Condenado
Siento como si tuviera una navaja acercándose a mi garganta, siento un escalofrió que recorre mi cuerpo.
El aire se torna cada vez más tenso, hay un silencio funesto, oscuridad de penumbra y aroma a cadáver.
Es la muerte, no lo dudo, se acerca sigilosa y sonriente; casi puedo ver su figura espectral.
Yo nunca le temí a esa dama seductora y misteriosa, pero en este momento, tengo miedo, no de ella en sí, si no de su espera. Me provoca un miedo indescriptible no poder ver su rostro.
Al tenerla tan cerca el aire es irrespirable "toxico", es como si me estuviera ahogando en el en el más profundo de los abismos.
Necesito un arma, un cuchillo, navaja, lo que sea. Quiero ser yo el dueño de mi destino.
Mi alma esta condenada al sufrimiento. Aborrezco a este futuro maldito e incierto al que me acerco.