeto que recibe. El verlo y vivirlo me hace sentir pleno y orgulloso de el.
Con cada paso que da llena el lugar con sus feromonas de jazmín. El olor inunda mi nariz sintiendo el olor agradable como siempre.
El camina hasta llegar al podio, mueve su capa las cuales son solo un adorno de sus enormes alas. Se coloca frente a la anciana y esta le da el permiso para arrodillarse ante ella.
—Han pasado 2 siglos desde nuestro último rey oscuro. El día de hoy tenemos presente a Kallias Darien nuestro próximo monarca, nuestro próximo protector. —Proclama la anciana con su voz suave pero, autoritaria. —Para realizar este solemne ritual pido la mano de Kallias Darien. —el procede sin dudar, un protocolo ya dicho y establecido desde tiempos antiguos. —Para saber si eres leal a nosotros, bajaras tu poder y nos mostraras tu sangre para poder visualizar que eres fiel a tus palabras. —dice la anciana.
La anciana agarra una daga y todos guardan silencio, ella rápidamente clava la daga en la mano de Kallias. El sonido hueco de su sangre cayendo al suelo de madera me rompe el corazón pero, Kallias ni siquiera de inmuta ante el dolor. La anciana saca la daga de la mano de Kallias y el se levanta colocándose frente a su pueblo, mostrando la herida fresca y goteante.
Todos levantaron la mano y dieron un grito de guerra y volvieron a guardar silencio, el asiente y llena la sala de un rito de sanación del cual no logro traducir y en cuestión de segundos no tiene ni una sola pista de tal herida profunda.
El vuelve a arrodillarse ante la anciana y esta sonríe como una madre ve con orgullo a su hijo.
—Con esta prueba Kallias Darien, eres completamente digno de nuestro respeto y de la corona oscura. —ella acerca una corona de hierro que esta hecha de puntas filudas en la parte más alta de esta, y alrededor de esta, gemas negras con destellos plateados.
Kallias inclina su cabeza y la corona se la coloca con delicadeza, cuando la corona hace contacto con la cabeza de Kallias se produce una explosión mágica haciendo sonreír a todos pero, el hechizo instantáneo me da un vuelco el corazón del susto.
El se da la vuelta y todos se levantan para gritar en coro:
¡Viva el Rey Kallias Darien!.