Son dos voces que se contraponen, una ama la otra odia.
Amo.
Amo los días calurosos, son perfectos para refrescarse en la piscina, disfrutar del sol, salir a al parque, dar largas caminatas en la playa, recostarse a las orillas del rio. Amo tomar duchas heladas por horas, relajarme en mi hogar.
Odio.
Odio el calor, debo trabajar horas bajo el sol ardiente, mi cuerpo arde, la sed es insaciable, el sol me quema, mi espalda pesa, mis pies sufren, yo sufro. Odio llegar a casa y no poder tomar una ducha, por haberme quedado sin agua, debo racionar cada gota.
Amo.
Amo el bello invierno, son perfectos para recostarse en cama, dormir as de la cuenta, tomar una taza de café bien caliente y descansar. Lo mejor es cuando cae la nieve, puedo disfrutar de ella, jugar como en mis días de infante, ir a las montañas practicar snowboard, tal vez simplemente disfrutar de la vista.
Odio.
Odio el invierno, salgo de mi hogar a oscuras, y al regresan en el velo de la noche siento el calor de los demás hogares, me gustaría que el mío fuera así, cálido, confortable, cómodo. Mis manos arden, el frio las quema, los sabañones, los sabañones son lo peor, duelen, duelen demasiado. Mi cuerpo pesa. Lo peor es cuando nueva, todo el dolor se multiplica, mi humilde casa se convierte en una tumba helada, en mi habitación, puedo ver el vapor que produzco cuando hablo. Odio el frio.
Amo.
Amo la lluvia, a veces salgo a disfrutar de ella, otras implemente la observo desde mi ventana, amo ese olor que deje, es tan relajante, aunque me asusta un poco el sonido de los truenos.
Odio.
Odio la lluvia, mi casa se inunda, los techos no resisten, la humedad que provoca daña las pocas pertenencias que tengo. Ruego que pare, el agua me llegara hasta el cuello, no puedo dormir, debo sacar el agua de las habitaciones, vaciar los baldes que contienen las goteras, odio los truenos, los rayos; las paredes crujen ante el ruido que provocan.