Relato de un Crimen a Cinco Voces

Única parte

 

Salí a las 3 de tarde de mi hogar del día 27 de septiembre del año 2020. No recuerdo mucho después de esa fecha, pero la gente insiste en que debo recordar, sin embargo, tengo miedo de ver mis manos. Siento que están sucias.

 

Era un día común y corriente me dirigía al trabajo como lo hacía de lunes a viernes de 7:00 am a 4:00pm... Un trabajo como cualquiera, dentro una aburrida oficina haciendo papeles aburridos, para gente aburrida. Mi madre me había pedido que ese viernes fuera a cenar con ellos. No podía negarme más, ya era dos meses que no me acercaba a ellos. Siempre me aburre ver cómo solo se enfocaban en mi hermano. La rabia y el rencor se hacen cada vez más fuerte. No recuerdo más al llegar a esa horrible casa....

 

 Yo si recuerdo lo que hice, un gusto. Me llamo Cristian, dejemos que Eduardo duerma un rato. Por cierto, él no tiene porqué saber lo que sucedió. ¿Comprenden? Ya somos muchos aquí, el espacio es cada vez más pequeño y nos molesta. Por ese motivo hemos eliminado algunos y hemos tomado su puesto. Ya me entenderan. 

 

Una vez llegamos, Eduardo se comenzó a agobiar y su corazón iba a mil por segundo, pero su rencor aumentaba con el paso de los segundos, su deseo asesino comenzó a hacerse presente; aunque el remordimiento era más fuerte. Ya nos íbamos a devolver cuando se abrió la puerta, era el padre de Eduardo. Para evitar que hiciera alguna cosa penosa como temblar o llorar, tome su lugar.

 

-Buenas noches, padre. - dije fingiendo cortesía.

 

- ¿Va a entrar o se quedará en la calle como un perro callejero?

 

- ¿Porque no se queda usted cómo el perro que es? ¿Cree que soy tan idiota que no se sobre su aventura con mi tía? - se quedó de piedra ante mis palabras. Me acerque a su oído y susurre- ¿Ahora quien tiembla como perro callejero?

 

Entre a la casa con un aire triunfante, espero que con esto Eduardo deje de ser el trapo sucio con el que se limpia su padre. Ahora veamos con que sale el resto de su estúpida familia.

 

Al llegar a la sala, se veía un sofá grande dando la espalda color beige, dos sillones a los lados y de frente un gran televisor con una mesita en el centro de todo. El comedor estaba situado entre la cocina y la sala.

 

-Buenas noches - dije en general. No me iba acercar a los causantes de mi nacimiento.

 

Verán, cuando Eduardo tenía 6 años, era golpeado por cada una de las 3 personas presentes. Lo golpeaban por cualquier cosa, incluso respirar. Una vez lo dejaron en la terraza toda una noche con solo una manta delgada de perro. Cuando llegue a la "luz" me estaban dando patadas por todos lados.  Así que me levanté y les di la paliza de sus vidas a los amigos de su hermano e incluso al protagonista de la paliza. Aunque no duró mucho ya que no estaba acostumbrado a tomar el control; todo fue muy rápido.

 

Fui el primero, se puede decir que nací de la impotencia y el miedo. Cabe aclarar que tengo 40 años y estaba atrapado en el cuerpo de un niño de 6. Sin embargo, me jure que debía protegerlo a toda costa; aunque debo parar esa sed de asesinar que tiene o saldrá el "oscuro".  Ya hablaremos de él más adelante.

 

Después de ello, salía cada vez que Eduardo no era capaz de soportar el dolor de ser despreciado por su familia. Lo que no sabíamos era que ese estaba formando otra personalidad. Lucia. 

 

Ella era muy positiva, siempre le encontraba el lado bueno a todo. Especialmente cuando Eduardo caía en depresión. Gracias a ella pudimos mantener su mente y personalidad un poco más estable.  Ya que si él muere nosotros también y era demasiado joven como para que se suicidara. Solo tenía en ese momento 12 años; creemos que Lucía surgió por el constante maltrato verbal, tanto de su familia como de sus compañeros de escuela.

 

Lucia y yo nos alternamos en protegerlo, puesto que muchas veces Eduardo nuestro "principal" (así le llamamos) no tenía el suficiente coraje para defenderse, por lo tanto, yo salía como su personalidad combativa ante las adversidades. Lucia salía cada vez que se deprimía y no quería hacer nada. Intentábamos que volviera a su vida cotidiana por más dura que fuera, esperábamos que solo fuera una etapa dentro de su vida.

 

Finalmente, cuando se graduó, entre tantos problemas familiares logro entrar en la universidad. Una vez allí conoció a un joven llamado Jorge, se hicieron muy amigos y creímos que era una influencia positiva. Gran error.

 

-Hola querido soy Cristopher, no seas tímido hermoso. Me encantaría que unas manos fuertes como las tuyas me abrazaran.

 

-Estoy aclarando la vida de Eduardo. Cristopher no me interrumpas. Es molesto que salgas cuando nadie te ha llamado. Además, yo estoy al mando.

 

-Cristian eres muy malo conmigo.

 

Ignoramos eso caballeros, como les venía diciendo conoció a este chico Jorge, lo invito varias veces a su casa y en una de ellas. Nos encerró en su cuarto, nos comenzó a tocar... a violarnos. Lo digo así porque compartimos un solo cuerpo con Eduardo. En ese momento tuvo sentimientos confusos, ¿le gustó o no le gustó? Ese era el gran dilema por el que estaba pasando, sin embargo, era tanto el estrés y la alteración emocional que estaba sintiendo que no pudo suprimir ese evento traumático. Lo que nos llevó a conocer a Cristopher.

 

Cómo se dieron cuenta, es la personalidad gay de Eduardo. Su propósito es hacer que él no tenga sentimientos de culpa por su orientación sexual. Cosa que se complica porque cuando nadie lo vigila sale y nos hace pasar por cosas incómodas con las personas que lo rodean. Aunque es bueno que exista, ya que nadie sabe cómo tratar con ello.

 

Finalmente, cuando creímos que entre los cuatro se podría contener cualquier cosa que perturbara a la personalidad principal. Lo que no sabíamos, era que en el fondo estaba existiendo aún débil, una quinta, pero ya les contaré más a fondo.



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En el texto hay: miedo psicológico, incertidumbre, relatos corto

Editado: 07.03.2022

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