relato de League Of Legends: La profecia

Apéndice I.

"El Rey Draconiano del Viejo Mundo: Ancalaghon; resurgirá y pondrá en marcha a un ejército el doble de grande que al de su Rival: Mordekaiser. Y entonces el rey Espectral y Demoníaco creara grandes terraplenes y se hará dueño de una buena parte de los dominios en Runnaterra. Y nadie ni nada podrá detenerlo, ni siquiera el gran Mordekaiser podrá detenerlo. Ni siquiera los Demacianos."

Primer Fragmento de la Profecía.

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"Y la Bestia que vi se asemejaba a un dragón, y el dragón derroco al renacido de Hierro y este le entrego su gloria y poder.Y la bestia se maravillo y proclamo a los cuatro vientos. ¿Quien como la Bestia y quien puede contra ella?
Fragmento Decimo Segundo de la Profecia."

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Frontera entre el reino De Demacia Y Noxus, junto al río Arnoh, final del verano. Vanguardia del Ejercito Demaciano.

Treinta mil soldados al servicio del reino de Demacia se apiñaban en su frontera, próximos al nacimiento del río Arnoh.

Era un ejército colosal el que Tianna Guardia Corona había reunido. Se decía que una comitiva Noxiana se había acercado lo suficiente en las fronteras del Arnoh y eso había provocado que una parte dela Vanguardia Valerosa liderada por Tianna, una de las mejores mariscales del Rey Jarvan IV se hiciera presente para frenar aquel avance en seco. La gran mariscal del Rey había constituido una descomunal fuerza defensiva que parecía insuperable, capaz de resistir, como hicieran ya en el pasado, cualquier embate con sus enemigos en la frontera demaciana, por muy brutal que éste pudiera llegar a ser. Pese a todo, Tianna, la mariscal demaciana al mando de aquella parte del ejército de la Vanguardia Valerosa , se sentía inquieta. Entre los pelotones había algunos pueblerinos y éstos habían extendido por todo el ejército el rumor de que había una profecía antigua que predecía el nuevo ataque de un Rey Demoniaco, que lo arrasaría todo a su paso. La profecía aseguraba que nada podría oponérsele y que descendería sobre ellos implacable, inclemente. Estos rumores incomodaban a Tianna. Ella sabía combatir contra enemigos tangibles, de carne y hueso: Contra los magos, contra los noxianos, o contra los caudillos del norte helado que recientemente habían empezado a atacar las fronteras en Fossbarrow, pero no sabía bien cómo derrotar una profecía.

Llegaron a la zona del encuentro. La Vanguardia se sentía extraña. Un día antes sus integrantes habían tenido una pesadilla espeluznante de un Dragón de miles de millones de Kilómetros de altura. Tianna, sin embargo, no pareció darle mucha importancia, pese a las advertencias de algunos pueblerinos que le pedían encarecidamente que esperara a los refuerzos de otro capitán de compañía, un joven que recientemente había ascendido a rango de Comandante y que había creado una nueva compañía diferente a la vanguardia valerosa: Los Asendicar.
La mariscal no lo comprendía. ¿Cómo un mísero pueblerino había llegado a rango de comandante?
Negó con la cabeza. Aquel joven cuyo nombre era Rovian, estaba infringiendo y violando leyes y costumbres muy antiguas. Eso podía ser peligroso. Podía mermar el orden en Demacia, negó con la cabeza. Volvió a concentrarse en el asunto que de verdad importaba, el supuesto ataque de las legiones Noxianas.

Tianna arrugó el ceño mientras escrutaba el horizonte. Nada. Sólo la inmensa pradera ante ellos, a medio camino entre el vergel del nacimiento del Rio Arnoh a su derecha y la pradera a su izquierda. Estaban a pocas millas del Pueblo de Idhun. Más al norte del sector se encontraba Sidur que ya había caído en manos del ejército enemigo. Tianna miraba a su alrededor y se sintió bastante segura. Tenía al mejor ejército del mundo, y había reunido a varios miles de soldados en una densa formación que podría detener el avance de cualquier enemigo, no importaba las nuevas unidades o estrategias que fueran a usar aquellas supuestas legiones que según ella se acercaban a sus fronteras. Además contaba con el apoyo de varios regimientos de caballería, que lucharían hombro con hombro para salvaguardar entre todos el bien común de las tierras Demacianas. Estaban preparados, eran muchos, más de cien mil, y compartían el mismo objetivo de defender aquel territorio costara lo que costara.
Tianna avanzó al frente; seguía intrigada por el horizonte despejado. No se veía nada más que pradera verde y pasto, sólo se escuchaba el viento. De pronto comprendió lo que le inquietaba. No se oía a ningún pájaro, nada. Ordeno a los voladores de Dragarracos que surcaran los cielos e informaran del acercamiento de algún ejército. Y el sol a sus espaldas comenzaba a ascender, esa podía ser una ventaja para ellos. Sin embargo, aquel silencio resultaba muy misterioso.

Fue entonces cuando una de las voladoras de Dragarracos descendió y empezó a dar sus informes:

--- Mi mariscal, es el ejército enemigo, se acercan, pero…--- Aquí la mujer se detuvo un tanto dubitativa.

A Tianna no le gusto ese silencio.

--- ¿Pero? ¿Qué ocurre? ¿Habla?

--- Es el ejército, no guarda semejanza con los noxianos. Al parecer se trata de otro ejército, y vienen con unas extrañas criaturas, no sabría cómo describirlas. Yo…

Tianna Levanto la mano interrumpiendo a su exploradora.

--- Bien. Eso es todo. Ya averiguaremos de qué se trata todo esto.

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Retaguardia del ejército enemigo,

El Rey Demoniaco Ancalaghon, es decir, el terror de los dioses y señor de señores, estaba subido en un carro adornado con rostros extraños y símbolos viejos y antiguos. El carro de guerra tenia ruedas que resplandecían al estar reforzadas con remaches de bronce y unas afiladas y largas puntas de plata que al ponerse en marcha cortaban el aire con sus afiladas aspas por ambos flancos. El vehículo estaba tirado por cuatro Nauglirs negros, fuertes, recubiertos con cotas de malla para protegerlos de las flechas y lanzas enemigas. Ancalaghon hacía que su carro avanzara despacio, al paso, siguiendo la estela del grueso de su ejército infinito. Habían sido muchos milenios los que se había mantenido inactivo, esperando a que Runnaterra se hiciera débil, como lo era ahora. Débil. Patético. Aun recordaba la vieja era y a su rival: Mordekaiser. ¿Qué habría sido del poderoso señor de la muerte? El renacido de Hierro, así le gustaba autoproclamarse. La última vez que lo había visto había sido en Sidón, en la campaña contra los Bactrianos, eso, hacia miles de años, y ahora que lo recordaba Mordekaiser le había hablado de una guerra civil en su amada Noxii, aunque parecía no preocuparse demasiado por aquello; era como si ya hubiera sabido de la inminente traición. En ese momento el Rey Demoniaco acertó muy bien que Mordekaiser ya sabía sobre la traición y había dejado que sucediera, quizá para ir a aquel lugar llamado Mithna Rachnu’un, un imperio que había creado en el Reino de la Muerte. Sonrió. Eso era interesante.



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En el texto hay: fantasía ficción

Editado: 06.05.2025

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