Relatos

La ciudad de la tormenta eterna.

Todo estaba normal.

Ese día festejábamos que por fin nos habíamos graduado, fuimos al café para pasar el rato juntas.

Salimos para tomar aire fresco y volteamos al cielo, vimos nubes formándose, así que recorrimos un parque, nos sentamos y hablamos de nuestro futuro, de lo que queríamos ser. Tu estabas energética y yo estaba seria porque todavía no sabía qué carrera elegir. Tu me contabas de que serias la mejor directora de cine de todo el mundo y estaba demasiado feliz por ti, aunque no se haya notado.

Vimos que estaba empezando a llover, nos levantamos para ir caminando a nuestra casa por que nos dejaron festejar a nosotras por separado, pero cuando llegáramos a casa, festejaríamos con nuestra familia.

Pasamos una estatua que estaba encima del césped y después la entrada del parque cuando empezó de repente la tormenta. Recordé que el pronostico de hoy habría lluvia, pero no tan pronto.

Entonces sentí un tirón de mi sudadera, me giré a mi amiga.

—Mi celular no está—me dijiste tocándote los bolsillos preocupada.

Volteé a ver el cielo y ya estaba lloviendo más, mucho más.

—Revisa donde nos sentamos te espero afuera.

—Está bien— me dijo ella.

Camine hacia un poste, peo estaba ocupado por personas que esperaban el camión. Escuché tu voz, pero no me gire.

Así que camine más rápido para no mojarme.

—¡Leire! ¡Espérame! —Me gritó. Cuando volteé ya estaba al otro lado de la calle.

—¡Corre Maia! ¡Tenemos que llegar a casa!

Venía corriendo ya con el celular en la mano guardándolo en uno de sus bolsillos y un poco más empapada que yo.

Estaba atravesando la calle cuando el claxon de un camión se escuchó.

—¡Maia! ¡El camión!

El camión no alcanzó a pararse.

Y ella no me escuchó.

Cuando ella se giró para ver que le estaba diciendo. El camión la golpeó.

Me quedé estática, con la lluvia cayendo por mi cuerpo y viendo personas arrimarse junto al cuerpo de Maia.

Corrí y atravesé unos cuantos autos que se pararon por el accidente. Quité a personas enfrente de mí.

Entonces de la vi.

Estaba recostada hacia abajo con un charco de sangre. No lo pensé y la tomé del cuerpo. Estaba gritando, mi garganta dolía y cucando la lluvia se estaba intensificando.

Me quedé junto a ella abrazándola, hasta que llegaron unas personas.

Estaban de blanco y rojo, supe que eran emergencias, me quitaron a mi amiga de mis brazos. Solo veía paraguas, personas y la lluvia caer.

Cuando dijeron que habías muerto, se sintió mal, como si me estuviera muriendo yo.

Te llevaron en una camilla, con una sabana blanca, casi transparente por la lluvia encima de tu cuerpo con manchas de sangre.

Quería correr hacia ti, pero no podía.

El día de tu funeral, no asistí, llovía de nuevo, como si el cielo y la ciudad recordarán la tragedia otra vez.

Parecía que iba a llover para siempre.

Pasaron los años, tristes y solitarios sin ti.

Mi carrera ya la había concluido.

Estudie lengua y Literatura. Tu me decías que tenía una imaginación enorme cuando publicaba mis obras en internet y yo te decía que todos mis libros se van hacer películas gracias a ti.

Y aquí estoy con una mano en el corazón y la otra sosteniendo otro de mis libros.

Este se llama; “La ciudad de la tormenta eterna”.

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Segundo relato

(Este un poco diferente ¿eh?)

Yaresdi R 🍂

 



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En el texto hay: horror, relatocortos, relatosdeterror

Editado: 18.11.2021

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