Rekishi ni Kizama reta.

Episodio 17: ¿Nuevo integrante? ¿Inicio de la Guerra?

—Dios mío qué castigo estaré pagando. –se pregunta el pelivioleta mientras observa hacia arriba, abajo, de un lado y el otro; pues se encontraba sobre un árbol lo suficientemente alto y lleno de hojas como para que alguien se diera cuenta de su presencia.

O eso quiere creer.

Resulta ser que desde que llegó al pueblo no ha parado de ser perseguido y molestado por una persona en específico: Haru. Realmente no entiende la razón por la que tal chico insiste en perseguirlo para ofrecerle una oferta que principalmente, ¡YA LA RECHAZÓ MUCHAS VECES! Pero el chico haciendo caso omiso lo sigue persiguiendo.

—Ya ha pasado una semana entera y todavía no se da por vencido, sí que es insistente –habla consigo mismo en voz baja con temor de ser escuchado, ya que lastimosamente parece ser que aquel pelinegro de energía inagotable tenía oídos sónicos.

Ustedes se preguntarán ¿Qué hace montado en un árbol? La respuesta es sencilla: Haru. Todas las cercanas posibilidades tienen que ver con una sola persona, Haru; siempre es Haru.

El pelivioleta durante toda la semana se ocultaba en numerosos lugares para no ser descubierto por el menor, fallando cada vez en el acto. Cualquiera no le creería si le dijera que ya iba por su intento décimo octavo de su lista: Sitios en donde es poco probable que me encuentre.

—Todavía no puedo creer cómo fue que descubrió mi escondite más especial –dice chasqueando la lengua mientras se cruza de brazos recostándose en el gran tallo del árbol, recordando.

(......)
2 días antes.

No respira, no siente, no se mueve. En estos momentos respirar era un pecado, sentir era una condena, y moverse era ser delatado. El pelivioleta estaba en un baño público fuera de servicio; sí, en un baño público tratando de no ser encontrado por el pelinegro que no deja de gritar su nombre por todo Rumbial.

—¿¡Kaori!? ¿Dónde estásssss? ¡Aparece de una vez! No te voy a hacer nada –realiza un puchero mientras sigue en búsqueda del mencionado, gritando su nombre provocando que todas las personas lo observen raro –¡¡Kaoriiiiiiiiiii!!

Pasa un largo rato así hasta que todo se queda en silencio, ya no se escuchan más gritos en su nombre ni quejas; solo el bullicio de la gente paseando de un lado a otro, vendiendo cosas o turisteando.

Por primera vez en su vida el pelivioleta podía decir que estaba alegre, alegre de no escuchar más aquella voz. Dejando pasar un tiempo para asegurarse que no estuviera por allí, y no escucharse nada; procede a salir del baño abriendo la puerta con sumo cuidado asomando solo su cabeza.

"-Nada por aquí... -observa hacia la izquierda -Nada por allá... -hacia la derecha -Nada más allá. -finaliza observando al frente y ahora sí saliendo por completo del baño público."

Sin embargo, como nada es perfecto en la vida, a punto de dar un paso para ser libre completamente; un gran peso se le viene encima provocando que caiga de boca al suelo.

—¿¡Kaoriii!? Sabía que estabas allí –un entusiasmado Haru se encuentra sentado sobre su espalda con una gran sonrisa, lo que irrita al personaje.

"-¿Este estúpido esperó en el techo del baño público hasta que saliera? -piensa incrédulo."

—Kaori, únete a mí-...

—Ya te dije que noooooo.

Se levanta de golpe a la vez que sale corriendo, intentando alejarse del menor que lo persigue con una sonrisa.

(.....)

Un escalofrío le recorre el cuerpo al acordarse de tal escena, sinceramente en ese momento sintió el verdadero terror, se sintió acosado, y no le gustó.

"-Pues claro, ¿A quién le gusta ser acosado? Baboso -se reprende a sí mismo por tal estúpido comentario."

—La idea era que fuera al contrario, no así... –suspira repasando su plan, todo tenía que salir a la perfección; pues esa persona se lo había encargado, depositando su confianza en él, no podía defraudarlo.

—¿Qué tiene que ir al contrario? –pregunta una voz muy conocida para Kaori a su lado, aunque sin prestar mucha atención no se da cuenta.

—Nada importante, no seas chismo-.... –después de realizar un ademán con la mano para restarle importancia, cae en cuenta del sujeto con quien está hablando y la cercanía de su voz, parando en seco.

Rezando para que no sea la persona que ya se sabe, es; gira lentamente su cara, encontrándose a un Haru de cabeza colgado de una rama un poco más arriba de la que él se encuentra, preocupando ahora sí severamente al pelivioleta.

—¿Cómo rayos llegaste aquí? –sorprendido por no darse cuenta de la presencia de Haru se siente impotente, ¿Dónde habían quedado sus años de ardúo entrenamiento? –¿Y como sabías que yo estaba aquí?

Más preguntas como las anteriores querían salir de la boca de su dueño; sin embargo, solo se limitó a preguntar las que más curiosidad le generaban. ¿Cómo no había podido sentir su presencia? Nunca le había pasado esto, y que le viniera a pasar por primera vez lo hacía sentir inútil.

—Pues bueno, realmente no fue tan difícil encontrarte y tampoco llegar aquí. Tu presencia y poder son completamente distintos de los que he sentido, así que eso me permite distinguir donde estás; además, estabas muy concentrado hablando solo así que no quise interrumpir tu agradable charla –responde a sus preguntas con una sonrisa mientras se encoge de hombros, restándole importancia.

—Espera un minuto... –cambia de golpe el tema Kaori, un poco confuso ya que él debería ser el más interesado en el tema explicado con anterioridad –Desde que me has estado persiguiendo no he podido localizarte en ningún momento, lo cual es raro.

De toda la semana que Haru lo había perseguido; a veces solo y otras con un peliazul, no se había percatado de ese gran detalle, ¿Por qué siempre lo encontraba? ¿Por qué no podía sentir cuándo llegaba o se acercaba a sus escondites? Pues claro, si estando aún más cerca no puede sentir que está allí, a una distancia mayor tampoco.



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En el texto hay: aventura epica, magia, aventura humor

Editado: 19.08.2024

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