Kallias
«Solo buenos amigos» esas son las justas palabras que me molestan, esas palabras que arruinan todo «amigos» es una siempre palabra que arruina ¡todo! ¡Porque yo no quiero que sea mi amigo y ya!. Me dejo caer hacia atrás cayendo en mis alas. Veo el cielo oscuro de la noche y me enoja aún mas la soledad que me acompaña.
En medio de esta oscuridad logro escuchar un grito tan silencioso que me eriza la piel, proveniente de mi lado del bosque. Me levanto de golpe y me lanzo al cielo en un vuelo preciso y rápido. Agudizo más mi oído hasta que logro escuchar pequeños sollozos, permanezco volando arriba mientras trato de buscar algo en el bosque, algo no me da buena espina desde hace rato. No se siente como un animal mágico, es otra cosa muy distinta. Algo me dice que puede ser esa criatura que llevo rastreando hace mucho tiempo y no logro capturar. Culpable de innumerables muertes en todos los reinos.
Bajo y a pesar de mi fuerza mágica puedo sentir como se me eriza la piel, empiezo a buscar de donde vienen los tales sollozos. Estos son como los de un menor pidiendo ayuda. Por más que llamo y busco no encuentro nada, pero todo este tiempo de búsqueda me he sentido observado sin lugar a dudas, no importa donde me mueva o dispare siempre esta viéndome justamente en mi cuello.
Sigo caminando hasta que encuentro un arbusto justo en la punta de un barranco, cada vez que me acerco escucho los sollozos mucho más cercanos. Me agacho para poder mover las ramas del arbusto y justamente esta ahí, me quedo helado cuando veo que esa hada que solloza porque es la viva imagen de William cuando nos conocimos, tan indefenso y pequeño, solo que este no tiene alas. Mi instinto me trata de dejar caer los pies en la tierra pero mi corazón es más torpe y me acerco para cargarlo en brazos.
—¿William? —pregunto acercándome al niño, este voltea a verme con dolor como si ese realmente es su nombre. Siento como me empujan al barranco cuando toco a el niño que inmediatamente se desvanece cuando lo toco, recupero el equilibrio con rapidez agarrando vuelo. Lo que esta frente a mi es eso que tanto e buscado, no es natural eso es lo más obvio, me detengo a verla con mas cuidado y logro verificar que esta criatura cambia de forma, pero en ella permanece el mismo sentimiento cuando lo observas: «rencor».
Este se lanzó a mi pero rápidamente invoco una cadena para amarrarla en su cuello pero este se deshace de ella con facilidad. No es un alguien, es un algo y un algo completamente negro como una sombra, este desvanece todo tipo de hechizos que lanzo contra el.
Este reemplaza su mano derecha por una espada, el mismo filo. Bajo del cielo para luchar con el frente a frente, me lanzo en él golpeándolo con un hechizo oscuro para cegarlo, el cual ayuda a que sus golpes de defensa disminuyan. Lo golpeo en su abdomen a puño limpio pero este me envuelve en su oscuridad, siento como mis sentimientos salen a flote, veo el alrededor y lo único que puedo ver es negro, un espacio totalmente a oscuras. Siento como mis emociones las cuales mantengo a raya amenazan por salir, no es bueno.
Mantengo tanta tranquilidad para efectivamente no perder el control, mi poder me recorre el cuerpo sin control alguno y todo por culpa del poder de esta cosa. Aprovecho mi magia en descontrol para lanzar un hechizo y destruirlo sin importar las consecuencias de mi alrededor. Siento mis venas en fuego y justo cuando siento el poder pasar por todo mi cuerpo lo lanzo. Escucho una explosión y soy expulsado del cuerpo de esa cosa.
—Kallias. —susurra esa voz justo antes de expulsarme. Era justamente la misma voz de William cuando me llama.
Caigo al suelo y esta cosa se destruye por completo, pero algo me dice que claramente no es el único ser que anda rondando aquí y por los reinos. ¿Qué fue eso? Me digo a mi mismo tratando de entender que tiene que ver William en todo esto. Observo mis manos y veo las puntas de mis dedos, un negro empezando a surgir, abuse de mi poder para poder salir de esa cosa. Esta es la evidencia de mi magia.
Me levanto y vuelo hasta llegar lo más rápido al castillo para buscar a Yugo lo más veloz que puedo, podría ser más fácil el transportarme por mis portales pero después de esa inestabilidad mágica no puedo invocarlo.
Entro por el balcón de su oficina y entro, guardo mis alas al llegar y Yugo asiente.
—Madre mando la carta. —responde Yugo al verme.
—Lo se, por eso me apresure.
—¿Qué era esa cosa, Kallias?
—Ni yo lo se. —contestó suspirando. Yugo se coloca sus lentes y empieza a leer la carta.
«Hace tiempo no te escribo Kallias y aún así desearía que hubiéramos tenido que hablar de otra cosa, pero las circunstancias no lo quisieron así. Esa cosa ya aumento la muerte de hadas en el reino de la luz y la nieve hace algunos segundos. Se que vistes y te prometo que, sí tiene algo que ver con él. Puedo sentirlo. Se acercan tiempos muy malos, solo te pido que seas sabio a la hora de usar tu poder.
Con mucho amor
Madre.»
—Y madre tiene toda la razón, Kallias, ya llegaron a mi más informes de muertes, a este punto esa cosa en todo estos siglos a matado ya a diez mil hadas y ahora la cifra solo se eleva cada vez más.
—Madre dijo que tiene que ver algo con él, o sea ella se refiere a William.
—¿William? ¿Tu William? —cuestiona Yugo y yo asiento.
—Lo vi Yugo, se me apareció como William pero este carecía de alas y era justo como cuando lo conocí. Y lo ultimo que escuche al destruirlo fue el llamado que me hace, era la misma voz, pero no era el.
—Lo añadiré a los informes infinitos de esa cosa.
—¿Yugo? —pregunto dándome cuenta de algo.
—Dime. —responde el, viéndome con atención.
—¿Cuándo aparecieron esas cosas? Recuérdamelo.
—Nos dimos cuenta de ellos hace tres siglos atrás. —añade el. Suspiro llevándome el cabello hacia atrás.
—Esa es la edad de William, Yugo.
—Bueno, al menos ya tenemos pistas de esa cosa, que no nos llevan a ¡nada! pero son algo, migajas ¡Delicioso!. —añade con cero entusiasmo.