Relatos

Una decisión equivocada

Volvió la melancolía. La absurda melancolía que rodea mi tonto pensar, llevo días sin poder conciliar el sueño, pues las mil y un preocupaciones han hecho de mí una mujer sin alma y sin vida.

Ha pasado un año desde que perdí a dos personas importantes de mi vida; la persona que más ame y un confidente. Fue un simple error, un error que cualquier persona puede llegar a cometer en un momento de desespero y desahogo. Lo sé son excusas sin razón alguna… me quedo sin palabras. Pero mi desahogo eres tú, dulce y lejana luna.

Hace un año.

Mi vida, mi relación, mi amor, mi mundo se hallaba en una sola persona. Christopher, llevaba una relación de casi dos años y entre sueños juveniles nos prometíamos una vida plena y llena de alegría.

Mis amigos cambiarían con el pasar del tiempo pero sus carismas sus valores seguían intactos por otra parte estaba mi amigo Ethan no cambiaría mucho desde que emprendió una nueva carrera universitaria. Apenas lo veía. Pues mi novio no le agradaba que hablase con él. Siempre decía cosas como “no es buena influencia para ti” o “te mira con otros ojos”; Lo admito, conocía todo eso de él; pero lo apreciaba y no rompería una mistada por un mal entendido.

Un domingo de agosto nos reuniríamos todos los que asistimos a un curso de idiomas, y como una tradición decidimos salir en la noche a beber y bailar, es momento de gracia en nuestras vidas dijo Kim quien no le había visto desde hace ocho meses, es curioso pero todos nos distanciamos por distintas razones, y es por esa razón que ese domingo próximo deberíamos divertirnos como aquellos viejos tiempos.

  • ¿Crees que este vestido me quedaría bien para el domingo en la noche? – pregunte a Christopher quien me miraba con ojos de un gato enamoradizo y el respondiendo con dulce voz dijo.
  • Mi amor eres esplendorosa y siento celos de quien te quede mirando como un bobo el cómo haces lucir este hermoso vestido, Rosé eres la mujer más hermosa que mis ojos han conocido.

Sonrojándome deje caer el vestido y desnuda ante mi amado me abalance a sus brazos fundiéndome en un beso largo y apasionado donde cada caricia se volvía más y más placentero. Me había vuelto loca en el amor y el sexo, pues él más que nadie sabía complacerme.

 

Llego el domingo no esperaba que fuese un día alegre pero en su aire se notaba nostalgia y desanimo en las aves que surcaban el cielo. La lluvia no apaciguaba y el frio me abrazaba como triste amante que busca refugio en brazos de otra. Me acerque a la computadora cubriéndome el cuerpo con una cobija que halle en la cama de mi hermana, abrí el navegador y entre en mi perfil de Facebook. Escribí un par de mensajes para confirmar nuestra salida y todos respondiendo con un SI y de esta manera levantándome el ánimo en un día triste.

Christopher pasó por mi casa a las seis treinta e iríamos por los demás chicos que nos esperaba. Al llegar a casa de Ethan me sorprendí, se encontraba con una simpática chica y con una sonrisa nos la presento.

  • Chicos hola, les presento a Clara, mi amiga – su voz sonó picara y con cierto en canto sonrió – espero que la pasemos súper bien esta noche.
  • Yo espero que sí, el primero que se embriaga eres tu Ethan – comente de forma burlona.

Rosé me hagas decir quien fue que se emborracho la última vez – y riéndose entro en el auto.

Llegamos a la zona juvenil de la ciudad, mirase donde mirase todos festejaban algo personal o solo pasaban la noche entre amigos.

Christopher nos llevó a un bar con muy buen ambiente y al pasar dos horas allí optamos todos por ir a un lugar donde podamos bailar.

No me había percatado que Ethan y la chica habían desaparecido, mi novio menciono que le acompaño a tomar un taxi, pues por motivos que no supo decirme, la chica tenía que regresar a casa.

Mientras bailábamos un chico desde la barra me sonrió y yo me sonroje a escondidas de la mirada de Christopher, cabe mencionar que el chico era muy apuesto. Desde ese momento los problemas llegarían… yo por alguna razón quería regresar a casa, desde que ese chico me sonrió no podía dejar de pensar en él, y mi novio comenzó a darse cuenta de que algo pasaba en mí, pero hacia lo posible para que lo ignorara.

Kim y su acompañante tomaron asiento en una pequeña sala contigua de donde se hallaba la pista de baile yo en mi caso me quede con Christopher abrazadas un momento pero todo ese lindo momento fue interrumpido.

  • Perdona amigo, me permites una pieza con tu amada chica, solo te la pido prestada cinco minutos – pregunto con una voz calmada, sin embargos los ojos de Christopher llameaban y su semblante de calmado cambio a serio y respondiendo de manera unísona dijo: “solo cinco minutos”




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